Prometo encontrarme © (Comple...

נכתב על ידי DominusNano

81.8K 6.8K 680

Adam Houchein perdió a su padre en un incendio de su antigua casa cuando apenas era un niño y desde entonces... עוד

BIENVENIDO (A)
SINOPSIS
DEDICATORIA Y REPARTO
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 | La Bienvenida.
Capítulo 2 | El Trauma.
Capítulo 3 | Los Sprause.
Capítulo 4 | El dibujo.
Capítulo 5 | Madre Nonna.
Capítulo 6 | Lo improbable.
Capítulo 7 | El castigo.
Capítulo 8 | Las indirectas.
Capítulo 9 | La fiesta.
Capítulo 10 | La advertencia.
Capítulo 11 | La apariencia.
Capítulo 12 | El amor.
Capítulo 13 | El ministerio.
Capítulo 14 | Bajo la lluvia.
Capítulo 15 | Los ojos rojos.
Capítulo 16 | La cita.
Capítulo 17 | Lo siento.
Capítulo 18 | Los adjetivos.
Capítulo 19 | Los nanorobots.
Capítulo 20 | Disfraz.
Capítulo 21 | Luciérnagas.
Capítulo 22 | Cigarrillo.
Capítulo 23 | El cazador.
Capítulo 24 | Sucesos nocturnos.
Capítulo 25 | Dejar ir.
Capítulo 26 | Asimilando.
Capítulo 27 | Huérfano.
Capítulo 28 | Provocar.
Capítulo 29 | Vínculo.
Capítulo 30 | Fetiche.
Capítulo 31 | Retener.
Capítulo 32 | Dependencia.
Capítulo 33 | Tatuaje.
Capítulo 34 | Multifacético.
Capítulo 36 | Entropía. (Parte I)
Capítulo 36 | Entropía. (Parte II)
Capítulo 37 | El juego.
Capítulo 38 | Dones.
Capítulo 39 | Garu.
Capítulo 40 | Irregularidad.
Capítulo 41 | Tres personas.
Capítulo 42 | Ni Rey ni Reina.
Capítulo 43 | Parte de algo.
Capítulo 44 | La penúltima máscara.
Capítulo 45 | En la mente.
Capítulo 46 | Pertenecer.
Capítulo 47 | El futuro y el pasado.
Capítulo 48 | El juego final.
Capítulo 49 | Estrellas.
Capítulo 50 | Ayuda.
Capítulo 51 | Pasos.
EPÍLOGO.
AGRADECIMIENTOS
Capítulo Extra | Ethan.
Capítulo Extra | Colton.
Especial de San Valentín.
🌙 OTRAS OBRAS 🌙
🌙 CURIOSIDADES 🌙

Capítulo 35 | Pacto.

1.1K 107 16
נכתב על ידי DominusNano

Frente al rascacielos donde es la fiesta, hay una larga plaza, que, según las imágenes que representan los letreros, lleva a la Torre Eiffel. La plaza es bonita e inspira romance con sus largos faroles de luz tenue amarillenta. El camino es dividido a través de una fuente céntrica, igual de larga que la estructura pública. Mientras que, en el lado derecho de dicha plaza, se encuentra una vereda con una bonita laguna, donde parejas navegan en pequeñas canoas a través de ellas para tener su momento sentimental. Y, en el lado izquierdo, se encuentra un parque donde algunos niños juegan.

Aún exhaustos por el cúmulo de personas de las cuales huimos en esa fiesta, Daniela y yo nos sentamos en una banqueta, un poco alejada de las personas que se encuentran en este lugar, donde las ramas de un gran árbol nos cubrían encima de nosotros. Ya le había dicho a mamá que iba a salir con la chica, por lo que nos podríamos tardar todo el momento que quisiéramos.

— ¿Seguro que quieres saber todo esto del pacto?— rectifica mientras se desase de la vuelta que tiene su cabello, dejándolo suelto y aun conservando el antifaz. La brisa que representa el lugar, hace vuelo con su cabellera, provocando que me hipnotice por un segundo—. ¿No es otro capricho tuyo?

Yo abro mi boca ofendido mientras me acomodo para verla directamente a ella.

— Yo no tengo caprichos— aseguro, y lo único que me gano es una inquisitiva ceja por parte de ella, sin creerme mucho—. De acuerdo, tal vez algunos. Pero éste no es uno de ellos.

Ríe, pero suavemente. Después se acomoda para mirarme a los ojos, reflejando a través de ellos la curiosidad y determinación que debo de poseer.

— Bien, ¿Qué quieres saber específicamente?— accede.

— Bueno, quiero saber específicamente lo que atraería mi posible muerte a manos de esa vampira. Soy técnicamente una víctima, sin siquiera reconocerlo— frunzo los labios, y ella siente mi preocupación oculta—. ¿De qué trata el pacto?

— Cuando se fundó el pueblo, este sólo constaba de un limitado grupo de humanos, hasta que llegamos nosotros, o, bueno, específicamente Margaret y Nicholas. Siendo vampiros que conservaban el ideal de matarse primero ellos antes que a los humanos, pudieron mezclarse entre ellos. Pero claro, si llegaba otra especie, no lo verían igual— relata, algo incómoda por el recuerdo que les debió contar sus padres—. Con el tiempo llegó un hombre que se transformaba en algo distinto cuando la luna lo observaba, y procreó, en ese mismo pueblo, una familia que tenía la misma habilidad de él, hasta que se convirtieron en una manada. Luego llegó una chica creada a partir de las raíces de un árbol, y era una con la naturaleza, y procreó en el mismo sitio para establecer el clan de las hadas. Y con eso, fueron cuatro especies conviviendo en un mismo pueblo; hasta que las peleas por las tierras comenzaron. Los hombres lobos nos rugían porque los estábamos dejando sin comida, las hadas discutían porque estábamos dejando sin fauna al bosque, y los humanos sospechaban que algo muy raro estaba sucediendo en ese sitio porque las personas morían consecutivamente. Pero la verdad es, que mis padres nunca hicieron eso, sino los intrusos que entraban en el pueblo para sólo provocar caos; Omegas, hadas caídas, y vampiros moribundos e incontrolables. Con eso, el clan Waters para calmar los ataques surgió, que, para ellos, era matar las amenazas. Y, a través de aquello, las discusiones se convirtieron en algo más… violento. Porque nadie quería morir, era la supervivencia del más fuerte, hasta que la líder de las hadas, siempre calmada y la de aquel tiempo, propuso una solución pacifista.

