Prometo encontrarme © (Comple...

By DominusNano

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Adam Houchein perdió a su padre en un incendio de su antigua casa cuando apenas era un niño y desde entonces... More

BIENVENIDO (A)
SINOPSIS
DEDICATORIA Y REPARTO
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 | La Bienvenida.
Capítulo 2 | El Trauma.
Capítulo 3 | Los Sprause.
Capítulo 4 | El dibujo.
Capítulo 5 | Madre Nonna.
Capítulo 6 | Lo improbable.
Capítulo 7 | El castigo.
Capítulo 8 | Las indirectas.
Capítulo 9 | La fiesta.
Capítulo 10 | La advertencia.
Capítulo 11 | La apariencia.
Capítulo 12 | El amor.
Capítulo 13 | El ministerio.
Capítulo 14 | Bajo la lluvia.
Capítulo 15 | Los ojos rojos.
Capítulo 16 | La cita.
Capítulo 17 | Lo siento.
Capítulo 18 | Los adjetivos.
Capítulo 19 | Los nanorobots.
Capítulo 20 | Disfraz.
Capítulo 21 | Luciérnagas.
Capítulo 22 | Cigarrillo.
Capítulo 23 | El cazador.
Capítulo 24 | Sucesos nocturnos.
Capítulo 25 | Dejar ir.
Capítulo 26 | Asimilando.
Capítulo 27 | Huérfano.
Capítulo 28 | Provocar.
Capítulo 29 | Vínculo.
Capítulo 30 | Fetiche.
Capítulo 31 | Retener.
Capítulo 32 | Dependencia.
Capítulo 33 | Tatuaje.
Capítulo 34 | Multifacético.
Capítulo 35 | Pacto.
Capítulo 36 | Entropía. (Parte I)
Capítulo 36 | Entropía. (Parte II)
Capítulo 37 | El juego.
Capítulo 38 | Dones.
Capítulo 39 | Garu.
Capítulo 40 | Irregularidad.
Capítulo 41 | Tres personas.
Capítulo 42 | Ni Rey ni Reina.
Capítulo 43 | Parte de algo.
Capítulo 44 | La penúltima máscara.
Capítulo 45 | En la mente.
Capítulo 46 | Pertenecer.
Capítulo 47 | El futuro y el pasado.
Capítulo 48 | El juego final.
Capítulo 49 | Estrellas.
Capítulo 50 | Ayuda.
Capítulo 51 | Pasos.
EPÍLOGO.
AGRADECIMIENTOS
Capítulo Extra | Ethan.
Especial de San Valentín.
🌙 OTRAS OBRAS 🌙
🌙 CURIOSIDADES 🌙

Capítulo Extra | Colton.

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By DominusNano

NOTA: No consideraría este capítulo un cannon, lo escribí en el primer libro, pero se puede ver como en el pasado (?). Idk, disfruten.

~~•~~

Colton Grace

Mantenía mis ojos cerrados mientras sentía cómo múltiples copos de nieve caían en mi rostro y partes del cuerpo de manera consecutiva pero calmada..

Estaba acostado y hundido en la nieve a las afueras de Cleymentho, ya que estábamos en época de invierno.

Específicamente me encontraba en un claro oculto de un bosque no muy lejos de ese gótico pueblo. Tenía dos horas libres de mi trabajo de guardia vampírico, y casi siempre las disfrutaba de esta forma tan relajante.

Claro que, a no muchos le dan horas libres en este trabajo de asesinos, pero por mí hacen una excepción, puesto que, según el consejo, soy «una máquina que cumple sus órdenes al pie de la letra». Y eso tiene sus privilegios.

De pronto, escucho con mi oído agudo otro sonido aparte de los copos cayendo en la nieve, unas pisadas para ser exactos. Pero no me alarmo, ya que el olor de la criatura que se acerca se me hace muy conocido al estar tanto tiempo él últimamente.

