Vas a enamorarte de mi

By SookYon

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Azul tiene una meta clara: llegar a ser una gran violinista y que su abuelo se sienta orgullosa de ella. Todo... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
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Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
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Capitulo 36
Capitulo 37
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Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
COMUNICADO

Capitulo 40

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By SookYon

Cameron

No se como, ni cuando fui a parar a ese bar de mala muerte en la que solo habían idiotas alcohólicos, pero lo peor de todo es que no paso mucho tiempo hasta que pase a formar parte de ellos. Comencé con una copa y luego con otra, y con otra hasta que los malos recuerdos desaparecieron.

— ¿Que haces solo?— dirigí mi mirada hacia la chica que me había preguntado aquello y sonreí.

— ¿Tu que crees?

— No lo se. Por eso te lo preguntaba.

— Eres una mujer curiosa.

— Bastante.— dijo acercándose a mi. Por un momento pensé en alejarla de mi, en mandarle a la mierda. Pero luego las imágenes de Daniela besando a ese idiota me vinieron a la mente.

— ¿Nos vamos a un lugar más tranquilo?— le propuse y ella sonrió coqueta. Me levante y la cogí de la mano. Pero, cuando ya estábamos cerca de la salida tres chicos se nos pusieron delante.

— ¿Se puede saber que coño haces con mi novia?— me dijo el rubio teñido del centro.

— ¿Es tu novia?—pregunte burlón.— Creo que olvido eso al verme.

— Suéltala, cabron.— me ordeno, pero hice todo lo contrario. La sostuve con más fuerza y la mire.— Sois todas igual de zorras.— le dije y sonreí. Ella me miro enfada y se soltó de mi agarre. Para cuando quise darme cuenta ya tenia al bestia de su novio encima. Al principio quede desorientado ante su primer puñetazo. Me incorpore y sonreí, necesito descargar mi rabia. Lo golpee de la misma manera que en la que él lo había echo. ¿Lo malo del asunto? Que los cobrones como él tienen perros como sus amigo que se meten donde no los llaman. No se en que momento pasó, pero tenia a dos de los suyos sujetándome mientras el novio de la zorra se acercaba a mi amenazante.

— ¿Has llamado zorra a mi novia, gilipollas?— me pregunto invadiendo mi espacio personal. Sonreí y lo mire divertido.

— ¿Sigue siendo tu novia? Por si no te has dado cuenta iba a ponerte los cuernos conmigo.— le informe y él me miro con odio. Como respuesta de parte suya recibí otro puñetazo en la cara. Note el sabor de la sangre en mis labios. Lo escupí y mire burlón a ese idiota.

— Deberías darme las gracias. Ahora sabes que tu "novia" es capaz de engañarte con cualquiera. — esta vez me dio un puñetazo en el estomago. Intente zafarme del agarre de sus matones, pero supe que me sería imposible. — ¿Me tienes tanto miedo que necesitas ayuda de tus amigos?

— Soltadlo.—ordeno el idiota mirándome con odio. En el momento en que sus matones me soltaron le di dos puñetazos. El pobre quedo totalmente aturdido, ya que no se lo esperaba.

— Si yo fuera tú terminaría con ella.— me arregle la camiseta y me dirigí hacia la puerta de salida.

Ya fuera el aire frío me nubló la vista. Esto de estar borracho no es un buen asunto. Me dirigí a mi coche y me subí.

"Si bebes, no conduzcas"

Esa frase vino a mi mente mientras ponía en marcha el coche. Me detuve, pero no pensaba dejar mi coche, y en estos momento no estoy en un buen estado como para pensar en lo peligroso que podría llegar a ser. Sonreí y encendí el motor otra vez.

— Vamos a ver que pasa.— me dije a mi mismo.

No recuerdo como fue, pero para cuando detuve el coche me encontraba delante de la casa de Azul. Mire durante un momento su casa, pero entonces recibí una llamada.

— ¿Cameron, dime ahora mismo donde estas?— me pregunto mi madre des de el otro lado del teléfono.

— Shh.

— ¿Dime donde estas?

— Hum.— murmure, por alguna razón me encontraba más borracho que antes. El alcohol estaba causándome un efecto tardío. — Veras... YO.

— ¿Hijo, estas borracho?

— ¿Borracho? No, no.

— Has bebido. ¿Donde estas?

— ¿Bebido? sí.— parecía tonto.— Veras.. es gracioso... pero me encuentro delante de la casa de la esclava.

— ¿Esclava? — cuestiono mi madre.— ¿De quien estas hablando?

— Azul. Es niña tonta.