— El pacto— deduje, y ella asintió, mirando ahora a la laguna.

— El pacto es un acuerdo que tenemos los cazadores, vampiros, hadas y hombres lobos de no lastimarnos mutuamente, ni de lastimar seres inocentes, para que coexista la armonía— explica.

— ¿Seres inocentes?— indago, aunque profundamente ya sabía la respuesta a eso.

— Humanos que no conocen nada acerca de este tema, niños de nuestros clanes y manadas, y criaturas que pidieron permiso para entrar y no han dado prueba contraria a difundir la paz— hace una pausa para colocarse un mechón de su cabello detrás de su oreja, mientras que mi atención estaba fundida en ella—. Existen muchas criaturas que no conoces, que las leyendas dicen que son malvadas, pero aún así le damos el beneficio de la duda; Christine era una de ellas, y sus actos nos han dado permiso para atacarla.

— Es decir, que, al matar a Christine, el pacto no se rompería— insinué—. Pero si yo muriera a sus manos, entonces las demás criaturas se verían forzadas a atacarlos a ustedes, porque la chica es vampira y, en menor grado, su clan fue los que le dieron permiso de entrar al pueblo.

— Sí— confirma, con una chispa de inquietud—. Por otro lado, el pacto también cubre el territorio de los cazadores, vampiros, hadas y hombres lobos; aquellas fronteras que no podemos cruzar sin su consentimiento y las zonas en las que inevitablemente nos podríamos encontrar, como el instituto, clínica, biblioteca, entre otros. Así, la búsqueda de comida estará equilibrada y nadie culpará a nadie porque la fauna se está acabando en sus tierras.

— ¿Y qué pasaría si se rompiera ese pacto?— inquiero.

— La guerra volvería— sus ojos vuelven a recaer en mí, y el miedo que se representa a través de ellos no me producen mucha confianza, porque pocas cosas hacen temer a Daniela—. Y no sería una muy bonita, porque cualquier ser, inocente o no, podría morir o ser destruido.

— ¿Eso ya ha pasado?— tuve la necesidad de preguntar, porque su profunda mirada está removiendo algo en mí, y no creo que sea sólo porque sus padres se lo hayan contado—. Y me refiero a, ya sabes, después de que se estructuró el pacto.

Ella se queda observándome, y toda expresión en su rostro se disipa. No logro saber lo que siente, pero la capto con un aura fría y sombría. Aprieta un poco el agarre de su mano con la madera de la banqueta, y casi siento que la va a partir, hasta que veo que, la realidad de eso, es que está aterrorizada, no enojada:

— Sí, y por eso lo digo, es más complicado de lo que parece— murmura—. Sucedió hace ciento cinco años, cuando una manada con un alfa demente llegó al pueblo y empezó a decapitar personas y hadas. Claro que en un principio no lo sabíamos, pero tuvimos que intervenir, porque pensábamos que era la manada que desde un principio estuvo en el pueblo. Y pues… un mal entendido llevó a la guerra, y la guerra llevó a que Bennys Hills fuera el pueblo con más índice de mortalidad en ese tiempo; considerándolo peligroso, lo que atrajo a las verdaderas mafias a instalarse aquí. Pero verdaderamente nunca les prestamos atención, ya que nosotros debíamos de encargarnos de algo más grande, como lo son los riesgos sobrenaturales.

El tono de su voz me indica que el suceso fue sumamente grave, como aquellas guerras que nos narran los libros de historia, donde algunas conmemoran a los caídos, mientras que otros celebran la victoria. Lo que me hace preguntar el hecho del por qué en esta ocasión fue diferente, el por qué Bennys Hills se encuentra oculto en Oregón a pesar de lo que ocurrió, por qué sólo sigue siendo una sombra…

— ¿Por qué nadie menciona el tema si fue algo tan reciente?— reconozco. También me sorprende que en el instituto nadie lo mencione, ni en los libros, ni en el internet, ni nada. Sólo se limitan a encerrarse en la noche, como si fuera una tradición que a nadie le interesa de dónde vino.

— El gobierno de aquél entonces no quería que las personas se enteraran de lo que estaba ocurriendo, de cómo casi todas las personas del pueblo murieron. Eso sería una gran mancha dentro de su mandato. Así que eliminaron todos los antecedentes de lo que estaba ocurriendo. Los distintos ministerios que rigen lo sobrenatural, también movieron sus influencias para que nadie hablara acerca de eso. En realidad, fue la única vez donde ellos le prestaron atención al pueblo— explica, para que luego, sin previo aviso, alzara un poco su vestido para mostrar una cinta que tenía amarrada a la pierna, y, entre esos dos, su celular. Analicé ese movimiento, y no quiero admitir que estuve más al pendiente de su piel, que del objeto que estaba sacando de su compartimiento improvisado—. Todas las noticias de la trágica guerra fueron quemadas, sin embargo, aún conservo ésta— del forro de su celular, saca un viejo el papel y me lo entrega.

Era un recorte de periódico muy inestable. Sentía que si lo desplegaba se volvería polvo, pero con dificultad lo hice. Y empiezo a leer, sintiendo la mirada de Daniela sobre mí, leyendo cada una de mis expresiones.