— ¿Qué quieres, Drake?— le pregunté a mi hermano, quien al parecer daba cada paso con duda.

— Lo siento, no quería interrumpir tu ritual ancestral— se apresura a decir.

— ¿Ritual ancestral?— no pude evitar que se me escapara una pequeña sonrisa ante tal ocurrencia.

— ¿Eso no es lo que haces cuando vienes para acá?— preguntó con timidez—. Aunque... también vienes cuando estás triste— eso último fue más una afirmación que una duda.

— ¿Por qué crees que me encuentro triste?

— Vi la escena en el gran castillo...— creo que piensa un momento en decir lo siguiente, puesto que hace silencio por unos segundos—. De cómo Jackson te terminó bien feo y... en público.

Quería olvidar totalmente el hecho de que hoy fue un día muy extraño y deprimente. Pero creo que no me puedo ocultar de la verdad, por más que lo intente.

Jackson, mi novio, o bueno... mi ex-novio, sin previo aviso o preparación mental, me terminó en medio de mis otros compañeros de manera muy extraña e insultante. Sólo puedo destacar algunas oraciones que se definen en «No eres bueno para mí» «No quiero volver a verte» y «Eres una bestia sin corazón». Esa última frase aún estoy tratando de asimilarla, ya que no la entiendo. Es decir, no creo ser tan malo como novio.

— De hecho, ya lo había olvidado... hasta que me lo recordaste— murmuré lo último.

— Lo lamento... de nuevo— dice, arrepentido—. Pero te lo recompensaré. Traje algo que sé que te hará olvidar a Jackson completamente.

Cuando dice esas palabras, abro los ojos y dejo de estar acostado para quedar sentado y con la vista fija en mi hermano, atento a su propuesta.

Drake cargaba puesto la misma ropa que tenía yo, la cual también es característico en todo guardia vampírico; una ropa de cuero negra y una capa roja. El viento helado hacía remover su alborotado cabello castaño.

— Te escucho— le avisé.

Él empieza a buscar entre sus bolsillos para sacar una especie de papel doblado.

— Es una misión que estaba en la cartelera del gran castillo, la habían colocado recientemente y no dudé en agarrarla— explica, pasándome el papel.

Yo lo despliego y empiezo a detallarlo.

Es una imagen de un hombre de como treinta y algo de años. Está en blanco y negro, por lo que no le distingo el color de sus ojos o cabello algo desaliñado. Sólo podría reconocerlo a través de las facciones de su rostro. Pero eso no es todo, lo que destaca en el papel es más que todo unas palabras escritas en negritas y letra cursiva, donde decía:

  «Se busca este hechicero.
PELIGRO, MAGIA AVANZADA.»

— ¿Estás demente, Drake?— pregunté una vez que había analizado la información—. Es un hechicero de magia avanzada, eso es muy peligroso. Por eso lo último está escrito en mayúsculas— inconscientemente guardé el papel en el bolsillo de mi pantalón.

— No me digas que tienes miedo, hermanito— insinuó—. Hemos acabado con criaturas más peligrosas que eso.

— Pero nunca con un hechicero. ¿Qué tal si escapa? He escuchado que ellos tienen conjuros de teletransportación— comenté.

— Ya tengo todo previsto— dice, para luego quitarse un bolso, que al parecer siempre llevó en su espalda, y colocármelo justo en el frente.

— ¿Y eso qué es?— pregunté, confundido.

— Todo lo que necesitamos para capturar a un hechicero. Me lo dio un guardia que se hizo muy amigo de mí— explicó, agachándose y abriendo el bolso.

Él empezó a sacar de allí un par de cosas, pero lo que más me llamó la atención fue una caja o compartimiento negro que era algo largo pero poco ancho.

— ¿Qué es eso?— señalé la misteriosa cosa.

