Capitulo 50

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Cameron 


No podía parar de sonreír, me gustaba ver a ese idiota sufriendo. Él merecía eso y mucho mas. Seguí pensando en la cara que puso cuando me acerque a Azul y le susurre, se sentía tan impotente. Estaba claro que quería darme un par de ostias. Pero el sentimiento es mutuo, no me importaría nada hacerle una nueva cara.

— ¿Te divierte tanto verme mal?

Esas palabras resonaron en mi cabeza y ahí estaba otra vez el remordimiento. No debería de sentirme así, he hecho daño a muchas chicas sin importarme lo que pensaran. Pero, con ella es diferente. Tan inocente.

Camine hacia la parte de atrás del escenario para revisar que todo estuviera bien y que nadie necesitara mi ayuda, al fin y al cabo era mi trabajo. No debería de faltar tanto a clase...

— ¿Se puede saber que te pasa?

— He roto con Azul. — contesto y se detuvo al verme. Sonreí y él me miro con odio.

— ¿Así que vosotros dos ahora podréis estar juntos, eh? — les pregunte mientras miraba a Daniela y Matt. Los dos se encontraban ya vestidos para la presentación.

— Eres tan idiota. — escupió Matt.

— Lo fui. — conteste mientras miraba a Daniela. — Pero creo que gracias a ti deje de serlo y ahora pienso que el idiota eres tu. Ahora que no estas con Azul, creo que podre divertirme como antes. — dije esto ultimo porque sabia que se enfadaría. Tal como supuse el chico se acerco a mi rápidamente y me agarro del cuello de la camiseta.

— No te acerques a ella.

— ¿Por qué debería hacerte caso? — pregunte tranquilo.

— Matt, suéltalo. — intervino Daniela.

— Has caso a tu "amiguita". No querrás arruinar esta obra tan importante, ¿eh? — sonreí cínico. Sabia que esta obra era importante para los estudiantes de ultimo año de artes escénicas, así que no se atrevería a arruinarlo. Él seguía sujetándome mientras respiraba con fuerza para tranquilizarse. Reí ante su comportamiento.

— Muy bien campeón, al parecer sabes controlarte. — dije con sorna y le di unas palmaditas mientras me alejaba de ellos.

Un día de estos haría reventar a ese chico, pero no seria la primera vez. Sonreí, salí un momento de la sala de teatro para llamar a mi hermano. Necesitaba contarle lo que había pasado.

— ¿Hola?

— Michael.

— ¿Qué pasa hermanito?

— ¿Recuerdas nuestra conversación sobre Azul y que necesitarías mi ayuda?

— Aja.

— Pues ya esta. Ya puedes ir a por ella. Gracias a tu increíble hermano, tu chica ya no tiene novia.

— Aun no es mi chica. — dijo. Fui yo él que había dicho que Azul era su chica, pero después de hacerlo me sentí incomodo.

— Bueno, eso. Nos vemos luego.

— Claro. Adiós, enano. — reí ante su mote y colgué. Sabia que mi hermano estaba interesado por Azul, pero no conseguía imaginarlos juntos. Simplemente no podía porque era como verme a mi mismo con ella.

Volví a entrar al teatro, la obra ya había empezado. Las luces estaban apagadas y las notas de un violín empezaron a inundar la sala. Mire hacia el lugar de donde provenían las notas, pero no podía ver nada. Entonces, las luces del escenario se encendieron y los primeros bailarines empezaron a salir. Volví a dirigir mi mirada hacia la orquesta y ahora si podía verlos, ya no sonaba solo el violín sino que todos los instrumentos liberaban sus notas que se enredaban entre ellas creando una hermosa melodía. Me fije en Azul y no pude evitar recordar la primera vez que la vi tocar. Sonreí al recordar como le había molestado mi comentario en ese entonces. Me senté en el primer asiento vacío que vi y me quede contemplando como tocaban, no podía quitar los ojos de los dedos de esa chica que tantas veces había echo enfadar. Estuve toda la obra mirándola, me gustaban los sonidos que salían de su instrumentos. Estaba seguro que era la única persona en toda el teatro que estaba mirando a la orquestra y no la obra.

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