«Diario Local.
15 de Marzo de 1912.
Reportera Manon B.

La catástrofe en un pequeño pueblo.

Al sureste de Oregón, se encuentra un pueblo estructurado a partir de la siembra de la esperanza de una familia, llamado, según la tradición de un viejo árbol, Bennys Hills. Los habitantes que habitan ahí, son limitados, y su constitución apenas se estaba alzando con fuerza.

Hasta que algo lo desboronó, considerándolo en extremo peligroso, y una gran equis roja en el mapa del país; en estos últimos quince días, han ocurrido unas anomalías que, según mismos habitante, son difíciles de explicar, y no le consiguen lógica alguna, porque nadie se lo esperaba.

Últimamente, incendios a estructuras hechas de madera, inundaciones en las lagunas más cercanas, heridos de balas y ataques, asesinatos sangrientos,  y suicidios ante la incertidumbre de no tener esperanza, han perturbado la paz de este pequeño pueblo.

Los pocos residentes que quedan y autoridades tratan de informar que extrañas personas con una fuerza sobrenatural, animales, mujeres con alas, y soldados armados con lanzas y flechas,  provocan lo sucedido.

La pregunta es, ¿Cómo es esto posible?

Los mismos residentes los autodefinieron como demonios, demostrando que quizás la era demoniaca ha comenzado; el castigo que muchos predijeron por la maldad que ha ejercido el mismo hombre a la naturaleza.

La punición que nos han mandado los dioses.»

La lectura seguía, pero después de eso la hoja de periódico está desgastada, haciendo imposible de leer lo que sigue. Aunque, sin embargo, al lado hay una imagen de lo que representa la noticia; un niño ahorcado con una soga en la rama de un árbol, y el retrato de una mujer llorando en el suelo por la muerte de su posible hijo.

El retrato era horrible, y el miedo que transmitía traspasó por todo mi cuerpo. Era algo sumamente tétrico, a pesar de que la calidad no es la misma que ahora. El sentimiento de la noticia era real, y no quiero imaginar qué fue vivirlo.

— Demonios, animales, chicas con alas, y soldados armados con lanzas y flechas— digo para mí mismo en un susurro, asimilando el reporte.

— Vampiros, hombres lobos, hadas, y cazadores— simplifica la castaña, y yo le devuelvo la noticia porque no podía soportarla entre mis dedos. Ella la guarda junto con su celular en el compartimiento, y luego siente mi inquieta mirada, quiere calmarla: — Trece días después de que saliera esa noticia, el pacto volvió a concretarse gracias a nuestros padres, el bisabuelo de Thomas, y el alfa de la manada cuando explicó que los atacantes no eran integrantes de su grupo, capturando a los verdaderos rebeldes. Todo volvió a la tranquilidad; el Ministerio no nos sentenció, las tierras volvieron a dividirse, y el pacto se hizo más fuerte a través de las conversaciones entre especies. Siempre hay que reportar y todo eso. No obstante, ciertos ancianos guardaron ese recuerdo en sus mentes, y tal vez les hayan contado a sus hijos y nietos. Aunque nunca se ha hecho viral, ya que está prohibido hablar de lo sucedido, tanto sobrenatural, como normalmente, ya que el gobierno también guarda algunas cosas.

Me coloco ambas manos en mi rostro, a la vez que analizo todas las palabras que me dijo. Luego me las paso al cabello, y lo alboroto en una chispa de frustración, porque esto parecía no detenerse con mi muerte.

— Hay algo que no entiendo— destaco, un poco confundido a través del sentimiento que acabo de tener—. Antes de mí, ya habían ocurrido otras muertes, ¿Por qué sería diferente con la mía? ¿Por qué el pacto se rompería si específicamente Christine me mata?

Susan murió, no hay guerra. Liam murió, no hay cadáveres por las calles. El guardia de la fiesta murió, no hay inundaciones ni incendios. Yo muero, y una catástrofe en cadena podría desatarse. No le sentía el hilo a eso.

— Porque quizás el pacto no aguantaría otra excusa de nosotros diciendo que no volvería a pasar, porque ya había sucedido varias veces. Y eso va en aumento cuando tú eres amigo cercano a Thomas, miembro del clan Waters, y te la pasas últimamente mucho con nosotros— responde, pensativa—. Las demás especies primero tendrán en cuenta que fuimos nosotros lo que lo hicimos, y tu cadáver es la bandera para proclamar el dominio de las otras tierras. Ellos no considerarán a Christine, y mucho menos considerarán escucharnos, porque eso es susceptible a que otras muertes sucedan.

— El padre de Thomas me odia, no creo que considere mi muerte una amenaza.

— Considerará cualquier amenaza que quiera romper el pacto, como una oportunidad— señala, jugando ahora con sus dedos—. Y, aún con ese odio, eres reconocido entre cazadores.

— ¿Lo soy?— inquiero, confundido y con una ceja hundida.

— Los cazadores del instituto te conocen, y siempre murmuran que eres nuestro nuevo bocado y atacarán si te sucede lo mismo que a Susan, lo he escuchado después de la fiesta de Luke.

Bien, eso me sorprendió, porque no sabía que era vigilado.

— ¿Hay cazadores en el instituto?— cuestiono con voz intrigada y algo nerviosa.

— No tienen la sangre Waters, pero los consideran de su clan, ya que no cuentan mucho con la fuerza de Thomas y su padre necesitaba de aliados— aclara, frunciendo los labios—. Eso sólo hace que el poder del rompimiento del pacto sea más fuerte. Además, fuera de gran pesar romper la confianza que hemos desarrollado con algunas especies, como los amigos hombres lobos que tiene Dylan en las montañas.

