Cameron
No podía parar de mirar al chico que se encontraba sentado a mi lado en el autobús. ¿Por qué he dejado que al final venga conmigo? No entiendo como consigue convencerme.
— Deja de mirarme, vas a hacerme un agujero en la cara.
— ¿Qué? — pregunte sorprendida quitando mi mirada. Él se rio y me miro, volví a quitar la mirada.
— ¿Aún no me crees?
— No, no es eso. — conteste. — Solo que me fascina el parecido. Sois como dos gotas de agua.
— Bueno, somos gemelos. — concluyo burlón.
— Jamás lo habría dicho. — se rio ante mi comentario.
— Necesito saber algo. — dijo después de un momento de silencio.
— Dime.
— ¿Te gusta mi hermano? — me miro directamente a los ojos. Era una pregunta tan espontanea. ¿Cómo podía hacerme una pregunta así?
No pude evitar pensar en Cameron. Cómo puedo ser tan idiota y aun pensar que ese chico me gusta, después de todo lo que me ha hecho y yo sigo enamorada de él. Ya no hacia falta negarme a ello, ya lo había aceptado y me había decido a deshacerme de este sentimiento. Pero, el echo de ver a alguien y idéntico a él delante de mi no me ayudaba.
— No.
— Me estas mintiendo. — intente esconder mi asombro. ¿cómo lo sabia?
— No te estoy mintiendo. — mentí. No iba a decirle a Michael que me gustaba su hermano, eso me haría mas estúpida. Puse cara de asco e intente actuar indiferente.
— Perfecto.
— ¿Por qué?
— Hum, es un secreto. — dijo y sonrió tiernamente.
— Vale, quizás no os parecéis tanto. — dije después de ver esa cara tan tierna. Jamás pensé ver esa expresión en la cara de Cameron, bueno no era su cara. Pero eran iguales, así que como si lo fuera...
— ¿Eso es bueno?
— Lo es.— sonreí. — Bueno, no quiero decir que tu hermano sea un mal tipo. Pero no es que me haya tratado muy bien, ¿sabes?
— Lo siento.
— No te disculpes, la idiotez de tu hermano no es culpa de nadie. — él no dijo nada, solo se quedo mirándome. Quizás me había pasado, al fin y al cabo es su hermano. — Lo siento, no es que este insultando a tu hermano, yo no...
— No, no tranquila.
— Lo siento. — repetí. El solo sonrió. Ya era hora de bajarnos, Michael bajo conmigo y camino a mi lado. — No hace falta que me acompañes hasta casa. Hoy ya has hecho mucho por mi, me has salvado la vida. Si no llega a ser por ti jamás habría encontrado mi uniforme.
— ¿Cuál es tu problema con Daniela?
— Es ella la que tiene el problema conmigo.
— ¿Es por Cameron?
— Es por Cameron.
— Esa chica siempre es tan fastidiosa. — dijo Michael, tenia una cara de... ¿rabia? ¿odio? Era la primera vez que veía esa expresión en él, bueno era la tercera vez que lo veía así que tampoco tendría que sorprenderme. Total esa clase de expresiones ya las he visto un par de veces en otra persona idéntica al chico que tengo delante.
— ¿Pasó algo con ella?
— Solo sabe estropearlo todo. Cree que Cameron le pertenece, por culpa de ella yo...— espere a que continuara pero se calló. Me miro como si se hubiera dado cuenta que no debería de hablar de eso conmigo.
— Lo siento, soy una cotilla. No tienes porque contármelo.
— No, no es eso. — se rasco la cabeza y su gesto cambio. Ahora sonreía tímido. — Cambiemos de tema. ¿Qué haces la próxima semana?
— Estudiar. — conteste con cara de cachorrillo, él se rio ante mi gesto. — Voy a morir.
— ¿Puedo hacerte compañía?
— ¿Qué?
