Los días con Erick eran cada vez más emocionantes. En la empresa, si manteníamos la relación jefe - asistente, pero al menos una o dos veces al día entraba a mi oficina a darme esos besos que me matan y me derriten completamente. Antonella y Vanessa estaban más que seguras de que el está enamorado de mi, pero me cuesta creerlo. A veces siento que somos nada más aquellos amigos con derechos. Besos y sexo, más nada. Aunque, conocí a su familia y me quieren. ¿Eso significa algo, no? Que confusión. Fui a la cafetería de la empresa y pague el respectivo plato que siempre elegía. Daba gracias porque el señor Thorne decidió hacer la cafetería. Me senté junto a Pablo, un compañero de trabajo súper gay. El estaba en recursos humanos y desde que yo había entrado, el se había dedicado a hacerme sentir cómoda y había sido un buen amigo.
— Cada día estás más candente.
— Pablo... A veces se te sale terriblemente lo gay.
— Lo se, cariño. Y me encantaaaa. – Soltó un pequeño grito gay.
Mientras almorzaba hable de todo lo posible con Pablo, teníamos tiempo sin sentarnos y hablar de esos chismesitos de la empresa. Después de la interesante charla con mi amigo gay, me dirigí a mi oficina para adelantar todo el trabajo pendiente. Me sorprendí mucho al ver unos girasoles con unas rosas blancas en mi escritorio. Tenía años sin recibir flores. Busque la tarjetita que traía el ramo y sentí que mi corazón se salió de mi pecho.
«Gracias por el increíble desayuno y por la gran noche juntos. Erick»
Dios mío, pero que romántico. ¡Me lo comooooo! Busque mi teléfono para enviarle un correo. Sé que estaba en una reunión.
De: Gabrielle Sokolov
Fecha: 19 de Agosto de 2016 01:34 PM
Para: Erick Thorne
Asunto: ¿Como lo sabías?
Me encantan. Gracias. ¿Como sabías que son mis flores favoritas? Ven a mi oficina luego de la reunión, por favor.
Gabrielle A. Sokolov
A los minutos, mi teléfono sonó. Pero yo no podía dejar de ver las flores tan hermosas. Más me derritió ver que la tarjetita estaba escrita a mano. El recibió las flores y colocó eso. Me imagino que cuando todos estaban en hora de almuerzo.
De: Erick Thorne
Fecha: 19 de agosto de 2016 01:37 PM
Para: Gabrielle Sokolov
Asunto: Con gusto.
Espéreme ahí. Pues... Tengo mis recursos. En unos minutos se acaba la reunión. ¿Cenas conmigo hoy?
Erick Thorne.
Presidente de Compañía Thorne Trasatlántica.
Su propuesta me mataaaaaa. Diossss mío. ¿De cuando acá es tan romántico? Muero de amor con Erick. No respondí más porque sé que en cualquier momento vendría. Me desabroché un botón más la camisa blanca y mis pechos se veían un poco más grandes. A los 10 minutos, Erick entro por la puerta que conectaba su oficina con la mía. No dijo nada pero su boca fue directo a mi, me beso con pasión, con desesperación, con apuro. Sus manos fueron directamente a mi espalda, levantándome y pegándome a el. Sus dedos juguetones iban subiendo mi falda negra de tubo hasta llegar al borde de las medias que tenía. Un poco más y llega a mis bragas.
— Erick, estamos en la oficina. – Le pegue en la mano y la subió aún más.
— Nena, me tienes obsesionado. – Susurró pegado a mis labios.
Me beso aún más hasta que el aire nos faltó, nada más veía mi rostro y acariciaba mi pierna. Si supiera lo que está haciendo en mi... Lo que está causando. Quería hacerle de todo. Aunque estuviéramos en la empresa. Mi teléfono sonó y detuve sus caricias, si no nunca me concentraría.
— ¿Vanessa? ¿Que sucede?
— Gaby... – Escuche como ahogo un sollozo – Papá ha recaído. Y.. Es el corazón una vez más.
El mundo se me paralizo. No.... No papá otra vez... Los ojos se me llenaron de lágrimas. La ultima vez casi lo pierdo. Erick alzó mi rostro y de una vez se vio su gesto de preocupación. Me senté para poder asimilar la noticia.
— ¿Crees poder venir? Puedo llamar a Erick a ver si te da permiso así sea de 3 días. Papá te quiere ver...
— Yo hablaré con el. Vanessa, eres la mayor, se fuerte. Dale fuerzas a mamá y papá, yo te escribiré.