Según las palabras de Daniela, Christine no era tan tonta como demostró, y se evidencia más que nunca que lo que usaba en el instituto sólo era una máscara para atraerme. Debió de buscar mucho el tipo de chica que me suele atraer, pero no investigó a fondo la personalidad, aunque le tuve cierta compasión cuando me admitió que era huérfana.

Y me mintió rotundamente en eso, porque la eternidad fue, en realidad, lo que mató a sus padres.

— ¿Por qué Christine quisiera hacer algo tan horrible como eso?— consideré, pensando en las muertes y tragedias que atraería la guerra, también en los rompimientos de amistad entre clanes. Y, sobretodo, visualizando al niño que estaba guindando de un árbol en la noticia—. Ella simplemente llegó al pueblo, y parece que una chispa de demencia sólo le susurró eso.

— Yo tengo una respuesta— destacó la castaña, alzando la vista con determinación—. Quiere poder. Quiere saber que algo está en su mano y puede controlarlo a su merced, o simplemente quiere que la reconozcan como algo más que una vampira que vive la eternidad. Algo así como, el ser que inició una guerra y rompió el perfeccionismo de las leyes que el ministerio quiere inculcarnos. Quiere que haya una ruptura en la sociedad, para demostrar que nosotros probablemente estamos igual de rotos que ella.

— Y el deslumbrar del poder que quiere poseer no la hace notar que mi muerte atraería otras muertes de personas que son totalmente inocentes— finalizo, y Daniela asiente en conciencia—. Entonces debo de tener más cuidado, porque las cosas hubiesen sido diferentes si sólo fuera yo, pero un pueblo técnicamente se sostiene de mí.

— Y lo siento por ser la primera en confesarte eso, pero esto técnicamente sigue siendo una teoría. Lo único concreto aquí, es que hay que hacer todo lo posible para protegerte, porque Christine sigue detrás de ti, e inclusive más cerca que nosotros— su mirada profunda se vuelve a encontrar con la mía, una chispa de súplica pasa a través de ella—. Debes de dejar de ponerte en peligro y apaciguar tu curiosidad, al menos hasta que capturemos a la vampira, o que hagamos entrar en razón a los demás clanes, diciéndole que Christine no tiene nada que ver con nosotros.

Eso era como decirle a un perro que no ladrara, a un gato que no maullara, y a un mono de un zoológico que no te robara la bebida. Era casi imposible apagar mi curiosidad, porque mi mente siempre quiere saber más, y eso aumenta si se trata de este tipo de tema. Sin embargo, ante el insistente ruego de Daniela, me prometí que haría un intento.

— Trataré— respondí en un murmuro, y, a pesar de que no me creyó mucho, ella asintió. Quizás ambos sabíamos que ninguno de los dos lograría más que eso, o al menos no por ahora.

El silencio pareció envolvernos en ese instante, y fue uno realmente incómodo, porque ambos teníamos contrarios ideales que no querían surgir; ella pondría su muerte en juego para protegerme, yo, en cambio, aún estoy reconsiderando que mi muerte no es nada comparada con la de ella, pero, contrario a eso, se agregó una carga a la que no puedo huir.

No creo aguantar el no volver a ver a Daniela, ahora que estoy algo claro en el remolino de sentimientos que poseo. Pero tampoco creo aguantar la culpabilidad que atraería la muerte de seres inocentes por mi casi torpe movimiento, y mis catastróficos sentimientos.

Esto es muy complejo, parece que sólo hay dos vías, y no puedo escoger a una, porque ninguna me gusta. Todas son malas para mí, en las dos hay muertes. Salvo que, milagrosamente, Drake pueda emplear sus habilidades de cadete vampiro, y de verdad cumpla su parte del favor.

Mientras que yo, alternaré en cumplir con el mío.

Observo la laguna que hay en el frente, las personas prestan atención a una pareja a la cual, el hombre, le propuso matrimonio a su chica. Muchos están silbando y aplaudiendo, incluso hay otro hombre el cual les hace un retrato. El amor de verdad se aprecia aquí, y nosotros por nuestros tormentos no lo estamos viendo, ni apreciando.

Así que hice algo que no estaba en esta rutina, que fue posar mis manos en las mejillas frías de Daniela, quedando totalmente rígida, para luego quitarle el antifaz, revelando su hermoso rostro. Hice lo mismo con la mío, alborotando mi cabello en el trayecto.

Siento la analítica mirada de la castaña en mí, y no le presté mucha atención mientras me levantaba de la banqueta y colgaba los antifaces en una misma rama del árbol que estaba encima de nosotros. Resulta que el árbol no era común y corriente; en él, parejas marcaban sus iniciales y alrededor se conservaba un corazón. Estaba repleto de ellos, pero la corteza era bastante para seguir escribiendo en ella. Yo, como pacifista de la naturaleza, quise hacer algo distinto, conservando la rutina de que dos parejas se prometían amarse o cuidarse a través de ese árbol.

Era algo sencillo, pero significativo, demostrando que ahora tengo alguna clase de fetiche con hacerle promesa a los árboles.

Daniela, aún sentada en la banqueta, me miró con una curiosidad increíble. Y su pequeña sonrisa volvió a aparecer cuando se dio cuenta de lo que hice. Y pareció prometer lo mismo que yo, porque se quedó mirando la cúpula del árbol, con una gran profundidad.

Luego me le acerqué, y su atención fue dirigida al agarre que mis manos proporcionaron en las suyas, levantándola de la banqueta, quedando a una mínima distancia que no calculé, pero fue oportuna. El momento era más íntimo de lo que esperé.

— Menos mal que esos problemas son de Bennys Hills, porque ahora nos encontramos a un océano hondo y extenso de él. Estamos en París, mundialmente conocida por ser la ciudad del amor, donde parejas desembocan sus sentimientos para prometerse amarse y quererse hasta que la vejez los sucumba— destaqué, acomodando un mechón de su cabello detrás de la oreja. Estábamos a sólo centímetros, consideraría que ella siente mi aliento—. Y, me agrada decir, que no quiero estar con otra persona en este momento. Por lo que vamos a disfrutar de verdad como se debe el ambiente romántico que nos rodea.

