✓Editado✓
Narra _____
- Mira... - comenzó a decir firmemente - Te dije que era Jace Wayland, pero no es así. Crecí pensando que mi padre era Michael Wayland, y que cuando tenía diez años Valentine lo asesinó mientras yo observaba. Hace unos años descubrí que era un Herondale y realmente fui criado por Valentinez pero el punto es... Que cuando creía que mi padre era Michael, sentí lo mismo que tú sientes ahora, tuve miles de pesadillas como la tuya, y si algo aprendí... Es que no sirve de nada culparse. Lo que pasó, pasó, y no podemos hacer nada para cambiarlo. - se puso de pie - Vamos, ya es tarde.
Caminamos hacia mi habitación, y me sorprendí al ver que la suya estaba junto a la mía, pero no dije nada.
- Si necesitas algo o vuelves a tener una pesadilla como ésta... Sólo ve y habla con mis hermanos - expresó de manera dura. ¿Por qué se comportaba así? No dijo nada más y entró en su habitación.
Yo hice lo mismo, y me recosté a dormir. Al siguiente día me desperté temprano. Eran casi las siete de la mañana.
Fuí a la cocina por un poco de agua, y cuando terminé me dispuse a ir a hablar con Maryse. Quería saber cuando y con quien comenzaría mis entrenamientos.
[...]
Luego de hablar con Maryse no estaba muy contenta. Dijo que no sabría nada de mis entrenamientos hasta dentro de un mes, lo cual hacia que mis nervios aumentarán a cada minuto. Estaba soportando éste lugar por el único hecho de que mis padres querían que tuviera un entrenamiento, y no sé qué haría si debía esperar un mes para recibirlo.
Sabía que Maryse no era la culpable, pero no podía evitar que una parte de mí se enfadara un poco con ella. Decidí volver a mi habitación para tomar una ducha y relajarme un poco, pero en el transcurso choqué con Jace.
- Fíjate - le dije todavía un poco enfadada, y con la mente en ir a mi habitación.
- Si tienes un mal día no te descargues conmigo - bramó él tomándome del brazo.
- ¿Qué te hace pensar que tengo un mal día? Yo estoy bien - le dije, safándome de su agarre.
- Pues avísale a tu rostro - rió divertido. Era la primera vez que lo veía sonreír.
- Pues no te incumbe - dije.
- ¿Y qué va tan mal en la vida de la niña? - dijo frunciendo el ceño.
- A tu entrepierna va a irle mal si no dejas de molestar - dije.
- Y yo que todavía pregunto. Eres una maleducada - dijo.
- ¿El niño quiere saber que me pasa? Bien, me pasa que he estado soportando éste lugar por el simple hecho de recibir entrenamiento y eso no sucederá en al menos un mes. Ahora puedes continuar con tu vida sin meterte en la mía, a menos que claro, quieras entrenarme tú - Lorena Teté con la mirada.
- No niñita, ni lo sueñes - dijo arrogante.
- No lo sueño, después de todo no te lo he pedido - le dije, pero Jace ya no me prestaba atención, parecía estar mirando sobre mí, estupefacto y un poco pálido. Escuché unos pasos detrás, y me volteé a ver. Una chica pelirroja y un alto y castaño muchacho caminaban a través del pasillo hacia nosotros.
- Clary - susurró Jace, casi para sí mismo.