— ¿Esto?— alzó la caja de la nieve y yo asentí—. Es una flecha algo... especial— abrió y sacó dicha cosa de la caja negra.

— ¿Qué la diferencia de las otras flechas?— le pregunté con una ceja arqueada.

— Toca la punta de la flecha— indicó y, como un tonto, lo obedecí.

Grave error.

Cuando toqué la punta que parecía de metal, una luz azul hizo que no la sintiera del todo bien y provocó un insoportable dolor que invadió las puntas de mis dedos por unos segundos.

— Ceniza de sauce— murmuré, más para mí mismo.

— Así es, hermanito, la punta está bañada en cenizas de sauce— confirmó—. Si le damos con esta flecha al hechicero, no podrá convocar ningún hechizo por unos minutos.

— ¿Y sólo tienes una?— indagué.

Es imposible darle a la primera a alguien que debe de tener un extraordinario poder. Por lo menos tenemos que llevar dos, por si acaso.

— Pues... Sí— dijo, guardando la flecha de nuevo en el compartimiento negro—. Lamentablemente, es difícil conseguir material bañado en cenizas de sauce cuando eres un ser sobrenatural. O al menos eso fue lo que me dijo el guardia cuando me entregó las cosas.

— Estás loco, Drake— negué con la cabeza pero con una pequeña sonrisa en mi rostro.

— Entonces... ¿No aceptarás la misión?— preguntó, un poco deprimido.

— Yo nunca dije eso— fue ahí cuando mi hermanote volvió a sonreír.

Es una misión suicida, pero siempre he amado los retos. Y como dijo Drake, tal vez esto me ayude a superar a Jackson. Y si no, pues al menos ganaremos unos puntos extras ante el consejo.

— Así se habla, hermanito, con mucho ánimo— empezó a guardar las cosas que había sacado en el bolso—. Me avisaron que el hechicero se encuentra ahora en Bennys Hills, así que andando— avisa Drake cuando termina de guardar, levantándose y colocándose el bolso en su espalda.

— ¿Ese es el pueblo de asesinos?— arqueo una ceja—. No había escuchado de ese lugar desde...

— Desde que yo llegué al castillo— me interrumpió él—. Allí vivía yo antes. Te llevé allí una vez, ¿Recuerdas?

Una vez Drake me llevó a ese lugar en unos días libres que tuvimos, puesto que decía que ese pueblo— a pesar de tener el mayor número de muertes del condado— era relajante por su distinta naturaleza. Y tenía razón, sin embargo, aquella vez, de mi mente no se despejaba la idea de que podíamos morir finalmente en cualquier minuto.

— Cierto. Espero que ese lugar no te traiga nostálgicos recuerdos, ya que eso sólo sería una distracción y podríamos perder a nuestra presa— medio en broma.

— Descuida, no poseo ese tipo de sentimientos hacía ese pueblo... o eso creo— murmuró lo último, pero lo pude escuchar perfectamente por mi oído agudo. Simplemente lo ignoré—. Usa tu don ahora, quiero festejar la próxima victoria lo más pronto posible.

Yo asentí y me levanté de la cómodamente fría nieve, para que luego nos agarráramos de las manos y quedáramos uno frente al otro.

— Recordar a ese pueblo se me hará un poco difícil, ya que llevo un rato sin ir para allá— comenté—. Haré todo lo que esté a mi alcance, pero no me culpes si terminamos en medio del océano.

Drake asiente no muy convencido y estoy casi seguro de que iba a arrepentirse, pero, antes de que lo haga totalmente, ya yo estaba en lo mío.

Cerré los ojos y empecé a pensar en ese pueblo ruralmente asesino que tenía mucho tiempo sin visitar. Y logré mi objetivo; visualicé dicha zona y no dudé en teletransportarnos para ahí.

Ya podía sentir como un drástico ambiente cambió a nuestro alrededor. No nos azotaba un frío viento, ahora podía sentir uno fresco y relajado. El olor a pino desapareció y ahora lo único que podía oler era pasto seco.