Y con eso, me separo de ella para aferrarme a una de sus manos y llevarla aún más adentro de la larga plaza. Tenía un objetivo; una estructura que sabía que ambos queríamos ver. Al adentrarnos casi completamente a este lugar, se pudo notar un incremento de las personas que la visitaban, siendo muy diferente a Bennys Hills, y algo similar a New York. Las familias fueron apareciendo con niños en sus brazos, las parejas siendo retratadas podían verse en cualquier punto, los besos tampoco faltaban, y había puestos de comida en cada esquina. En resumen, parecía una feria en donde la felicidad reinaba.

Pude sentir la incomodidad que emanaba Daniela por no estar en su territorio, y es que esto era muy improvisado, pero quise hacerla sentir como yo estaba en este instante. Así que hice prácticamente el ridículo con un mimo que buscaba a un participante a través de señas, y el objetivo de eso era repetir lo que él hacía. Fue fácil, luego normal, y pasó a ser difícil cuando improvisó un baile de robot, algo que yo no sabía hacer y me salió como si fuera el títere de un titiritero drogado.

Al final, el mimo me botó, pero logré mi objetivo; hice reír a Daniela. Y me aferré a su mano como si eso impidiera dejar ir ese sentimiento de alegría, regalando los dichosos choques de electricidad cuando nuestro tacto se hace más fuerte e inquebrantable. Ya con eso en mente, nos disponemos a seguir caminando, consiguiendo atracciones, payasos, acróbatas y magos en el camino.

Todo iba bien, hasta que vuelvo a perder el sentimiento de Daniela cuando agachó la cabeza. Pero ya no la sentía incómoda. Ella parecía estar feliz, pero a la vez melancólica. Y que no quisiera el globo, que le compré a un colorido payaso, me lo demostró.

— ¿Qué te sucede?— dudé, lo suficientemente cerca para que la conversación fuera entre ambos—. ¿Estoy haciendo algo mal? Lo siento, soy algo nuevo en esto.

— ¿Qué?— cuestionó con incredulidad, y con una sonrisa que me mostró que tal vez fue algo tierno mi impulso—. No, no es eso.

— ¿Y entonces?— indagué, y por mi persistencia quizás fue que Daniela lo dijo.

— Creo que a Susan le hubiera gustado este lugar— murmura casi imperceptiblemente, mirando ahora todo lo que poseemos a nuestro alrededor; los niños corriendo, las parejas de jóvenes, adultos y ancianos en su romanticismo, y las atracciones más brillantes que nunca. Sin duda alguna, París tenía lo suyo—. Siempre quiso venir aquí, ¿Sabes? Pero parece que no tuvo oportunidad.

Mi globo azul pareció descender ante esa confesión, y es que desde un principio nunca se me ocurrió consolarla en ese tema. Ella parecía culpable en este preciso momento, y la tristeza quería surgir ante el recuerdo de su amiga. Daniela siempre se esforzó en ocultarlo, incluso casi igual que los estudiantes del instituto. Parecía una roca, o que una muralla la rodeara para no ver lo que oculta en realidad; una frágil chica que trata de combatir con los recuerdos de su mejor amiga muerta. Debe de sentir con fuerza el espíritu de Susan en este momento, y no creo que pueda soportarlo.

Pero debía aferrarme a su felicidad como sea, ya que su sonrisa es algo embriagante para mí, y debo esforzarme en sacarla a la luz. Y, con eso, un grupo de recuerdos de mamá ayudándome a mí me llegaron de golpe, todas referentes a papá.

— Hablar a veces de eso ayuda a superarlo, créeme. Guardarlo en tu ser, para demostrar que eres fuerte, a veces no es bueno— aconsejé, aún tomando en cuenta que las lágrimas probablemente no podían sobresalir de sus ojos, pero debía desahogarse de alguna manera. Y con Susan no era la única con la que debía tratar, pero era un paso a la vez—. A lo mejor, sí me cuentas un poco más de ella, pueda ayudarte. Verdaderamente no la conocí muy bien, más que su sentido para burlarse de mis obras artísticas.

Daniela ríe ante eso, pero no era de felicidad, en ella sólo se demostraba la amargura o dolor que presentaba en ese momento. Sin embargo, trata de hablar, y agradezco internamente porque no se encerró en sí misma.

— Susan era alguien muy carismática, eso principalmente la definía— empieza a relatar, con su cabeza nuevamente levantada y no decaída. Puedo ver cierto brillo en sus ojos, al parecer recordar a su amiga sí la ayuda—. También era alocada, hasta puedo decir que tenía cierta similitud contigo. Si hacías algo mal, ella no dudaba en decírtelo en la cara. Le gustaba mucho ir de compras y ver revistas de celebridades. Cuando supo nuestro secreto, no le afectó como creía, de hecho, la puso muy feliz al punto de quererse poner en riesgo para transformarse en una vampira. No obstante, luego de reconsiderar los riesgos que atraerían dicha transformación, pareció superarlo y se limitó en apoyarme hasta el día final de su vida.

¿Susan se quería matar? De acuerdo, confirmo que esa chica no estaba del todo cuerda, pero, aún así, hizo algo digno de admirar que yo no hice con Daniela en un principio, que fue darle mi mano para apoyarla. Y quizás, además de todo lo electrizante que estoy sintiendo justo ahora, por eso se la estoy agarrando, y no la quiero dejar ir, incluso cuando Daniela proporciona un agarre más fuerte en ella, consecuencia de estar pensando en algo que no era sano.