— ¿Azul?— por un momento su lado de la línea se quedo en silencio — ¡Oh! ¿Te has enterado? Cameron, hijo deja a esa chica en paz. ¿Ahora que tiene otro chico quieres recuperarla?

— ¿Otro chico? ¿Ella?

— Tu la trataste mal.

— Ahora mismo no se de que estamos hablando...

— El alcohol.— se quejo mi madre.— Te quiero ahora mismo en casa. ¡No! No, ni se te ocurra conducir en ese estado. Quédate donde estas que iré a recogerte.

— No. Me quedare en casa de Azul.

— ¿Qué? Cameron, dime ahora mismo donde es...— colgué sin dejarla terminar y suspire. Mire hacia afuera y vi la casa de Azul. ¿Que hago aquí?

Salí del coche lentamente, sabia que si lo hacia a más velocidad acabaría tumbado en el suelo. Cuando conseguí incorporarme sin tambalearme empecé a caminar dirigiéndome hacia su puerta de entrada.

¿Se supone que deben haber tres puertas? Cerré con fuerza los ojos y los volví a abrir. Sí, habían tres puertas. Que raro...

Seguí caminando, pero sentía que todo mi alrededor se movía. Cuando creí que ya estaba cerca intente tocar el timbre, pero me fue imposible. El jodido timbre no se quedaba quieto.

Busque con dificultad mi móvil, primero en los bolsillos de la chaqueta; el izquierdo, el derecho... No esta. Ahora los bolsillos delanteros del pantalón; el izquierdo, el derecho... ¡NO ESTA! Ahora los bolsillos traseros del pantalón; el izquierdo, el derec... ¡AQUI ESTA! Maldito aparato escurridizo, ¿creía que se escaparía de mi? ¡Ja! Tome un poco de aire y mire a mi alrededor. ¿Que hago aquí? Sacudí la cabeza...

Mierda... Mala idea. Sentí como todo se movía a gran velocidad, me sujete he intente permanecer de pie.

— Ahora vamos a llamar.— Busque en los contactos.

— ¿Hola?— me quede quieto escuchando su voz.— ¿Cameron? Respóndeme. Cariño, lo siento de verdad. No se que me ha pasado, yo no...

— ¡Uy! me he equivocado. Tu no eres Azul.

— ¿ Azul?— dijo en tono enojado.— ¿Vas a irte con Azul? Sabia que harías esto, eres un cabron.

— Y tu una zorra, pero nadie te ha dicho nada. — dicho esto colgué, he intente llamar realmente a Azul.

— ¿Hola?

— ... — no dije nada. Pero me alegre al oír su voz.

— ¿Hola? ¿Abuelo?—pregunto al ver que no contestaba. ¿Pensaba que era su abuelo?

— Tiempo sin vernos esclava.—dije torpemente. ¿Por que siento mi lengua entumecida?

— ¿Cameron?

— Sí, el mismo.

— ¿Estas borracho?

— ¿Eh? — ¿Van a preguntarme todos lo mismo?

— ¿Por que me has llamado? ¿Pasa algo? — Ahí esta. La chica que siempre pregunta si pasa algo. La que se preocupa por todos. Tonta, eres demasiado buena.

— Ne-necesito que me ha-hagas un favor. —dije mientras me atrabancaba con mis propias palabras.

— ¿Que es lo que quieres? — ahora intenta hacerse la fuerte.

— Necesito que me abras la puerta.

— ¿La puerta?— pregunto dudosa. Seguro que ahora se encuentra frunciendo el ceño como suele hacerlo cuando no entiende algo — ¿Que puerta? ¿Donde estas?

— La puerta de la entrada.

— ¿Estas en tu casa?

— Joder. Ábreme la puta puerta, Azul.— le ordene bruscamente. Me estaba mareando y sentía que en cualquier momento iba a devolver todo lo que había bebido.

— Estas borracho. No vuelvas a llamarme.— me contesto enfadada y colgó. Intente no reírme al visualizarla en mi mente con el ceño fruncido y haciendo morritos. ¿Estaba enfadada por que le había gritado? Bueno, típico de ella.

— Te he dicho que no me vuelvas a llamar.— contesto, después de que la volviera a llamar. Pero cuando iba a responder sentí como se me revolvía todo en mi interior y sentí que en cualquier momento caería rendido en el suelo — ¿ Cameron?

— Estoy delante de tu casa.—susurre.— Ábreme, por favor.

No tardo mucho en abrir, seguro que bajo corriendo y se mantuvo un momento en la puerta intento tener coraje.

