✓Editado✓
Narra _____
Caminó hasta el sillón de terciopelo donde había estado hace unos minutos, y me sentó ahí. Luego fue hasta el baño y volvió con un trozo de algodón en su mano izquierda, mientras que en la otra traía una botella de alcohol etílico. Dejo todo sobre la mesa ratona que había frente al sillón, tomo un pequeño pedazo de algodón y me lo dio. Luego se sentó junto a mi. Yo no podía para de mirarlo.
- Toma , limpia eso, - señaló un poco de sangre que tenía en la nariz - o Isabelle te matará por manchar su vestido.
- Lo sé… - limpié un poco de sangre que tenía bajo mi nariz - Jace… - lo miré a los ojos - Gracias, por lo que hiciste allá arriba, de verdad, gracias.
- No fue nada - frunció el ceño - ¿Puedes explicarme qué pasó? ¿Por qué ese idiota te hizo eso? - tocó mi cuello, allí donde Adam me había asfixiado, y donde había alguna que otra marca roja por la presión de sus manos.
- No lo sé. - dije - Cuando deje de bailar con Izzy, vine a buscar algo de agua y luego me senté aquí. Cerré los ojos por un momento y cuando los abrí, Adam estaba sentado junto a mí. Luego de eso... M-me besó. - noté como Jace se puso tenso, pero no sabía porqué, o al menos no pensé que fuese lo que yo suponía - Yo le dije que no sentía lo mismo e intente irme, pero él me tomó por las muñecas e impidió que yo saliera de aquí. Logré dejarlo sin aire con un golpe en el abdomen y salí corriendo, pero el me alcanzó, y... Bueno, ya sabes el resto.
- Yo se los dije .- dijo Jace seriamente - No me gustó desde el primer día que lo ví... - se notaba que hacia todo lo posible por no darle un puñetazo a nadie ni a nada - Y mira nada más lo que hizo, - miró mis muñecas - te golpeó. - tomó otro poco de algodón, lo bañó en alcohol, y se lo puso en la parte del labio donde estaba lastimado. Se quejó un poco.
- Deja, - dije tomando el algodón - yo lo hago. - comencé a darle pequeños toques, y escuchaba sus quejidos, que para mí eran un poco dramáticos - Combates con demonios, arriesgas tu vida, haces un sin fin de cosas dolorosas que pueden llevarte a la muerte ¿Y te quejas por un poco de alcohol? - dije riendo un poco.
- Siempre uso un Iratze, además, esto en verdad duele. No se como los mundanos lo soportan - dijo un poco irritado.
- Bueno, prueba vivir más de dos meses sin tu estela, y verás como te acostumbra. - quité el algodón con cuidado - Listo, dentro de poco cicatrizará - me levanté y fuí a tirar a la basura el algodón usado, y guardé el resto de cosas en el baño. Cuando estaba a punto de volver a la sala, Jace se apareció detrás de mí - ¡Oh! Me asustaste. - me apoyé en el lavamanos - En algún momento vas a tener que decirme como haces para ser tan silencioso.
- Quiero mostrarte algo - me miró, esbozando una pequeña sonrisa en sus labios.
Tomó mi mano, y subimos a la terraza. Caminamos entre toda la gente, la música y el alcohol, y Jace me llevó a un lugar apartado. Llegamos a una especie de patio, donde había una gran puerta negra. Miró a su alrededor un poco paranóico, y luego desenterró una pequeña llave plateada de una maceta que se encontraba a un lado. Abrió la puerta y volvió a enterrar la llave. El lugar era oscuro, era más como un pasillo, pero se podía divisar una gran escalera de ladrillo que ocupaba todo el ancho de aquel espacio. Jace me ofreció su mano para subir, y yo la acepté. Mientras subíamos, comencé a preguntarme a donde me llevaba, y qué tan grande era el departamento de Magnus. Cuando subimos, llegamos a otra terraza. Pero esta era más pequeña y bonita. Tenía un montón de arbustos y toda clase de flores exóticas en los alrededores. Había un largo camino de tablas de madera, y por debajo había un estanque. En el centro, se encontraba una fuente de agua de mármol blanco con detalles negros y grises, con un pequeño ángel en la punta y luces en la piscina donde caía el agua. Jace me guió hasta esa fuente. Nos sentamos en el borde.
- Impresionante, ¿Verdad? - preguntó él con una sonrisa.
- Sí... - dije - Es todo muy bonito - observaba todo el lugar anonadada, hasta que me volví a Jace, y pude notar lo juntos que estábamos.
- ¿Qué quieres hacer? - me dijo él, mientras admiraba el lugar igual que yo.
- En otro momento te hubiera dicho que me cuentes de tí, pero por lo que me has dicho, entiendo que a ninguno de los dos nos gusta demasiado hablar de nuestras vidas... Así que solo quisiera mirar las estrellas - apoyé mi cabeza en su hombro, y todo fue silencio, excepto por los ruidos de la fiesta.