— Me apoyó hasta que una estúpida la mató— repitió, enojada, furiosa y vengativa. Sus ojos pasaron a tener una tonalidad rojiza—. Pero me las pagará, si tengo oportunidad, le arrancaré la cabeza y disfrutaré cada segundo haciéndolo.

La fuerza que ejercía en esa zona se estaba tornando antinatural, podía apreciar el imperceptible crujir de mis huesos, hasta sentir que no la podía mover, pero aún no la quería soltar. Tenía que buscar la forma de calmarla.

— Recuerda a tu amiga por lo que fue— le empecé a susurrar suavemente como último recurso. Detuvimos nuestro caminar, y nos situamos justo al lado de la fuente, colándome en frente de ella para buscar su mirada—. No creo que a ella le gustaría verte de ésta forma, ni querría que mataras a Christine por sólo una venganza. Las personas mueren a diario, pero sus recuerdos quedan en sus seres queridos, eso es lo importante. Mi mamá me ayudó a asimilarlo tras la muerte de papá, claro que estaba pequeño, pero aún recuerdo sus palabras cada vez que le preguntaba el por qué yo no tenía un padre, al igual que los otros niños. Me decía: “Adam, después de la tormenta, viene el sol. Tu papá no está físicamente con nosotros, pero debes de recordar que él siempre te estará cuidando desde el cielo. Él es nuestro ángel de la guarda, nunca se alejará de nosotros”. Ahora puede que suene infantil, pero sigo creyendo que él me está mirando desde algún lado.

A medida que le iba hablando a Daniela, ella se iba relajando, hasta que finalmente sus ojos vuelven a su color original y deja de estar tensa. Su agarre se torna de nuevo suave, pero la luz de sus ojos sigue sin aparecer.

— ¿Cómo guardas los mejores recuerdos de tu padre?— pregunta, regalándome su atención—. Es decir, probablemente no lo recuerdas.

— Mamá me cuenta anécdotas sobre él, en resumen, podría decir que tengo su locura— respondo, sonriendo.

Un recuerdo llega a mí, una de las tantas anécdotas que me compartió mamá cuando tenía cinco años, el día en el que mi padre y ella se conocieron.

« Estaba en mi pequeña cama, arropado hasta la cabeza. Me encontraba asustado porque había una fuerte tormenta afuera. Unas luces con ruidos titilaban y alumbraban a través de mi cobija.

Bajé corriendo de mi cama hacia la habitación de mamá, en el apartamento de Tía Sam, tras un fuerte ruido que escuché, tenía a mi oso de peluche, Ambrosio, entre mis brazos y lo estrujaba con mucha fuerza.

Veo a mamá en su cama, con una lámpara de noche encendida, está leyendo uno de esos libros aburridos que contienen muchas letras y nada de dibujos.

Ella siente mi presencia y alza su vista.

— ¿Adam? ¿Qué tienes, cariño? ¿Por qué no duermes?— pregunta un poco preocupada, cerrando su libro y colocándolo en su mesita de noche.

— Tengo miedo, hay fuertes ruidos por todos lados— le digo con una inocente voz, para luego salir corriendo a acostarme al lado de ella.

— Son relámpagos, cariño, no debes de sentir miedo— aclara con una dulce voz.

— Es que son muy feos, no me gustan las tormentas— contradigo, colocando mi cabeza en una de sus piernas.

— No todas las tormentas son feas— recalca, y mi sentido agudo recae en ella.

— ¿Existen tormentas bonitas?— indago, ceñudo.

— Podría decirse— explica—. Depende de cómo lo veas. Por ejemplo, cuando conocí a tu padre, había una tormenta bonita.

— Tal vez una historia me calme un poco— insinúo con una pequeña sonrisa nerviosa ante su rechazo, y en pequeña escala a la tormenta. Amaba las historias que tenían a papá como protagonista, incluso más que las fantásticas que ella solía contarme.

Ella achina sus ojos, dudando, pero finalmente accede.

— De acuerdo, ponte cómodo.

Yo me acurruco más a su lado y ella empieza a relatar.

— Tú padre y yo nos vimos por primera vez en una parada de autobús. Yo estaba en dicha parada sin moverme, puesto que había una tormenta que no me dejaba desplazar y ahí había un techo. Necesitaba llegar al colegio, ya que tenía una importante obra ese día. Estaba desesperada, los autobuses no pasaban y no tenía dinero para el taxi. En eso, pasa un no tan elegante joven castaño de mi edad en frente de mí con un paraguas.

— Mi papá— no pude evitar decir, con una gran sonrisa.

— Ese mismo— aclara—. Él se me quedó viendo por unos segundos y me ofreció su paraguas, al principio no lo acepté ya que no lo dejaría solo en la lluvia, pero luego accedí cuando ofreció ir juntos hasta acompañarme hacia mi colegio. En el camino, íbamos conociéndonos mejor, me parecía muy carismático, al punto de que me produjo atracción.

— Te enamoraste— le insinué con una sonrisa pícara.

— Enamorar es una palabra muy fuerte para ese momento, yo diría que me gustaba— explica—. En fin, tu padre me dejó en el colegio y se marchó. Después, cuando estaba actuando la obra, la cual era rapunzel y yo era dicha protagonista, se me olvidó una de mis líneas, estaba nerviosa y asustada, todo el público me miraba. En eso, los reflectores titilaban y yo miré a dicho lugar. Era tu padre de nuevo, él estaba montado en lo más alto del teatro; era el encargado de la iluminación, estudiaba en el mismo colegio que yo, y no me dijo. Tu papá me escribió la línea en un cartel y con eso pude continuar y finalizar mi actuación. Puedo decir, que después de eso, una gran amistad y mucho más ocurrió, hasta el punto de que siempre me apodó su rapunzel— Finaliza su historia.

— Entonces... ¿Si existen las tormentas bonitas?— pregunto, dudoso, ya que es una larga historia para mí.