Inmediatamente abrí mis ojos y lo primero que vi fue a un Drake con una gran sonrisa.

— Sabía que podías hacerlo— dijo.

— Eso no era lo que mostraba tu rostro segundos atrás— recordé.

—Bien, dudé al principio— admitió, para luego dejar de agarrarme las manos y dedicarse a observar el lugar. Yo imité su acción.

Era de noche. A nuestro alrededor habían numerosas cabañas a base de palos, arcilla, palmeras, y otros recursos naturales. Había muchos árboles y un gran pozo no muy lejos de nosotros. Definitivamente, este era parte del pueblo que recordaba, el cual al parecer no ha cambiado tanto. Sólo puedo diferenciar que hay más población al ver que las personas caminan tranquilamente de aquí para allá; algunas con prendas de ropa recién lavada en sus manos, otras con frutas y las demás simplemente no llevaban nada. Esto no era el centro, es más bien una villa que está casi en la frontera de la zona, lo que la hace ver más rural y antigua.

— ¿Y cómo encontraremos al hechicero entre tantas personas?— le pregunté a mi hermano.

— Se rumora que al hechicero le gusta ingerir mucho alcohol por éstos sitios. Y en ésta villa sólo hay una taberna— comenta—. Puedes empezar a buscar en ese lugar.

— ¿Puedo?— pregunté confundido al escuchar que habló en singular.

— Sí, yo tengo que hacer una cosa por aquí cerca que nos será de utilidad dentro de poco— explicó, acercándose a mí y agarrándome de los hombros—. Sé que puedes lograrlo por tu cuenta, tan siquiera lo puedes distraer. Sólo confía en tus habilidades. Por algo te reclutaron en la guardia vampírica antes que a mí— me animó con una sonrisa que inspira seguridad.

— Odio cuando haces eso— admití, entrecerrando mis ojos—. Haces que piense que puedo con todo.

— Y así es.

Yo le lanzo una mirada en blanco, ya que de verdad no sé qué decir al respecto.

— Así se piensa, hermanito— me deja de sujetar los hombros y me pasa el bolso. Yo lo agarro instintivamente—. Ya sabes qué hacer con él. Nos vemos luego— se despide con un movimiento de manos y, antes de que yo pudiera protestar, empieza a correr como un humano hacia no sé dónde.

No puedo creer que me haya dejado todo el trabajo, creí que haríamos esto junto; como «Los hermanos vampiros» o algo así.

Frustrado por el repentino cambio de idea de Drake, me dirijo al primer lugar que me apesta a alcohol. No queda muy lejos de donde estaba, sólo pude contar unas siete cabañas que les pasé por al lado.

Una vez que me aseguré que era la taberna, me dediqué a observar a los hombres que salían de ésta. De nada valía entrar, encontrarme con la presa, y atacarla al estilo sobrenatural. Había humanos allí adentro y hacer eso era contra las reglas vampíricas.

Pasaron alrededor de veinte minutos estando parado al lado de un pozo, cuando veo que un hombre con túnica marrón salía del bar. A leguas se podía notar que estaba ebrio, ya que caminaba de un lado a otro, como la mayoría de las personas que había visto salir de ese lugar. Pero no es su caminar lo que me llama la atención, el hombre miraba a todos lados con la vista perdida y, cuando volteó su rostro hacia mí, lo pude reconocer perfectamente; era mi presa.

Me parece injusto atacarlo en ese estado, pero primero prefiero hacer eso que enfrentarme al consejo. Por otro lado, no puedo cumplir mi misión en este lugar, ya que hay muchas personas caminando todavía por éstos lares.

Así que, pensando en eso, camino disimuladamente hacía el bosque que se encontraba a mi lado izquierdo y me escondo entre árboles y arbustos, siempre vigilando a mi presa.

