Capitulo 30

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Cameron

Después de dejarla en su casa supe que la día siguiente tendría que venir a buscarla. Es tan inmadura que seguro que aun diciéndole que viniera, ella no lo haría.

Sonreí al recordar como había conseguido obligarla a que viniera, es divertido ver las caras que pone cuando se siente frustrada y se enfada. Hace morritos, de los que estoy seguro que no es consciente; frunce el ceño, quizás intentando parecer dura y en ocasiones hazte se pone roja. No sé ni porque me fijo en esas cosas, pero es de las pocos chicas que no ha intentado ser siempre linda o sexy cuando esta a mi lado. No se si sentirme bien respecto a eso... ¿estoy perdiendo facultades? Últimamente no he visto a esas chicas que solían perseguirme.

Deje de tener esos pensamientos estúpidos en cuanto sonó mi móvil, puse el manos libre y conteste.

— Hola— salude.

— Siempre tan seco...—dijo Daniela des desde el otro lado.

— ¿Que pasa?

— Quería hablar contigo...

— ¿Estas borracha otra vez?

— ¡No! Solo quería hablar contigo— hizo una pausa y oí como dejaba ir un pequeño suspiro.— ¿Quieres salir mañana conmigo?

— ¿Mañana?— pregunte, me sorprendí yo mismo al no sentirme como antes. En el pasado si Daniela decía que quería salir conmigo aceptaba como loco y sentía que algo se removía dentro de mi. ¿Que es diferente ahora? ¿ Por que no siento ese sentimiento de felicidad y nerviosismo?

— Sí, mañana. ¿ Tenias planes?

— Sí...

— Anúlalos— dijo tranquila— siempre lo has echo cuando se trataba de salir conmigo.

— Esta vez no puedo, lo siento— dije un poco apenado. Quizás no siento lo mismo al saber que podría salir y estar con ella un día entero, pero me siento mal al rechazarla.

— ¿Qué es diferente ahora, Cameron? —dijo, algo, ¿dolida? — llevas casi más de una semana sin hacerme caso, la única vez que volví a ver al antiguo Cameron fue cuando me emborrache. Corriste a mi y me llevaste a casa. ¿Qué es diferente ahora?

— Nada, Dani.—dije— Es solo que mañana no puedo, en serio. Lo siento. ¿ Que te parece otro día? —No dijo nada— ¿Dani?

— Sí, de acuerdo. Lo siento.— dijo algo apagada.— Llevo unos días sensible.

— Prometo llevarte la próxima vez a un lugar en el que te animaras nada más llegar.

— De acuerdo— dijo riendo— lo has prometido, no te olvides.

— No lo haré.

— Adiós Cameron, te quiero— dijo y colgó.

Era bastante extraño, de alguna manera sentía que había echo algo mal, que debería arrepentirme. Pero había una parte de mi a la que no le importaba realmente lo que había echo.

Al día siguiente mamá subió corriendo y entro a mi habitación como si la casa se estuviera incendiando. ¿Se puede saber que le pasa?

— Cameron.

— Mamá déjame dormir.—rogué enrollándome entre mis sabanas. Odio que me despierten, si no fuera mi madre le hubiera echado de mi habitación a patadas y le habría cerrado la puerta en la cara. Pero es mi madre...

— ¿Se puede saber a que hora tienes pensado ir a recoger a Azul?

— ¿Importa?

— ¡Claro que sí!—dijo como si mi pregunta fuera la más tonta que había oído en su vida.— Son las once de la mañana y tu padre ya ha montado todo en el jardín. ¿A que hora le dijiste que irías a por ella? Seguro que esta esperándote. Este niño descuidado...

Vas a enamorarte de miWhere stories live. Discover now