— Ocurren cosas interesantes y hermosas bajo una tormenta, como ese día tan especial para mí— simplifica, acariciando mi cabello y ofreciéndome su sonrisa—. Espero que algún día también la experimentes, o que al menos encuentres a una chica que te haga sentir las mismas emociones que yo siento por tu papá

Y la encontré, Daniela me hace sentir esas emociones; esa corriente eléctrica, esa necesidad de hacerla reír y sonreír, hasta puedo ponerme a hacer el ridículo por ella.

— Siempre mantén una sonrisa ante las adversidades, recuerda a tu amiga como algo alegre y no como algo triste— resumo como un último consejo. No soy alguien profesional en este tipo de temas, hice lo que pude, pero parece que ella lo apreció, porque asintió de nuevo con ese brillo característico, superando o volviendo a ignorar la muerte de Susan. De verdad, espero que sea lo primero—. Ahora, señorita, por la interrupción de sus inadecuados sentimientos negativos en esta humilde velada, recibirá un castigo.

Fue algo impulsivo lo que hice a continuación, pasó por mi cabeza como una bala y lo ejecuté antes de reconocer las consecuencias que atraería dicha acción. La fuente, en un periodo de segundos determinados, se encendía y liberaba un chorro de agua, que, por supuesto, caía en el agua de la obra. Pero otras no eran sumisas a cumplir su función y caían a un lado de ésta, y cabe relucir que, si Daniela daba unos pasos atrás, ella se iba a mojar con la felicidad de esas gotas al seguir algo fuera de su estructura.

Así que sí, la empujé. Aunque no tan duro para que no se cayera aún con los tacones elegantes que cargaba. Tengo en cuenta que yo no podría con sus habilidades sobrenaturales, pero he deducido ahora que eso no funciona cuando se encuentra distraída.

Detallo el momento exacto en que las gotas se liberan del chorro y caen justamente en la vampira, en su cabello, en su vestido, en su todo. Mientras que mí globo y yo nos reímos muy fuerte de su sorpresa. Yo no soy tan malo, pero tuve la necesidad de cortar ese rato incómodo que surgió por Christine y lo que ha provocado.

No hay tantas personas viéndonos, pero algunas parejas se nos quedan viendo, pero no con burla, sino con algo que pude deducir como ternura. Daniela, contrario a eso, me miró divertida y algo desafiante, demostrando que estaba jugando con fuego. Aunque no me importó porque, por más irónico que suene, si ella era el fuego, estaba dispuesto a superar mi miedo.

Claro que el juego no acababa ahí, ya que, al ver los ojos de Daniela, pude notar el reflejo rojo que se representó por casi un segundo. Ella no me miraba a mí, sino algo que estaba detrás de mí, y supe que lo que venía no era bueno, porque su sonrisa era de una guerrera que no perdería la batalla tan fácil.

Y, sin previo aviso y al voltear, el mismo payaso al que le compré el globo, me lanzó un pastel de crema a la cabellera, y por un momento vi todo blanco mientras sentía que el globo de helio se me escapaba de mis manos, hasta que me aparté la crema de los ojos, incrédulo y sorprendido, pero estaba muy lejos de estar enojado, aunque sí un poco triste porque mi amigo esférico salió volando. No obstante, el gracioso señor se estaba disculpando por ese error que no pensó, y que no tenía previsto en sus planes, como si yo fuera el diablo en persona. Todo se resumía en excusas de que realmente no había controlado sus movimientos, que era como si un espíritu se hubiera movido en él y quisiera impartir esa broma. Todo eso fue lo que entendí de su idioma y sus expresiones, pero había más, aunque no me interesó.

Recibí sus disculpas, sin embargo, no le creí. Ya que, si eso pasara, fuera algo muy… sobrenatural.

Por supuesto.

Instintivamente miré a Daniela, y ella ya se encontraba caminando sola hacia donde íbamos, con sus tacones en la mano y el vestido demasiado pegado a su cuerpo por la mojada que debe de estar la prenda, realzando realmente la figura que tiene la chica. La vampira me observó un último instante, y su sonrisa pícara y divertida estaba más brillante que nunca, inclusive más que este iluminado lugar.

Esa chica iba matarme.

Y vaya que estaba agradecido que sea ella quien lo haga.

Augustus Sprayberry

Compadezco a la persona que quiera entrar en mi mente. Literal, podrías encontrar cualquier cosa si llegas a tocarla, y quizás termines en un psiquiátrico al retener todas las cosas que yo pienso y hago.

Mi cerebro es un caos, mis ojos son un caos, y mi cuerpo y ser cooperan para que las personas crean que nada me está pasando, cuando en realidad me sucede de todo. Puedo aparentar ser un chico común y corriente, con problemas normales, en situaciones normales. Pero en realidad, establezco mis destrezas para que la realidad se amolde en la forma que yo quiero, al tiempo que deseo.

Soy un Sprayberry, y las personas consideran mi apellido sólo por ser hijo de mi padre. Pero la realidad es diferente, y los individuos parecen ser ciegos para comprenderlo. Es como esa chica que bailaba conmigo, con su fingida sonrisa y ojos llameantes. Ella creía que me estaba engañando, pero sólo ejecutaba lo que ella quería porque el destino así lo deseaba. Ella seguía siendo otra estúpida empleada de mi padre, y me obstinaba que se regalara así sólo por el dinero que se le puede ofrecer al cuidarme.

Y por supuesto, la chica creía que yo era el ciego. Pero la ciega era ella al no caer en cuenta de que sólo jugaba con su propósito, tal y como mi padre quería.

No me vean como un enemigo, pero tampoco considérenme su amigo. Sí soy amable, es porque así lo quiere el destino predestinado. Sí soy odioso y amargado, también. En cambio, si notan que el mal habita en mí, y ejecuto mis acciones de acuerdo a algo que no quieren, consideren que ustedes no ven lo que yo veo, y por tanto no tienen derecho a meterse en mis decisiones.