— Prometo quedarme quieto y no hacer ningún ruido. — prometió levantando la mano. Siempre he estudiado sola, pero no me parecía mala idea. El semestre se acaba y tendremos muchos exámenes prácticos de diferente piezas y si él esta podría pedirle su opinión. Además, no podía decirle que no. Como he dicho antes, no se cómo consigue convencerme.
— Vale. Pero tendrás que estar callado y no reírte de cómo estudio. Después de muchas horas puedo parecer una loca.
— Prometo reírme, pero sin que te enteres.
— Esta bien mientras yo no me de cuenta. — reí.
Cuando llegamos a casa Michael se fue después de ver como entraba en mi casa. Me caía bien, pero no quería tenerlo cerca. Había algo que me decía que lo mejor era alejarme de él, pero por otro lado estaba aquella capacidad que él tenia para que yo acabara aceptando todo lo que él decía. No podía alejarme de él, no era culpa suya parecerse a Cameron.
— ¡Abu! — grite quitándome los zapatos y poniéndome las pantuflas. Agudice la oída para detectar algún tipo de ruido, pero no oía nada. — ¡Abu!
Seguí llamándolo, pero no contestaba. Pensé que ya habría llegado, llevaba dos días sin aparecer. Tampoco había podido ir a mi primera presentación. Estaba un poco enfadada, pero seguramente estarían preparándose para el concierto de año nuevo, cada vez faltaba menos.
Entre a mi habitación y me tumbe, hoy seria mi ultimo día de no hacer nada. A partir de mañana tendría que empezar a prepararme para los exámenes y organizarme. Mire al techo y pensé en llamar a mi abuelo. Lo hice, pero él no contestaba. Estaba empezando a preocuparme. En realidad no era raro que se fuera y luego no contestara a mis llamadas, pero él suele llamarme. Quizás esta muy ocupado. Mire mi móvil y pensé en llamar a Matt, pero no me atreví. Quizás lo vea mañana.
— No os estreséis, todos sois muy buenos. Seguro que los exámenes van bien, animo chicos. — dijo mi profesora de historia de la música al finalizar la clase.
— Si, si. Seremos muy buenos tocando, pero tener que memorizar toda la historia sobre la música y luego escupirlo en el examen es lo que a mi me estresa mas. — dijo Lina después de que la profesora saliera de clase. Sonreí ante su comentario, era verdad que la materia mas difícil para nosotras era historia.
— Vamos, tengo hambre. — dije llevándome a las chicas conmigo. De camino a la cafetería ellas iban hablando como si no hubiera un mañana.
— ¡Espera! — grito Lina asustándome, esta chica esta tan loca. Me miro atentamente y me señalo con su largo dedo. — Tú tienes algo que contarnos.
— ¿Yo?
— No te hagas a las que no sabes nada. ¿Qué paso con Matt?
— Nada. — dije. No quería comenzar el interrogatorio.
— ¿Nada? Pero si habéis roto. ¿Esos es nada para ti? — pregunto Sofía.
— Bueno si. — me rendí, ya lo sabían así que ya no podía esconderlo. — ¿Cómo acabáis enterándoos de todo. Sois unas brujas.
— Siéntate y habla. — dijo Lina cuando llegamos a la cafetería. En realidad no había mucho que contar, solo les dije lo que había pasado con mi uniforme y después la conversación que había tenido con Matt y como luego se había metido Cameron y al final como decidí acabar con Matt.
— Así que te gusta Cameron. — afirmo Sofía. ¿Cuándo dije yo eso?
— Yo no he dicho eso en ningún momento.
— Pero nosotras lo sabemos. — intervino Lina.
— No puedes escondernos nada, recuerda, somos unas brujas. — dijo Angi.
— Lo sabemos desde hace mucho, pero luego empezaste a salir con Matt. — continuo Lina. — Era tu primer novio, real. — me guiño. Estaba claro que lo decía por Cameron, todo fue culpa tuya Lina. — Así que supusimos que quizás no te gustaba, pero has roto con él y Cameron apareció. Es normal que lo odies, es un tremendo capullo, pero aun así te gusta.
— No...
— Ya no lo niegues somos tus amigas.
