*Alice POV*
¿En que me metí? ¿Que lío extraordinario estoy por vivir? ¿Porque, en nombre de todos los fundadores de Hogwarts, se me ocurrió aceptar la invitación? Culpo a mi abuela y a las malditas lecciones de etiqueta.
-Ama Alice, Jules debe informarle que están esperando. Jules consiguió lo que le pidió, ama.
-¿Sería muy malo si no me presento? ¿Si finjo estar enferma?
-Jules no lo aprueba, ama. Jules cree que debe mostrar modales y decoro. Jules sabe que puede hacerlo, señorita.
Me miré al espejo por última vez. Me había recogido un poco el pelo, llevaba el collar con mi escudo de armas, un par de anillos y una pulsera con forma de serpiente. Pasé mis manos por el vestido largo color azul que me había puesto, esperando que fuera apropiado para la ocasión.
-Cambiaría todos los libros que tengo por usar zapatillas esta noche- le dije a Jules con una sonrisa, mientras intentaba no pensar en los tacos negros que intentaban asesinar a mis pies. Bajé las escaleras hasta llegar al vestíbulo, con un paquete siguiéndome por los aires. Doblé la última esquina y ahí estaban, Draco con un hermoso traje negro y Narcissa con un vestido verde largo. Ambos estaban demasiado arreglados.
-¡Alice! Estas preciosa, querida. ¿No lo crees, Draco?
Malfoy sonrió y asintió.
-Hermosa.
Tal vez no había sido tan mala idea aceptar la invitación. Tomé el brazo que me ofrecía Draco y desaparecimos.
Abrí los ojos, confundida, unos segundos mas tarde. Miré a mi alrededor para ubicarme y sentí como el alma se me caía a los pies: era la Mansión Malfoy.
-¿Madre? ¿Qué hacemos aquí?- la voz de Draco detonaba sorpresa.
-Tu padre me envió una carta diciendo que tenemos invitados. Insistió en que vinieras a la cena de Navidad. Quiere conocer a Alice también y pensé que le gustaría cenar en familia. Ahora, vamos, nos esperan.
Narcissa caminó decidida hacia la puerta de entrada y Draco la siguió. Respiré profundo y me dirigí a la gran puerta. Un elfo con una funda de almohada negra y vieja me recibió.
-¿Puede Rixhan tomar su abrigo, señorita?
-Claro, gracias.
Le entregué al elfo la capa negra que Jules me había dado antes de salir y el paquete que me seguía. En la antesala nos esperaba un hombre alto, de largo cabello rubio y con un bastón. Besó a Narcissa, saludo a Draco y me miró.
-Lucius, ella es la señorita Moon, la estudiante que pasó un mes con Draco en Slytherin. Alice, él es mi esposo, el señor Malfoy.
Lucius dio un paso al frente y me tendió la mano.
-Un placer, señorita Moon.
-El placer es mio, señor Malfoy.- dije, tomando su mano y haciendo una pequeña reverencia.- Tiene unos jardines preciosos. No conocía la existencia del tipo de pavo real que habita en ellos.
-Criados especialmente para nuestra familia- dijo el señor Malfoy, con orgullo. Le ofreció un brazo a su esposa y caminó hacia la sala. Draco y yo lo seguimos.
-¿Algo que deba saber de los invitados?- le susurré.
-Miembros del Ministerio.- murmuró, justo antes de entrar a la sala. Estaba repleta de personas bien vestidas y llenas de joyas. Narcissa me presentó ante todos como su "invitada de honor". Charlé un poco con algunos invitados, siempre con Draco a mi lado. Los elfos anunciaron la cena poco después y nos dirigimos al comedor. Lucius se sentó en la punta de la mesa, con su esposa a su lado. Draco tomó su lugar al lado de Narcissa y yo quedé en el medio de la mesa, en diagonal al rubio. La comida fue servida y la conversación empezó.
-Señorita Moon.- me llamó la atención un hombre gordo sentado dos sillas a la derecha frente a mi. La conversación cesó en la mesa y todos nos miraron. Genial. -¿Puede decirme de donde procede su relación con los señores Malfoy? ¿Es también usted de Slytherin?
-No señor, soy de Ravenclaw. Fui alumna de intercambio por un mes en la casa de Draco, señor.