— Sin ti, no puedo ser fuerte... – Su respuesta me hizo llorar aún más – Te amo, chiquitina.
— Tenías tiempo sin decirme así. Yo también te amo, Vane. Más tarde te llamo.
Tranque y deje el teléfono a un lado. Tenía que ir a Rusia. La mirada impaciente de Erick me dejaba claro que no soportaba verme así. Y que si no le decía, moriría de impaciencia.
— Tengo que ir a Rusia. Papá ha tenido una recaída y ha sido el corazón otra vez, quiere verme.
— Claro nena. Claro. Los días que quieras... – Me abrazo – No puedo ir, sabes que no puedo dejar la empresa sola.
— Lo sé. Volveré pronto. Si no, te volverás loco con tanto trabajo.
— Te iras en mi jet. – Me beso y me abrazo una vez más.
Ese día, Erick y yo nos fuimos temprano de la empresa. Haría maletas y luego me iría a dormir en su casa, el quería llevarme al aeropuerto, hasta el jet. Casi no es sobreprotector el. Quien dijo. Llame a Antonella y le informe de todo, ella nada más conocía a mi familia por Skype pero todos se tenían un gran cariño y morían por conocerla. Querían que la llevara a Rusia. Pero este no es un buen momento.
Arregle todo lo que pude en las dos maletas mientras que Erick vigilaba cada movimiento mío y me sacaba lo que el no creía correcto que usara. Me saco varios shorts y camisas que según el, enseñaba bastante. Y cuando guarde la ropa interior, se emociono. Agarro mis maletas y las guardo en su Audi. Y tomo el camino a su casa. A veces dormíamos juntos y al otro día yo me iba antes que el a la empresa, o yo subía y luego el. Pero no quería que llegáramos juntos y el sabía bien la razón.
— Buenas noches señor Thorne. ¿Cenará ya? – Pregunto la señora Gales recibiéndonos.
— Si por favor, dos platos y el vino.
— Disculpe señorita Sokovo, no la había visto.
— Es Sokolov, dime Gabrielle por favor. Que ya sé que se te complica mi apellido.
— No señorita, aprenderé a decirlo. No se preocupe. – Me dedico una sonrisa y se fue.
Erick envío unos email del trabajo y luego se dedicó totalmente a mi mientras esperábamos a que la señora Gales terminara la cena. Me dio un tour por su casa que era hermosa y grande, y luego, me enseñó las dos piscinas que tenían su casa. La interna y externa. Que lujazo. Papá había comprado una casa con piscina por Vanessa y por mi. Pero el no era fan de ellas. Está casa era todo un castillo. Muy grande para Erick solo pero a el le gustaba está clase de vida. Y no podía discutirle si yo secretamente también tenía una así. Tenía que encontrar el momento perfecto y decirle la verdad. Si el lo descubría solo, sería peor. Y no me lo perdonaría. Cenamos tranquilamente la deliciosa comida de la señora Gales y luego nos fuimos a su habitación, Erick quería ducharse y no me quedó de otra que acompañarlo.
— Erick. Dejaste las maletas en el auto. ¿Que me pongo?
Entro al gigante closet y me lanzo unos bóxers y una camisa de pijama. Lo miré estupefacta y nada más se comenzó a reír de mi. Me lo puse y se me veía gigante, y el disfrutaba la vista. Se lanzó en la cama y luego me jalo a mi hasta quedar encima de el. Erick ahora era juguetón y más romántico, estaba pendiente de mi, de mi bienestar e incluso de mi familia y amigos. ¿Realmente teníamos futuro de pareja? ¿O esto es nada más sexo? ¿Nada más somos una simple asistente y su jefe buscando saciar esa necesidad? Estaba confundida y no podía negarlo. El me hacia sentir cosas únicas. No sé si estoy enamorada. Pero sé que no quería alejarme de él. Y tampoco quería que el terminara siendo como todos los hombres. Esperaba mucho de el y no quería terminar decepcionada.
Se volteó y esta vez quede yo abajo. Comenzó a bajar el bóxer y a quitarme la camisa. Su sonrisa pícara lo decía todo. No le importaba que ya nos hubiéramos duchado para ensuciarnos una vez más. Erick encontraba las mil y una manera para hacerme sentir tan bien. Y no por el sexo. Si no por todo lo que hacía. Este hombre estaba despertando sentimientos en mi que tenía tiempo sin saber que existían. Espero y siguiéramos justo como estábamos. Esperaba y formáramos la relación que antes me hubiera gustado tener.