Capitulo 11

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Cameron

Me había pasado casi toda la mañana pidiendo disculpas a ese trío de idiotas que no podían parar de reclamarme el echo de que hubiese faltado ayer. Sé que no fue "totalmente" lo correcto, pero Daniela había tenido un accidente. ¡Un accidente!

— Cameron, que ya nos da igual. ¿Vale?— dijo Thomas resoplando.— No es con nosotros con los que te tienes que disculpar. Bueno sí, también con nosotros ya que por tu culpa pasamos un mal rato.

— Ya he dicho que lo siento— dije cansado de decir siempre lo mismo.

— Y yo ya te he dicho que ya nos da igual— aseguro —solo espero que esta tarde vengas al ensayo. Mañana tenemos el examen, lo sabes. ¿Verdad?

— Sí, no lo he olvidado.

— Pues nos vemos.— dijo y se marcho. Estos chicos son unos rencorosos.

Ahora tenía que ir a ver a esa chica..., la del violín. No me acuerdo de como se llama. ¿Pero a quien le importa?

Simplemente tengo que plantarme delante de ella y pedirle disculpas. ¿Pero, por qué? Tampoco era mi obligación ir.

<<Te comprometiste ha hacerlo>>.

Mierda, maldita conciencia.

¿Dónde se supone que está esta chica? En la biblioteca, en el comedor... ¡Ah! Voy a volverme loco. No la encuentro en ningún lado.

Seguí buscándolo por todo el campus, pero no conseguí encontrarla.

— ¿Por que tengo que buscarla? Va, que se vaya de paseo , joder. — me dije a mi mismo ya de muy mal humor.

Espera. Solo hay un lugar donde no he buscado; la sala en la que ensayan. Seguro que esta ahí.

Pregunte un par de veces, hasta que por fin logre encontrar esa maldita sala. Antes de acercarme del todo a la puerta ya podía oír como alguien tocaba el violín, seguro que era ella. Me acerque y la vi a través de la pequeña ventana que tenia la puerta. No entre, no quería interrumpirla y también porque quería oír como tocaba. Ya lo había hecho una vez, pero quería volver ha hacerlo. Era realmente buena. Cerré los ojos y me deje llevar por cada una de las notas que surgían mágicamente de ese violín. En el momento en el que paro, quise que volviera a comenzar. Pero no estaba aquí para escuchar como tocaba.

Toqué la puerta para que ella me diera permiso para entrar. Como estaba de espaldas a la puerta ella se giro y me vio. En el preciso momento en el que vio que era yo su cara cambio totalmente, estaba acostumbrado a este tipo de reacciones, pero en este caso su cara no era una de chica enamorada o algo por el estilo. Me miraba con ganas de querer matarme. Bueno, no la culpo.

— ¿Se puede saber que haces aquí?—exclamó sin más.

— Pues venia a disculparme.— dije tranquilamente entrando completamente en la sala.

— Pero si se nota que realmente no lo sientes. — bufo, dejando su violin en la mesa que tenia al lado.

— Puede ser.— me senté en la primera silla que vi y la mire directamente a los ojos.

— ¿Sabes?— dijo acercándose a donde yo me encontraba y sosteniéndome la mirada.—No entiendo como esas chicas pueden enamorarse de ti o como simplemente puedes llegar a gustarles. Eres una persona sin sentimientos y sin pizca de gracia. Yo jamás me enamoraría de ti.

— ¿Por que no vas y les preguntas tu misma?— cuestioné. Yo había venido en son de paz. Pero esta chica me buscaba las cosquillas.— O quieres que yo mismo te enseñe como logran enamorarse de una persona sin sentimientos como yo.

— ¡Oh! Eres tan odioso Cameron Dallas. Eres tan frío que ni tu música transmite nada.

— Joder, encima. ¿Tu crees que tocas bien? — dije intensificando mi mirada. — Perdona, pero no. Creo que debería buscarte otra especialidad porque el violín no es lo tuyo.