Pude notar cómo el hombre se dedica a caminar chueco hacia no sé dónde, así que yo le seguí el paso, siempre oculto.

A los minutos de haberlo seguido, el hechicero se encontraba en una especie de camino hecho de distintas clases de piedras. No había iluminación ni personas y yo me encontraba detrás de un pino. Era el lugar perfecto para mi ataque.

Decido sacar el arco y la caja negra con la flecha del bolso. El arco se puede partir por la mitad, por lo cual es fácil guardarlo en el bolso. Así que con un simple movimiento de manos extiendo el arma— teniendo mucho cuidado de no hacer ruido—, abro el compartimiento y saco la flecha, agarrándola de la vara de madera y alejándome lo más posible de la punta de metal. Como ya es costumbre, uno arco y flecha, y apunto al pobre hombre ebrio. Concentro todos mis sentidos y, una vez que estoy seguro de mí mismo, suelto la flecha, dirigiéndose a toda velocidad hacia el hombre.

Pero falla.

El hombre, al parecer, se tropezó con una piedra y cayó de seco en el camino rocoso. La flecha impactó en un árbol.

El hechicero se da cuenta de lo sucedido y creo que empieza a buscar su varita en su bolsillo. Yo salgo de la oscuridad del bosque y me dirijo con gran velocidad hacia donde está la flecha. La saco de la corteza del árbol y quería tirarla de nuevo hacia el hombre, pero este último ya había sacado su varita y estaba en un vórtice de teletransportación. Instintivamente, tiro la flecha con mi mano y es succionada por el mismo vórtice en el que se fue el viejo.

Casi doy mi misión por pérdida, pero pronto un rayo de esperanza llega a mí al sentir la presencia del hechicero no muy lejos de donde me encontraba. Así que corro con toda mi velocidad hacia esa dirección.

Sí es lo que mi presentimiento cree, tal vez al hombre sí le haya dado mi flecha y ahora se encuentre un poco débil. Es eso o el hechicero no conoce otro lugar a parte de este pueblo. Quiero pensar lo primero.

No llegué bien al olor del hombre que apestaba a alcohol, cuando de pronto una luz verde salió de la nada e impactó contra el pie de un árbol, haciendo que este cayera de golpe y que yo detuviera mi corrida ante el impedimento del gran árbol caído.

Una vez que calculé lo que tenía en frente, salté el árbol y seguí con mi camino. Pero al parecer el hechicero no quería que llegara, ya que me lanzaba conjuros como un maniático. Sin embargo, entre árboles y pinos me cubrí y pude llegar al claro oculto en donde mi víctima se escondía.

Me iba a acercar con todo mi valor hacia él, pero, con un simple movimiento de varita, el hombre— que ahora creo que no está del todo ebrio— crea un círculo de fuego alrededor de él, haciendo que detuviera mi caminar.

Este hechicero de verdad es fuerte, y lo peor de todo es que no lo aparenta.

Veo que ahora la presa soy yo cuando de pronto el hombre agita su varita al cielo y empieza a surgir una especie de aura azul, la cual extrañamente tiene la figura de un águila gigante. El hechicero apunta su varita hacia mí después de unos segundos y luego la gran águila hace un escandaloso chillido y se acerca a mí. Parece que me va a atacar y lo confirmo cuando el aura azul ya no tiene forma de animal, sino de un gran rayo de luz continuo. De inmediato, empiezo a correr a la dirección contraria con todo lo que mis pies pueden dan.

Siento que ese gran conjuro me sigue persiguiendo, así que miro hacia atrás mientras aún sigo corriendo y puedo detallar que ese hechizo está acabando con todo a su paso; árboles, arbustos, pinos, pequeñas montañas, todo. Más que un rayo de luz, parecía un terremoto combinado con un remolino que está formando una deforestación.

Cuando el rayo de luz está a punto de alcanzarme, pienso con dificultad en el claro oculto en el que me encontraba antes y me teletransporto para allá.