— Has abierto.— dije cuando abrió la puerta. Y entonces la vi, y el recuerdo de casi atropellarla volvió a mi mente. La mire de arriba a bajo y fue entonces cuando me di cuenta que llevaba el pie vendado.

— Cameron.— dijo mi nombre.

— No se que hago aquí.— conteste. Sabia que esa venda era por mi culpa.

— Tu cara...

— No se porque he venido .— Ella dijo que estaba bien, pero yo vi como cojeaba.

— Estas sangrando.

— Para cuando me di cuenta ya estaba delante de tu puerta.— Se acerco a mi y me ayudo a entrar a su casa. Mire hacia abajo, hacia la venda de su pierna. Caminaba con dificultad. Seguro que le es casi imposible cargar conmigo y que ese pie no le duela al caminar. La aleje de mi.

— No te acerques.

— Estas herido.— me dijo después de ponerse delante de mi. Agache un poco la cabeza para poder verla bien. Ella me miro detenidamente, escaneando cada una de las supuestas heridas que habían en mi cara. Entonces llevo su pequeño dedo hasta mi labio. Fruncí al recordar como había echo lo mismo la ves pasada. Como también se había preocupado por mi y como la chica a la que yo quería le había importado poco mi estado.

— ¿Duele?

— No me toques.— ordene en voz baja.— A él le habrías gustado, ¿sabes?

— ¿Qué?

— Michael, él se habría enamorado de ti...

Fui corriendo hacia Michael después de ver como se caí en el suelo, ese chico es muy torpe normal que mamá siempre lo regañe. Mientras me acercaba vi como una niña se acercó a él más rápido que yo.

— ¿Estas bien?.— le pregunto la niña agachándose y poniéndose delante de él.

— Sí, creo que si.—le respondió mi hermano mirándola detenidamente. Lo mire y supe al momento que esa niña le gustaba.

— ¿Duele?— le pregunto la niña desconocida después de tocar delicadamente la herida de mi hermano.

— Claro que le duele.—respondí yo y ella me miro. Frunció el ceño, miro a mi hermano, luego a mi y volvió a ver a mi hermano.

— ¡Sois idénticos!

— ¡Uy! Que observadora.— comente sarcástico.

— Cameron no te metas con ella— le defendió mi hermano y la niña me miro enfada haciendo morritos y frunciendo el ceño.

Lo mire mal por defender a esa niña desconocida y me aleje de ellos. Mi hermano llego a casa contento.

— ¿Te gusta es niña tonta, eh?— le moleste.

— No es tonta, se llama Lis.

— Me da igual.

— Tan infantil, ¿estas enfadado por que la defendí?.— pregunto dándome un leve golpe en el brazo.

Entonces las imágenes se distorsionaron formando otro tipo de escenario. Ahora me encontraba observando a Michael tendido en el suelo y cubierto de sangre.

— ¿Cameron? — me agitaron levemente.— ¡Cameron, despierta!

Me levante de golpe y me lleve la mano a la cabeza, estaba sudando.

— ¿Estas bien?— pregunto preocupada — Creo que has tenido una pesadilla. ¿Te duelen tus heridas? Mírate, estas sudando y aún no he podido curarte. Levántate.— me dijo sujetándome de la mano. Al parecer había estado durmiendo en el suelo. Mire su agarre y me libere de el.

— Deja de preocuparte por mi. No necesito que cures mis heridas.— dije frío. Ella me miro y vi como lentamente iba frunciendo el ceño. Era tan parecida a esa niña desconocida.

— Pues no haber venido. ¿Que se supone que quieres que haga si vienes en ese estado a mi casa? ¿Que se supone que quieres que haga si te desmayas encima mío? ¿Que se supone que debo hacer si me preocupo por ti? ¿Tienes eso algo de malo?— Me pregunto subiendo su tono a medida que iba haciendo sus preguntas que no podía responder.— ¡Si no quieres que me preocupe por ti no aparezcas delante de mi todo herido!

Me quede en silencio mirándola y ella hizo lo mismo. Pero entonces sentí que algo se revolvía en mi estomago.

— Baño...— dije tapándome la boca. Me levante lo mas rápido que pude.

— ¿Qué? No, no en la alfombra favorita de mi abuelo no.— dijo mientras yo seguía reteniendo mis enormes ganas de vomitar. Ella rápidamente me sujeto de la mano y me guío hasta el baño de su habitación.

Después de devolver todo lo que mi estomago aun no había digerido, me enjuague la boca un par de veces y me observe en el espejo. Realmente me veía muy mal. Salí del baño y me encontré a Azul sentada en su cama masajeándose la zona baja de la pierna.

—Tonta.

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