Imagina parte 18
—Mi papá sufrió un ataque de ansiedad en el trabajo y para no empeorar su salud decidimos volver aquí. El trabajo no es tan abrumador—. Explica Dasom.
—Ya veo. ¿Todavía te gusta tejer?— Pregunta tu abuela.
—Creo que perdí la práctica.
—Pues yo me siento con ganas de tomar mis agujas, ¿me acompañas?
—¿Tienes agujas de sobra?
—Yo siempre, hija. Iré por ellas.
Tu abuelita se levanta del sillón. Dasom trata de disimular que recorre con la vista el interior del departamento, debe estar buscando a Yuri.
—Oye...Dasom...—Te acercas a ella.
—¡No puedo creer que aún lo tengas!— La chica mira tu collar.
—¡Ah! Nunca me lo quito—. Tomas el dije entre tus dedos.
—¿Enserio?
—Sí.
—Yo también conservo algo—. La muchacha saca de su bolsillo una pequeña foto.—Oh, se dobló un poco.
Es la misma foto que tienes en tu cuarto, esa de pequeñ@s. Te alegras mucho.
—¡Es la misma que yo tengo!
—¡Wah! Quise traerla para recordar, pero parece que no te olvidaste de mí.
—En un ningún momento—. Confiesas y amb@s se ven con dulces sonrisas.
—¿A qué horas llega tu mamá? También tengo ganas de verla a ella.
Tu semblante cambia por uno totalmente diferente.
—Hace 7 meses...ella...
La joven nota tu cambio de actitud y también borra la mueca de felicidad de Su cara.
—¿Ella...?
—Ella...murió...
—¿Qué? TN, con eso no se juega.
—No estoy jugando...
—¿De...de verdad...?
—Sí...
—Pe-pero...ella...
—¡Ya las encontré!— Anuncia tu tutora cuando vuelve a la sala.
—¡Abuelita...yo...!— Tu amiga trata de decir algo. —Lo siento mucho...no sé qué decir...
—No te preocupes—. La tranquilizas.
—¿Qué ocurre?— Comenta tu abuela.
—Dasom no sabía lo de mi mamá.
—Oh...
—Perdón, pero...será mejor que me vaya—. Dice la chica.
—No hace falta—. Contradices.
—No, de verdad. Preferiría hacerlo.
—Está bien...
La muchacha va hasta tu abuelita y le da un fuerte abrazo.
—Lo siento mucho...
Después va contigo.
—Ya vuelvo, abuela.
—Que descanses, Dasom.
Acompañas a la joven a la entrada.
—No esperaba esta noticia—. Dice ella.
—Nadie—. Concuerdas.
—No soy buena con estas cosas, pero si necesitas algo sólo dimelo. Te pasaré mi número.
—Oh, sí—. Sacas tu celular y tu amiga de la infancia te dicta el suyo.
—Voy a llamar a mi mamá para que pase por mí—.Dasom lo hace. —Por cierto, TN, ¿has vivido en ese departamento siempre?
—Sí.
—No son edificios viejos, ¿verdad?
—No, mi mamá y yo fuimos de los primeros inquilinos.
—Ya veo...¿no has sentido nada raro últimamente?
Debe referirse a Yuri.
—¿Raro? ¿Cómo qué?— Te haces el/la desentendid@.
—Nada. No le tomes importancia.
En eso un auto se detiene.
—¡Hola, TN!— La mamá de la chica te saluda animada.
—¡Hola, señora!— Contestas.
—Nos vemos mañana, TN, saliendo de la escuela volveré para charlar—. Dice la muchacha.
—¿Ya estás inscrita en una escuela?
—Sí, en la preparatoria Busan.
—¡Esa es mi escuela!
—¿¡Me lo juras!?
—¡Sí!
—¡Yeih! Entonces definitivamente nos veremos mañana.
La joven se despide con una amplia sonrisa e ingresa a su auto.
Entras a tu cuarto, luego de que tu tutora te hiciese la cena.
—¿Yuri?— La llamas, pero no recibes respuesta. Bueno, después la invocarás con el espejo. Prendes la luz y casi te da un infarto cuando la ves parada justo en medio de la habitación. —¡No hagas eso! ¡Me asustas!
—Soy un fantasma, está en mi naturaleza asustar—. Tuerces la boca y caminas en dirección a tu cama.—¿Es la de la foto?
—¿Perdón?
—¿La chica de hace rato es la de la foto?
—Ah, sí, es Dasom—. Te acuestas sobre tu colchón.
—Es bonita...
—Sí, mucho—. Concuerdas al insertar su imagen de nuevo en tu mente.
—No me agrada.
—¿Eh?
—¿Nunca has oído del odio a primera vista?
—Sí, pero nunca lo he experimentado.
— Pues yo sentí eso.
—Es cuestión de que la conozcas, Dasom es maravillosa.
—Ella puede verme.
—Yo también lo noté—. Fijas la vista en el techo.
—¿Qué te dijo sobre mí?
—Nada, fingí que no me percataba.
—¿Por qué?
—No sabía si era conveniente hablar de ti.
—Supongo que da lo mismo, igual sabe de mí.
—Es verdad...Mañana le preguntaré al respecto.
—¿Mañana vendrá otra vez?— Pregunta con desdén.
—Eso creo, pero aparte la veré mañana en la escuela.
—¿Incluso irá a tu escuela?
—Ajá...ya verás que cuando la trates te caerá muy...— Te giras a ver al fantasma.—bien...— Pero volvió a desaparecer.