— Pero tu eres novia de su mejor amigo. — susurre.
— ¿Piensas que se lo diría? — me pregunto seria Lina. — Jamás. ¿No solo te gusta, verdad? Hay algo más. ¿Te has enamorado, Azul?
Me quede callada mirando a mis amigas. Es verdad que yo lo había aceptado, que quise darle un nombre a lo que sentía por Cameron ya que no era un simple me "gustas". Es verdad que es guapo y que podría llegar a gustar a cualquiera, pero pensé que yo seria la excepción, no quería ser como las demás. Pero, entonces empecé a apreciar su físico, y después empecé a conocerlo. Sí, un completo idiota y egoísta. Pero, había momentos en los que no era así, eran momentáneos pero yo los había notado. También estaban aquellos momentos que habíamos pasado como "novios", aquellos momentos en los que no había podido evitar pensar si sería así como Cameron se comportaría conmigo si fuéramos novios de verdad. Me empecé a enamorar a causa de esos momentos falsos. Pero él siempre aparecía delante de mi cuando necesitaba ayuda, cuando estaba herido. Entonces empecé a pensar que quizás me necesitaba y yo solo quería ayudarle. Así fue como mi intento de odio intenso y repulsión acabo siendo un fracaso. Creí que él simplemente se escondía bajo esa mascara de ser despreciable sin sentimientos, pero que por dentro estaba roto. Pero, no podía seguir a su lado cuando se burlaba de mi y me hacia sentir la mas idiota del mundo por enamorarme de alguien como él.
— Creo, creo que si. — Lina sonrió tiernamente. Ella me conocía de toda la vida y sabia que jamás había llegado a sentir nada por nadie.
— Tu primer amor y resulta que es el ser mas estúpido del planeta.
Al día siguiente estaba sentada en uno de los bancos del campus mientras leía un libro, tenia la hora libre, pero las chicas tenían otras clases programadas así que me tocaba estar sola. Después de lo de ayer, no habíamos vuelto a tocar el tema, pero seguro que lo haríamos en algún momento.
El día estaba bastante tranquilo, me estaba gustando mucho el echo de leer mientras sentia el calor de los rayo del sol. Pase de pagina, pero no pude continuar mi lectura ya que mi libro acabo en el suelo. Mire a la persona que lo había tirado y una corriente eléctrica me recorrió todo el cuerpo. Me levante para mirarla directamente a los ojos.
— ¿Tienes algún problema?
— Sí, tu y tu estúpida existencia.
— ¿Tanto te molesto?
— No tienes ni idea de cuanto.
— Yo nunca te he hecho nada.
— Alejaste a Cameron de mi y saliste con Matt.
— Yo nunca aleje a Cameron de ti.
— Lo hiciste.
— Creo que tienes algún problema. — le dije y recogí mi libro. — ¿Cómo puedes querer que los dos estén apegados a ti?
— Ellos eran míos des de el principio, pero tu acabaste jugando con los dos, ¿eh?
— Yo nunca he jugado con nadie. Aquí la única que ha estado jugando con ellos y conmigo eres tu. ¿Crees que les gustas? Pues yo creo que no. A Matt ya no le atraes para nada, pero sigues empeñada en tenerlo contigo. Luego tienes a Cameron, él si estaba enamorado de ti, pero al parecer se ha enterado de cómo eres realmente, ¿eh?
— ¿ Como se supone que soy? — pregunto ahora enfadada.
— Una falsa. — conteste y ella acabo tirándose encima mío. Me encontraba en el suelo con ella encima y jalándome del pelo. Intente defenderme, pero nunca antes había estado en un situación como esta. Así que no sabia exactamente como hacerlo.
— ¿Sabes como acabo Cameron ayer? — gritaba mientras seguía pegándome y yo me cubría la cara con los brazos. — Matt por poco lo mata. ¡Matt! El chico más tierno y amable que he conocido y todo por tu culpa.