- Veo que me conoces - dijo sonriente.
- Bueno, sabes básicamente todo de mi vida, así que si no supiera algo de tí seria injusto - levante mi rostro, y note que estábamos muy cerca uno del otro. Nuestras narices casi se rozaban y podía sentir su aliento sobre mi rostro - ¿No lo crees? - sus ojos conectaron con los míos.
Sentí que una mano rodeaba mi cintura, y me aferraba más a él. Nos pusimos de pie sin separarnos, yo entrelacé mis manos en su nuca. Y me besó. Fue un beso suave y delicado, pero se tornó cada vez más apasionado. Del que esperaba que ninguno de los dos se arrepintiera. Un beso que se prolongó hasta que ambos quedamos sin aire. Nos separamos, pero no demasiado. Todavía podía sentir el latido de su corazón, y él el mío, si es que no se me salía del pecho. Los dos reímos un poco.
- ¿Quieres ir a bailar? - me preguntó con una sonrisa.
- Si. - vacilé - Jace...
- ¿Qué? - pregunto él, aún sonriendo.
- Si algo... Si algo llegara a pasarme, por El Cristal... Sólo promete que no dejarás que lo encuentren... Y que no dejarás que nadie se adueñe de él - en ese momento recordé mi sueño, y tenía que asegurarme de que él lo protegería.
- Oye, - corrió un mechón de mi cabello - no te pasará nada, te protegeré. Pero te lo prometo. - dijo al ver mi expresión - Ahora, deja de pensar en eso y diviértete... - me besó - Es tu cumpleaños - dijo sonriente.
- Bien ,vamos - bajamos las escaleras, tomados de la mano.
El resto de la noche transcurrió entre baile, bebidas (de las cuales no me atreví a probar), y unos cuantos besos más entre Jace y yo. Cuando la gente empezó a irse, comenzamos a buscar a Izzy, pero no la encotramos.
- Alec - dijo Jace - ¿Has visto a Izzy? - preguntó.
- Si, se fue con Meliorn, a dar un paseo, - río un poco - y dijo que luego volvería al Instituto.
- Bien, nosotros nos vamos. - dije mirando a Jace - Magnus, gracias por la fiesta, estuvo espectacular .
- De nada, floresita. - Jace y yo comenzamos a caminar, pero Magnus dijo - Diviértanse... - él y Alec rieron un poco, y Jace y yo nos marchamos. Mis mejillas parecían tomates gracias a Magnus.
Cuando llegamos a la puerta, me detuve.
- Jace, - lo tomé del brazo - espera. Deja que me quite esta tortura china de los pies - dije a punto de quitarme los zapatos.
- No va a ser necesario - se acercó a mí y me tomo entre sus brazos, como lo había hecho hace un par de horas. Yo lancé un grito de sorpresa, y luego los dos reímos.
- No me vas a cargar todo el camino Jace, es muy largo - dije cuando llegamos a la calle.
- Bueno... - miró a su alrededor, y fijo su vista en unas motos de vampiro. Luego volteo a verme con una sonrisa maliciosa, y supe lo que estaba pensando.
- Ni lo pienses, no vamos a robar una moto de vampiro - le dije evitando reírme.
- ¿Entonces cómo quieres llegar al Instituto? - me dijo, sabiendo que no había otra forma. Yo miré a nuestro alrededor, y luego me volví a sus ojos color oro.
- Bien, hagámoslo antes de que me arrepienta - me dejó en el suelo, y Jace comenzó a seleccionar entre todas, pero se detuvo en una en especial. Se dirigió a ella, y comenzó a hacer algo con los cables. En unos pocos minutos, se subió.
- Listo. - hizo un gesto con la cabeza - Ya puedes subir - Un poco temerosa, lo hice. Me aferré a él con mis brazos.
- Sujétate fuerte - me dijo él.
- ¿Por qué? Solo es un paseo en moto - pregunté.
- Ya lo verás, solo sujétate - me dijo. Yo lo hice, y comenzamos a andar. Íbamos por el camino más largo hacia el Instituto - ¿Te sujetaste bien? - me preguntó.
- Sí - le dije, y en unos segundos estabamos en el aire.
Y comprendí todo. Había elegido esa especialmente por que volaba. Laynce un chillido y me aferre mucho más a él. Andamos unos minutos por toda la ciudad. Era todo muy bonito. Al pasar el tiempo me dí cuenta de que estaba por amanecer.
- Jace. - le grité, el ruido era demasiado, y sino no podría escucharme - Está por amanecer, y no estamos muy cerca del Instituto - lo oí maldecir por lo bajo.
- Bien, nuestro paseo tendrá que terminar - dijo un poco decepcionado, y aceleró a toda velocidad.