Cuando llego a dicho lugar, no pude evitar mirar el camino de destrucción que dejó ese hechizo y el cómo al final chocó con una gran montaña, haciéndola pedazos, como si eso no fuera nada.

El hechicero capta mi presencia de nuevo en el claro oculto y me empieza a lanzar hechizos uno tras otro. A mí no me queda de otra que ocultarme entre los árboles y pinos que poco a poco iban cayendo tras cada ataque provocado por lo que creí que era mi víctima.

Profesé que la flecha que le tiré le había causado algún efecto, pero ahora creo que ni siquiera le dio. Al parecer, sólo quería enfrentarse a mí en un lugar desolado. Si me encontrara en otra situación, lo admiraría por su extraordinario valor.

De pronto, siento una tercera presencia en este lugar y mi preocupación se elevó al instante al reconocer ese olor tan fácilmente.

— ¡Drake!— no pude evitar gritarle a mi hermano, quien había salido de la nada y saltó el círculo de fuego que había provocado el hechicero minutos atrás.

El hombre no lo pensó dos veces y le lanzó un conjuro a Drake. Ya daba todo por perdido, pero mi hermano usó lo que creo su último comodín; su don.

El hechizo traspasó un humo negro provocado por mi hermano y chocó contra la corteza de un pino, derrumbándolo también. La ilusión que estaba provocando mi hermano cubrió al hechicero y, cuando se disipó el humo, pude ver a diez Drake que rodeaban al hombre.

— Tienes que darte por vencido, jamás sabrás cuál de nosotros es el verdadero— hablaron todos los Drakes a la vez.

— Nunca subestimes a un ebrio— dijo el hechicero—. ¡Terrecaklün!— conjuró a la vez que apuntó al suelo con su varita, ejerciendo un haz de luz marrón en la punta de ella.

Ese hechizo provocó una cortina de esplendorosa luz que terminó llevándose a todos los Drakes a su paso.

Yo no fui la excepción.

Drake y mi persona pronto salimos volando e impactamos con la corteza de un gran árbol. Cuando pude abrir los ojos, pude notar que al hechicero ya no lo rodeaba el anillo ígneo y que nos estaba apuntando con su varita.

— ¿Últimas palabras?— preguntó el hombre con una sonrisa siniestra y victoriosa.

— Te odio, Drake— le dije a mi hermano, quien seguía tirado a mi derecha en el suelo, igual que yo.

— Espero una disculpa después de que te salve— me respondió él y después de eso tuve mucha confusión. Lástima pensar que eso no dure mucho.

— ¡Minuén...!— el hechicero ya estaba agitando la varita hacia nosotros y recitando un conjuro. Ya me daba por doblemente muerto, pero de pronto una voz femenina detrás de nosotros lo interrumpió de la nada.

— ¡Alto!

El hombre, extrañamente, obedeció a esa voz y yo no pude evitar voltear con dificultad— ya que seguía en el suelo y el hechizo que nos lanzaron segundos atrás aún me tenía aturdido— hacia esa persona.

Era una chica de cabello castaño y ojos marrones oscuros. Le calculaba unos dieciocho años, aunque a leguas podía notar que era una de nosotros.

— Suelta esa varita— volvió a ordenarle la chica. Ejercía unos iris violetas por cada mando que daba. Era una neovicia, aunque era lo menos importante.

Volví a fijar mi vista hacia el hombre y pude ver que la volvió a obedecer. La varita había caído en la firme tierra fértil del claro oculto que terminó en un desastre.

— Ya pueden hacer lo suyo— parece indicarnos la chica.

Yo me siento desorientado en la situación, aunque al parecer mi hermano no tiene ese mismo sentimiento. Drake se levanta con un poco de dificultad y poco a poco se va acercando al hombre hasta posarse en su espalda y sujetar sus manos por detrás de ésta.