Ella seguía pegándome, pero no podía dejar que siguiera haciéndome daño. Me moví hacia un lado haciendo que ella acabara en el suelo y entonces yo acabe a horcajadas encima de ella. Me sentía adolorida, pero estaba furiosa. Ya había permitido que me pisoteará, ya no podía aguantarla mas. Nunca antes me había sentido así, no era consiente de lo que estaba haciendo hasta que sentí como unos brazos me cogían de la cintura y me levantaba separándome de Daniela.
— ¡Suéltame! — grite.
— Azul, tranquilízate. — dijo mientras me pegaba a su cuerpo y yo deje de moverme. Las piernas me temblaban, toda yo estaba temblando. Mire a Daniela que se encontraba en el suelo. Se levanto, tenia unos arañazos en los brazos y todo el cabello desaliñado. ¿Yo le he hecho eso? Yo no...
— Voy a matarte. — oí que decía Daniela mientras se acercaba a mi para volver a pegarme. Pero entonces aquellos brazos que habían estado sujetándome me soltaron y me guiaron hasta ponerme detrás él. Todo fue muy rápido.
— No te acerques a ella. — oí que le decía a Daniela.
— ¿Cómo puedes defenderla, Cameron? — pregunto ella dolida.
— ¿Por qué no puedo?
— Mírate. Tienes moratones en toda la cara y todo fue por culpa de ella.
— Ya no sabes ni lo que dices. ¿Por qué es culpa suya?
— Jugó con Matt y él acabo odiándote porque a ella le gustas tu. — me estremecí al oír aquello. Cameron ya lo sabe. — Ha estado jugando con los dos.
— Aquí, la única que sabe como jugar con la gente eres tu. — dijo se giro y yo agache la cabeza. No podía mirarlo.
— Vamos. — dijo y me cogió de la mano.
Acabamos en su coche, yo no era capaz de decir nada. Tenia la mente en blanco. Él no dijo nada, puso en marcha su coche y salimos de la universidad.
— Al final hoy sí que voy a acabar faltando a clase. — comentó y yo lo mire por el rabillo del ojo. Él se encontraba de perfil, pero pude ver un hematoma en su mejilla derecha. Seguí mirándolo, pero entonces se volteo y puede verle toda la cara. Llevaba unas gafas de sol negras y podía ver un herida en el labio inferior.
— ¿Cómo...?
— Hoy te he visto muy salvaje.
— Yo no quería hacerlo, no sabia lo que estaba haciendo. — me defendí y me removí en el asiento.
— No has hecho nada malo, solo te estabas defendiendo. — quería mirarlo, pero entonces recordé lo que Daniela le había dicho.
— Ahora vengo. — dijo deteniendo el coche y bajándose de el. Lo seguí con la mirada y vi como entraba en una farmacia. Después de unos minutos volvió a subir al coche y dejo una pequeña bolsa blanca en los asientos de atrás. Puso en marcha el coche otra vez.
— ¿Dónde vamos? — pregunte llenándome de valor.
— A mi casa.
— ¿Qué? No, para el coche. Me voy a mi casa. — él no me hizo caso y siguió conduciendo. Pensé en saltar del coche, pero seria un acto estúpido de mi parte. Me que callada mientras él conducía y empecé a prestar atención a las quejas de mi cuerpo. Me ardía el labio y me dolía el pómulo izquierdo. No quería imaginarme como estaría, ¿qué le diría a mi abuelo? — Para el coche.
— No voy a hacerlo. — lo mire con odio.
— ¿Siempre tienes que salirte con la tuya?
— Solo quiero ayudar.
— No lo hagas, no te metas en mi vida. ¡Todo esto es culpa tuya! — grite. Estaba furiosa. Antes estaba asustada por todo lo que había pasado, pero ahora estaba enfadada con él.
— No voy a discutir contigo ahora, cuando lleguemos a mi casa podrás decirme todo lo que quieras. — dijo serio sin apartar la mirada de la carretera.
— ¿Todo tiene que ser siempre a tu manera? — le reclame.
