Capitulo 41

323 29 1
                                    

Azul

Esto era estúpido, era la mayor tontería que había echo en mi vida.

¿Por que lo había metido en mi casa?

No podía parar de cuestionarme y pegarme mentalmente mientras me intentaba calmar el dolor de mi tobillo. Era un dolor punzante y molesto. Intente hacer movimientos circulares con el pie, pero fue imposible. Dolía.

— Tonta.— mire a la persona que había pronunciado aquella palabra y lo mire mal. Pero el no me miraba, él miraba mi pierna. Me estaba poniendo nerviosa. Pero antes de que yo digiera algo él empezó a acercarse a mi. No me moví, no sabia como actuar. Pero, entonces se dejo caer en mi cama. Yo seguía mirando el lugar en el que segundos antes se encontraba él.

— ¿Que haces?— pregunte sin que notase mi nerviosismo.

— Siento que me va a estallar la cabeza.— se quejo y se removió en mi cama acomodándose.— ¡Ah! — se quejo y lo mire para saber que le pasaba. Ahora se encontraba sentado mientras se tocaba ligeramente la cara.

— Idiota.— le insulte. Me levante como pude de mi cama, cogí las muletas que me habían dejado en el hospital y fui a buscar el maletín de primeros auxilios.

— ¡Hey! ¿Donde vas?— oí que me preguntaba, pero no le respondí. Aún seguía preguntándome a mi misma por qué seguía haciendo esto por él. Siempre que intentaba sacarlo de mi vida y no sentir esto que siento él aparecía ante mi para hacer que todos mis propósitos de olvidarlo se fueran a la mierda.

Estaba empezando a enfadarme, pero no sabia exactamente si lo estaba con él o conmigo misma.

— ¿Donde esta? — ahora no recordaba donde lo había puesto el abuelo, se supone que siempre debía de encontrarse en el ultimo cajón del mueble del salón. Seguí buscando entre los cajones hasta que lo encontré.

Suspire frustrada y comencé a subir las escaleras. Este simple acto se me estaba haciendo muy difícil, deje caer una de las muletas para así poder sujetar bien el botiquín, pero aun así seguía siendo difícil subir las malditas escaleras.

—Tonta.

— Cállate.— lo mire con odio. Ya estaba bastante nerviosa teniéndolo en casa, como para ahora soportar que me llame tonta a cada momento.— Encima que lo hago por ti.

— Yo no te lo he pedido.

— Ni estando borracho cambia tu actitud de patán.— él se rio ante mi comentario. ¿He dicho algo divertido, desgraciado? Entonces bajo las escaleras y se detuvo justo frente a mi y se dio la vuelta.

— Sube.

— ¿Qué?

— Sube, te llevare hasta tu habitación.

— Estas borracho.— le informe.— ¿Quieres que rodemos escaleras abajo y muramos?— se dio la vuelta y me miro atento.

— No moriremos, pero me acabo de dar cuenta de algo.— entonces paso por mi lado y se detuvo al estar un escalón menos.— Creo que de esta forma será más seguro.

Lo mire detenidamente, pero él se encontraba de espaldas así que no sabia que era lo que realmente pretendía. ¿Quería matarme?

— ¡Oye! Quieres darte prisa siento que si sigo mirando hacia abajo caeré rodando. — comento él

— Vale. Ahora ni loca me subo.

— Venga, con esa pierna no podrás subir.

— ¡Que no!— él se dio la vuelta y me miro. Ahora nos encontrábamos a la misma altura, se sentía raro. Ahora podía verle directamente a los ojos. Tenia ojeras y se notaba que en cualquier momento caería rendido en el suelo. Sonrío de lado. ¿Que esta pensando?

Vas a enamorarte de miWhere stories live. Discover now