— Pues tu música y tu manera de tocar no transmite ningún tipo de sentimiento. Lo que tu haces no puede ni llamarse música.—se defendió. Notaba que se sentía muy indignado por aquello que le había dicho, tenia el ceño fruncido. Claramente enfadada. Por alguna razón me resulta divertido.

— ¿Crees que la tuya a logrado transmitirme algo? — seguí metiéndome con su música, por su reacción sabia que meterme con su música era lo que mas le molestaba. Bueno, a mi también me había molestado mucho que digiera que mi música no transmitía ningún sentimiento. — Bueno, algo sí que ha causado en mi: sueño. Tu música me aburre.

— No tienes ni idea de lo que es realmente la música— me acuso.

— ¿Me lo estas diciendo eso a mi? Muy bien. Vamos a ver lo que la gente opina. Vamos a ver a quien prefieren.

— ¿Qué?—dijo ahora sin entender lo que yo quería decir.

Sonreí.

— Mañana, después de mi examen tocaremos en el bar y veremos cual de los dos tiene más votos.

— Muy bien— contesto intentando transmitir seguridad, pero podía notar que estaba nerviosa.

— Habrá un castigo para el perdedor— afirme, a lo que ella me miro de manera interrogativa esperando lo que iba a decir.— El que pierda será el esclavo del otro por un mes.

— ¿Qué?— exclamo ella— Eso viola totalmente los derechos humanos.

— ¿Admites que vas a perder?—le pregunte levantando ambas cejas y con una media sonrisa.

— No...no. No pienso perder.

— Muy bien. Porque yo tampoco pienso hacerlo.

— ¿Me estas diciendo que vas a competir contra la del violín?— me pregunto Carlos.

— Es lo que os acabo de decir, tontos.

— ¿Cuando? ¿Donde?— pregunto ahora Thomas.

— Mañana después del examen que tenemos en grupo, en el bar del hermano de Carlos.

— ¿Y le pediste disculpas?

— Lo hice, Thomas. Pero esa chica me busca. Y los que me buscan me encuentra.

— Seguro que te disculpaste de mala gana.— aseguro Carlos.

— Y eso que importa, al fin y al cabo una disculpa es una disculpa.— declare y me levante de la silla en la que estaba sentado— ¡Venga! Ya se ha acabado el descanso.

Nos pasamos ensayando dos horas más. En cuanto acabamos los chicos se fueron corriendo, según ellos tenían mucha hambre y no podían aguantar más. Al parecer ya se les había pasado el enfado. Yo por mi parte no tenia hambre, tenia ganas de ir a ver a Daniela y saber como se encontraba. Cuando salí de nuestro edificio me fui directo hacia la sala de ensayos de teatro. Cuando entre la vi ahí, bailando. Me senté en el mismo sitio en el que me había sentado la ultima vez que había venido a verla y la observe entre la oscuridad. No quería molestarla. Parecía estar bien. Sonreí al ver lo bien que lo hacia, pero esa sonrisa desaprecio en cuanto la vi caer al suelo. Iba a ir corriendo a socorrerla, pero alguien se me había adelantado. Me quede quieto donde estaba. Ella no podía verme.

¿Quien era ese chico?

¿Qué hacia él aquí?

— ¿Estas bien?— oí que le preguntaba el desconocido.

— Estoy bien no te preocupes— le contesto ella y le sonrío. Eso dolió.

— Tan patosa como siempre— le dijo él.

— Y tú tan tonto como siempre, Matt— le contesto ella mientras se reía.

¿Quién era?

¿Qué hacia aquí con ella?

Ella odia que haya gente mientras esta ensayando, por eso siempre me dice que no vaya a verla. ¿Por que él estaba aquí y ella no renegaba como lo hacia conmigo?

No podía seguir viendo aquella escena, la que al parecer yo no tendría que haber visto. Se sentía como si hubiese echo algo malo, no debería haber venido...

Vas a enamorarte de miحيث تعيش القصص. اكتشف الآن