— Deja de gritar. — me ordeno y me calle al momento. — Te esta sangrando el labio.
— Sangre...— dije mirando mis dedos después de haberlo pasado por mis labios.
— No actúes como si fuera la primera vez que ves sangre, te ves muy tonta.
— Dijiste que no querías discutir.
Hicimos silencio hasta que llegamos a su casa. Otra vez aquí, no habían sido muchas las veces que había estado aquí, pero aun así me sentía extraña. ¿Qué hacia yo aquí? Mierda.
— Vamos. — dijo y se bajo del coche cogiendo la pequeña bolsa blanca. Yo hice lo mismo pero me quede quieta, él ya estaba de camino a la puerta de la entrada, pero se detuvo y se giro. — Ven.
— No quiero.
— Deja de comportarte como una niña, me irritas. — se acerco a mi y me cogió de la mano para llevarme a rastras hasta el interior de su casa.
No había nadie, eso me alivio. No quería hablar con ningún miembro de su familia, no estaba preparada para afrontarlos. Ellos aun pensaban que lo mío con Cameron había sido real.
— Siéntate. — me ordeno. ¿ Qué manía tenia con hablarme de aquella manera? Iba a negarme, pero el desapareció adentrándose en su baño. Me senté y él volvió con una caja negra. Se arrodillo delante de mi y abrió la caja en la que habían medicamentos, muchos, algunas vendas y tiritas. Saco de la pequeña bolsa blanca, con la que había vuelto de la farmacia, un pomada.
— Pensé que eras una chica bastante tranquila como para ir peleándote por ahí. Me has sorprendido Azul. — sonrió y me miro. ¿Ahora estaba bromeando? ¿Cómo puede tener tantos cambios de humor?
— ¿De quien crees que fue la culpa? — pregunte mirándolo para que entendiera que todo había sido culpa de él. Él se quito las gafas de sol y pude ver que tenia un morado en el ojo, se veía horrible.
— ¿Mia? — pregunto, mientras abría la pomada. Puso un poco de esa pomada en su dedo y la esparció con mucho cuidado en la comisura de mi labio. Yo solo asentí respondiendo a su pregunta. Estaba muy cerca. Mire hacia otro lado mientras el seguía poniendo aquella pomada en mi labio. — Esto ayudará a que cicatrice mas rápido.
Después de eso puso una pequeña tirita, cuando acabo dejo caer sus manos sobre mi regazo y se quedo quieto. Me estaba poniendo nerviosa así que decidí mirarlo.
— ¿Por qué es culpa mía? — pregunto cuando lo mire.
— Porque, porque vas por ahí enamorando a locas psicópatas. — conteste rápidamente. Necesitaba que se alejara de mi. ¿Por qué esta actuando de este modo? ¿Cómo si le importara? — ¿Sabes lo que he tenido que soportar? Des de el momento en el que comenzaste a pasar mas tiempo conmigo, esa novia tuya no me dejaba en paz. ¿Cómo si tu y yo tuviéramos algo? Por favor, si solo sabes hacerme la vida imposible.
— Es verdad, es algo divertido ¿sabes?
— Para ti, yo no lo soporto. Tienes cambios de humor, no se cuando estas hablando seriamente conmigo o cuando me estas engañando. Solo sabes decirme cosas para herirme, pero lo peor es que aun así yo sigo ayudándote cuando me lo pides. ¿Soy una estúpida, verdad?
— Sí.
— Oh, gracias. — dije con sarcasmo. — puedes alejarte. Estas invadiendo mi espacio personal.
— No. — entonces levanto sus manos y comenzó a acomodar mi cabello. — Te ves horrible, fue una pelea dura, ¿eh?
— No es como si tu te vieras mejor que yo. — me estaba poniendo muy nerviosa. Me levante de golpe y me aleje de él. Me fui hacia su baño y me mire en el espejo, era verdad me veía horrible. Él apareció detrás mío y se rio.
— Nos vemos horribles. — Entonces note como sus brazos se iban entrelazando alrededor de mi cintura, los vi por el espejo.