-¿Ravenclaw? Veamos.- el hombre se quedó pensando un momento y sonrió.- Supongamos que los hijos de muggles luchan por una ley que los reconozca dentro de la comunidad mágica con un rol más activo, pero si el Ministro la aprueba habrán revueltas en todo el mundo. Pronto todos pedirán sus propias leyes, los duendes querrán pelear por usar varitas una vez más, los elfos por salario. ¿Qué debería hacer el Ministerio?
Todos en la mesa, incluido Draco, rieron. Los miré uno por uno y volví mi vista al responsable de la cuestión, sin inmutarme.
-Escucharlos.
Las risas cesaron.
-¿Cómo dices?
-Si el Ministerio escucha las razones podrán votar. Los que piden la ley creerán que es una elección justa, sin esperar que nadie está de acuerdo con ellos. Se les dirá que el voto fue en minoría para la ley y que no puede ser aplicada. Al escuchar el resultado negativo pasarán dos cosas: muchos dejarán de luchar pensando que es una causa perdida y muchos no empezarán a luchar por ella por la misma razón. Conflicto resulto, crisis evitada.
-Eso es... brillante.- dijo Lucius, sorprendido. Agradecí y seguí comiendo. El resto de la cena pasó sin interrupciones. Al terminar, Narcissa le susurró algo a Draco antes de que todos se levantaran y, una vez que ya no hubo nadie en la mesa, se dirigió a mí.
-Espero que hayas disfrutado la cena, Alice.
-Lo hice, señora Malfoy.
-Bien, debes estar cansada. Draco, lleva a Alice a la habitación de huéspedes del segundo piso. Los veré mañanas, descansen.
-No sabía nada de esto, hubiera intentado avisarte- me dijo el rubio mientras subíamos las escaleras.
-No te preocupes, fue mejor de lo que pensaba.
Draco sonrió y me guió por un largo pasillo. Nos detuvimos en una puerta negra. Malfoy la abrió e ingresamos a la habitación, cuidadosamente decorada con cosas de Quidditch y Slytherin.
-¿Esta es la habitación de huéspedes?
-¿Qué? No, es mi habitación. La habitación de huéspedes es la puerta de al lado. Supuse que no vas a dormir con ese vestido.- dijo Draco, abriendo uno de los cajones del enorme armario. Sacó una remera gris enorme y un boxer negro.- No tengo pantalones.
Quise reír ante la visión que me ofrecía. Draco Malfoy, completamente rojo, ofreciéndome su ropa para dormir. Por Merlín, que nunca pensé que fuera a ver esto en mi vida. ¿Dónde está la cámara cuando se la necesita?
-Gracias- dije, tomando las prendas. Me di vuelta para salir de la habitación, pero Draco me detuvo. -¿Pasa algo?
Me entregó una caja negra y alargada como respuesta. Lo miré sin entender y la abrí. Había un collar con una cadena de plata y una hermosa piedra con forma de diamante.
-¿Qué...?
-Mi madre dijo que era tradición regalar joyas en Navidad, sobre todo a otras familias de sangre pura. La elegí yo mismo. Es una piedra de luna, resiste cualquier encantamiento que se le ponga; no importa que tan fuerte sea.
-Draco... Yo... No puedo...
-Quiero que la conserves. Así cuando la uses, no se, tal vez, te acuerdes de mí.- dijo, encogiéndose de hombros.
Sonreí ante la dulzura de sus palabras. Me acerqué y le di un abrazo, seguido de un beso en la mejilla.
-Me encanta. Gracias, Draco.
Malfoy se puso rojo otra vez y farfulló que ya era tarde y que debíamos dormir. Contuve mis ganas de reír una vez más y me despedí de él. Salí de su habitación y caminé a la puerta de al lado. Al abrirla, encontré una cama grande con cortinas, un armario y una enorme ventana. Algún elfo había colgado mi capa y cerrado las cortinas. Me cambié por la ropa que me prestó Draco y me acomodé en la cama, dejando el collar en una mesa de luz junto a la cama.
-Maldición, quiero ir al baño. Pero no quiero deambular por la casa. Decisiones, decisiones.
Me dí vuelta en la cama, acomodándome para dormir. El baño podía esperar.
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Perdón por tardar tanto!!!! Tuve parciales, trabajos prácticos y se acercan los finales; es una locura. Lo hice un poco mas largo para compensar la tardanza.
Espero que les guste, gracias por leer :)
P.D: Felices 20 años al primer libro de Harry!!! Me hace sentir vieja.