— Misión cumplida. El hechicero no podrá hacer nada sin su varita— me sonrió mi hermano mientras yo aún seguía en la suelo.

— ¿Misión cumplida?— reaccioné poco después levantándome de la tierra—. ¿Alguien me puede explicar qué pasó? Porque yo no entendí nada.

— Cierto. Te presento a Daniela— apuntó con su cabeza a la chica, ya que tenía sus manos ocupadas al capturar al hombre que me dio bastantes problemas—. Ella es un miembro de la familia Sprause que te conté que vivían en este pueblo. La busqué para que nos ayudara con su don.

— Oh...— asimilo su explicación—. Mucho gusto— le extiendo la mano a la chica y ella la acepta— Soy Colton, el herma...

— Amigo— me interrumpió Drake un poco nervioso y yo sólo arqueé una ceja hacia él—. Somos amigos de trabajo. Ahora, si nos disculpas, Daniela, tenemos que irnos. Ya formamos mucho revoltijo por aquí y seguro la muchedumbre llegará pronto. Tú deberías de hacer lo mismo. En serio, muchas gracias— habló rápidamente.

A pesar de su extraño comportamiento, obedecí sus palabras— ya que tiene razón, seguro un gran número de personas de acercan a este lugar a ver que provocó la explosión de una montaña—. Me fui hacia donde estaba el prisionero y mi raro hermano, lo agarré del hombro y, una vez que me despedí de Daniela con mi mano libre, nos teletransportamos de nuevo a Cleymentho.

Cuando llegamos a lo que era el frente del gran castillo gótico, pudimos notar que la nieve seguía fluyendo con tranquilidad y las personas caminaban de aquí para allá con sus distintos quehaceres. Me alivia un poco no encontrarnos en aquel espantoso lugar que dejamos.

— ¿Por qué no le dijiste a Daniela que era tu hermano?— le pregunté confundido a Drake cuando quité mi mano de su hombro.

— Nunca le comenté a los Sprause que tenía uno. Si les digo después de tanto tiempo, seguro se enojarán conmigo— explica—. Cambiando un poco de tema, ¿Qué hiciste el bolso con las armas?— preguntó

— Creo que se quedaron en el pueblo— dije arrepentido al recordar que dejé esos artefactos cerca del camino de piedras en el que empezó el enfrentamiento—. Al igual que la varita del hechicero que se quedó en el claro oculto. Generalmente, cumplo perfectamente las misiones, pero creo que ésta sí me aturdió un poco.

— No importa...— me reconforta Drake después de unos segundos—. Todos cometemos errores alguna vez, así como en las relaciones— sé que se refirió a Jackson—. Y, después de todo, tenemos a la presa mayor— empujó al hechicero el cual mantenía agarrado con fuerza.

— ¿Qué harán conmigo?— preguntó temeroso el hombre.

— La verdadera pregunta sería: ¿Qué no haremos contigo?— dijo malicioso Drake y empezó a arrastrarlo hacia adentro del castillo.

Por otro lado, casi no presté atención a esa pequeña discusión del prisionero y mi hermano, puesto que tenía mi mirada fija en otro lugar.

Jackson se estaba besando con otro guardia cerca de un árbol del gran castillo. Estaban en una situación algo comprometedora.

Y es ahí cuando me di cuenta del por qué me terminó; estaba enamorado de otra persona. Aunque el hecho del cómo rompió conmigo ahora me parece un poco inmaduro e infantil por parte de él. Con tan sólo un simple «Estoy enamorado de otro vampiro» me hubiera bastado para dejarle el camino libre sin ningún problema.

Bueno, supongo que eso quedará en el pasado. Porque, como dijo mi hermano, uno comete muchos errores en la vida y muerte, sólo hay que aprender a afrontarlo o superarlo. Ya que yo soy inmortal, y no puedo vivir para siempre pensando en mis múltiples errores.

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