— ¿Qué...qué haces?
— Lo siento. — dijo apegándome mas a él y reposando su cabeza en mi hombro derecho. Podía sentir su respiración, me gustaba sentirla. Pero entonces deje mis pensamientos inútiles y caí en la realidad. Esta jugando conmigo, como siempre. Ahora sabe lo que siento, todos lo saben. Fui tan estúpida pensando que lo podía esconder.
— ¿Qué es lo que quieres? — pregunte. Él levanto la cabeza, me miro atreves de nuestros reflejos y sonrío.
— Necesito que compongas conmigo una canción. — ahí estaba la razón, no deje que me afectara. No puedo verme débil, me libre de su agarre y lo mire directamente con toda el coraje que fui capaz de acumular.
— ¿Por qué debería de ayudarte?
— Me has preguntado que es lo que quería.
— Lo he hecho, pero por qué debería de hacer lo que quieres. Siempre te has burlada y has infravalorado mi manera de tocar. ¿Por qué?
— Mentí, en realidad me encanta como tocas. — contesto y consiguió desarmarme otra vez. Sabe como jugar conmigo.
— Mentira.
— Es verdad, si no fuera así no estaría pidiéndote esto. Te necesito, si no compongo esa canción contigo no podré acabar el año.
— ¿Eh?
— Solo ayúdame.
Ya estábamos otra vez, él pidiéndome algo y yo no ser capaz de seguir rechazándolo sin darle importancia. No quería ayudar, estaba dispuesta a irme ahora mismo. Pero si no le ayudo perderá el año, no puedo...
— Voy a pensármelo. — respondí y salí del baño. Tenia que irme. Salí de su habitación y baje las escaleras, pero entonces me encontré con su madre. Perfecto,
— ¿Azul? — preguntó. — ¿Eres tu? ¿Qué te ha pasado?
— Si, hola, yo... — no sabia que decir. Mierda, ahora que hago.
— ¿Estas bien?
— Sí, yo...— entonces Cameron apareció detrás de mi.
— ¿Qué te ha pasado Cameron? — pregunto su madre ahora mirando a su hijo. — ¿Qué os pasado?
— Vamos. — dijo cogiéndome otra vez de la mano.
— Cameron, para. Tu madre estaba hablando. — me solté de su agarre y volví para encontrarme con ella.
— Lo siento, tuve un accidente. — mentí.
— ¿Qué esta pasando? — me pregunto, parecía preocupada. — ¿Qué esta pasando con Cameron?
— ¿Eh? — pregunte sin entender lo que quería decir. — No se a que se refiere.
— Ha vuelto a tener pesadillas. Su hermano...
— ¡Cállate! — grito Cameron y miro a su madre con odio. — No, te atrevas a decirle mentiras a ella también.
— ¿Qué mentiras? — pregunto su madre. No entendía nada de lo que estaba pasando.
— Vámonos. — dijo Cameron, después de un gran silencio. Me arrastro hasta la salida y yo mira a su madre. Parecía decaída. ¿Qué había pasado con ellos?
— Cameron.
— No preguntes nada. — dijo sin dejar que acabara de hablar. — Voy a llevarte a casa, sube.
El camino fue silencioso.
— ¿Estas bien? — pregunte.
— No vuelvas a hacerme esa pregunta. Estoy bien, así que déjalo.
— Idiota. — me miro por un momento y volvió a mirar hacia la carretera. — No es como si estuviera preocupada por ti.
— Bien. — sonrió ligeramente. — Solo quiero que pienses en la canción. ¿Vas a ayudarme?
— No lo se.
— Piénsalo.
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Hi! Otro cap, esta semana no podré subir otro capitulo porque estaré muy liada, lo siento. Pero, subiré otro lo mas rápido que pueda. Espero que os guste.
¿Qué opináis de la historia?
¿Qué es lo que mas os fastidia de ella o algo con lo que no estéis de acuerdo?
Me encanta leer vuestros comentarios, sois l@s mejores.
BESOS XOXO