Si Adam considera que yo soy su amigo, es porque me he esforzado porque sea así. Si le oculto más de lo que él cree que desconoce, es porque este no es el momento indicado para que él lo sepa. Mentirse no cabe en una amistad, cabe añadir, por eso creo que esto que tenemos nosotros es insano, y sólo juego con él, como lo hacía con aquella trabajadora de mi padre.

Claro que algunas acciones no son fingidas, y mi sistema a veces me desobedece cuando me encuentro con el castaño. Pero el camino de la realidad que estoy formando sigue en pie a pesar de eso. Adam afrontará lo que tiene que afrontar, y podrá abrir los ojos para que no sea tan ciego como el resto de las personas que habitan en esta fiesta.

Nos enfrentamos a alguien que puede ser muy meticuloso, y sus movimientos pueden estar tan calculados como los míos. Yo siempre poseo la ventaja ante todo, y sé que él se encuentra aquí. Y también reconozco que sabe lo que soy.

— Hola, Augustus— podía sentir su tétrica sonrisa a mis espaldas. Tal vez demostraba a través de ella que podía dar escalofríos a cualquiera, pero a mí no me afecta en lo más mínimo.

— Líder— me limito en decir, sacando a flote de una vez por todas el secreto que se guarda, y teniendo en cuenta que todos los Sprause están distraídos en este momento y sus sentidos no están sobre nosotros. Justo como él esperaba, y justo como yo esperaba. Sólo me volteo hacia su persona cuando sostenía en mis manos dos pares de fresas que agarré de la mesa de bocados—. O no, mejor debería soltar una exclamación tipo: ¡Me sorprende que te encuentres aquí! ¡Qué casualidad!

Eso fue un latente sarcasmo que él captó al instante, aunque he de admitir que me dio gracia esa última frase. Sostengo, tanto como el castaño, que las casualidades no existen, y el destino tiene algo muy bien calculado para nosotros, que, si vemos bien, podemos descubrir de qué se trata.

— Deja tus bromas— su voz es gruesa, más que aquella fingida con la que emite a casi todos, con su tono de condescendencia. Él me mira, me analiza con su mirada, y sé que busca algún rastro de temor en mí—. Me sorprende que no estés temblando considerando que debes de haber visto lo que soy capaz de hacer.

Claro que lo sé, todo se resume en su forma de acabar con los problemas a través de un método muy sangriento, metiendo una psiquis terrorífica que su víctima no puede contener. Por eso me he encargado de moldear la realidad de Adam, o sino a esta altura estaría tres metros bajo tierra.

— No estamos a tiempo para que me toques. Y, si lo fuera, siempre estoy listo para mi destino— destaco, llevándome una fresa a mis labios y murmurando: — Cuando tú vas, ya yo fui y vine, líder. Sé que no me harías daño aquí, hay muchas personas en esta fiesta y eso podría dañar a tu reputación.

Cierra los puños ante mi provocación, tal y cómo tenía planeado. Mantener al enemigo enojado, provoca que sus pensamientos no sean claros, y que sus planes se vayan por un abismo profundo. Le produce impotencia que, por una vez, alguien esté más adelantado que él, demostrando que el perfecto líder no es tan perfecto como quiere demostrarle a su clan, sino que está más corrompido por dentro que ningún otro ser.

— Sé que el tiempo está a tu favor, Augustus. Y eso también puede ser malo— objeta él en un leve gruñido, y usando su máxima destreza para ocultar sus verdaderos ojos—. Estamos en la recta final. Y tú caerás al igual que Adam. Porque ambos representan una amenaza, y yo tiendo a eliminarlas.

— Bueno, creo que no debería de preocuparme— me adelanto, demostrando que no me afecta en lo más mínimo, y ya hasta me había acostumbrado a lo que él dice que es una advertencia. Le regalo una de sus tétricas sonrisas ladeadas, y, escondiendo algo más a través de ella, menciono: — Además, siento que el recién llegado puede contigo.

Él me sonríe, mostrándome sus perfectos dientes blancos. Sé que esa es su máscara, y nadie observa el odio y rencor que poseen sus ojos.

— Eso veremos, Augus— dice, quitándome una de las fresas—. Eso veremos.

Y se va, ocultándose como siempre entre las personas que él dice que son su comida. Siendo una peligrosa sombra entre ellos; escuchando, viendo, y moldeando el poder de la realidad que él cree poseer.

Pero, por supuesto, nunca podrá ser como yo.

Nota del autor:

Vamos a calmarnos. Respiren.

Ok, ahora sí. Creo que me estoy pasando con los largos que pueden ser los capítulos. ¿Pero les importa? ¿O lo hago en dos partes para que no se les haga tedioso?

Sólo lo digo que, el siguiente capítulo estará tan candente, que será el más largo de la historia xd. Aunque ustedes deciden si lo hago en dos parte (?

Nos leemos luego,

Nano.

המשך קריאה

You'll Also Like

939 143 9
La vida y la muerte, nacieron brindando una infinidad de perspectivas en los grandes genios y los eruditos, que iban en búsqueda de una verdad. ahora...
15.1K 1.6K 47
¿Qué pasaría si Carlisle tuviera una hija cuando era humano y si esa hija tuviera el poder de manipular el tiempo? ¿Y si esa misma hija, Crystal Cull...
5.3K 1.2K 45
Tras la llegada e invasión al planeta Tierra de unos seres con poderes sobrenaturales, denominados "Los Capitanes", Daine y su hermana, más un grupo...
16.1K 2.6K 22
Último libro !el detective Stone junto a su equipo,investigarán toda clase de casos...ven a disfrutar de los misterios qué aguardan y a ayudar a éste...