► Un Nuevo Comienzo

By lyadontwrite

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Yuichiro no podía ver el mundo. Mikaela decidió convertirse en su luz. More

―PRÓLOGO
―CAPITULO 1: CONOCIENDO AL NIÑO NUEVO
―CAPITULO 2: CAMBIO DE PERSPECTIVA
―CAPITULO 3: NOS VOLVEMOS MÁS LISTOS.
―CAPITULO 4: MI MEJOR AMIGO.
―CAPITULO 5: NO MÁS OSCURIDAD.
―CAPITULO 6: LUZ QUE HIERE.
―CAPITULO 7: EL ÚLTIMO PARPADEO.
―CAPITULO 8: PESADILLA.
CAPITULO 9: AMANECER.
CAPITULO 10: SOMBRAS
CAPITULO 11: MIKAELA
CAPITULO 12: UN POCO MÁS
CAPITULO 13: HISTORIAS QUE SE ENTRELAZAN.
CAPITULO 14: CAOS EN EL HOSPITAL
CAPÍTULO 16: AROMA A PRIMAVERA
CAPÍTULO 17: EL PRINCIPITO Y LA FLOR
CAPÍTULO 18: EL FINAL DEL INVIERNO.
CAPITULO 19: HOGAR
CAPÍTULO 20: EL CAMINO QUE FLORECE
CAPITULO 21: EL AROMA DE LA PRADERA.
CAPÍTULO 22: ESTAREMOS BIEN
CAPITULO 23: EL BRILLO DE LAS ESTRELLAS
CAPITULO 24: PEQUEÑAS COSAS
CAPITULO 25: VIAJE A CASA.
CAPITULO 26: LIMPIANDO HERIDAS
CAPITULO 27: NOSOTROS
CAPITULO 28: GOTAS DE AMOR
CAPITULO 29: EL INICIO DEL FINAL
CAPITULO 30: UN NUEVO COMIENZO
EPILOGO
GRACIAS A USTEDES:

CAPITULO 15: UN MUNDO PEQUEÑO

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By lyadontwrite

Sentía impotencia y por cada segundo que pasaban en silencio la furia bullía a niveles que podrían alarmar.

¿Cómo era posible?

Tratar personas con salud inestable, dar malas noticias a familiares, pronunciar infinidad de veces palabras de desaliento para romper esperanzas con tal de regresar a la realidad a familiares esperando una mejora que no ocurriría. Aunque le dolía hacer cada una de esas acciones, ese dolor se quedaba figurativamente en su espalda para ser cargado con él hasta el final de sus días, un dolor que aceptaba como pago ante lo que su profesión que exigía.
Es dolor. Ese mismo dolor no se comparaba con lo que Guren le estaba provocando en ese momento.

Llegaba él de la nada y mandaba al carajo el auto control que tantos años llevaba perfeccionando con solo mostrar su apuesto rostro acompañado de su actitud desconocida mientras recargaba su cuerpo contra su auto.

Shinya se acercó al vehículo donde Guren lo esperaba.

Con las manos escondidas en su pantalón azul, apretando a escondidas el celular que acababa de recibir un mensaje, caminó rítmicamente y a paso firme. Sin dejarse intimidar por los nervios que lo carcomían.

«Voy a golpearlo. Voy a deformarle su bonito rostro»  Fue en lo primero que pensó.

Aunque también deseaba abrazarlo; estrujarlo tan fuerte para que no volviera a irse.

Despeinado, como solía llevarlo cuando era un adolescente; su cabello ligeramente largo le cubría parte de su frente. Sus ojos violetas eran más rasgados que antes, seguía teniendo ese brillo peligroso en ellos pero también los acompañaba el cansancio de los años.

Shinya se sintió mal al ver la jodida figura atractiva de su primer amor, sobre todo porque él debía verse fatal. No había dormido en toda la noche, su uniforme tenía manchas de sangre seca de algunos pacientes, estaba despeinado y... quería llorar como un bebé.

Al estar a un metro de distancia se detuvo; fueron sus ojos azules lo que delataron los sentimientos que se torcieron violentamente al aguarse de nuevo. Se vio en la necesidad de desviar la vista y parpadear rápidamente para ahuyentar las lágrimas.

Se sentía molesto, indignado, feliz, nostálgico y esperanzado al mismo tiempo. Iba a explotar.

«1036800 horas.»

Guren recargó el peso de su cuerpo en una de sus piernas mientras recorría la imagen del hombre que tenía frente a él.

«120 meses»

Shinya abrió su boca y volvió a cerrarla. No sabía que decir.

«13200 días»

Guren soltó un largo suspiro.

«Diez años.»

Tanto tiempo tratando con eso. Con sentimientos atascados. Sentimientos tan profundos que no podían ser arrancados; sentimientos por los cuales llegaba a comprender muy bien a Mikaela, los cuales se peleaban por ser expuestos todos a la vez.

―Cuanto tiempo―La voz grave de Guren se alzo antes que la propia.

Shinya no sabía si su radar de emociones del azabache seguía funcionando como antes o si llevaba caducado por el tiempo que pasaron lejos; pero si logró distinguir la tensión en los hombros de Guren a pesar de que su rostro fingía despreocupación, como si le tuviera sin cuidado el encuentro.

Sus labios se presionaron y torció una mueca.

De pronto, su cabeza empezó a retumbar terriblemente. Ese sentimiento de adolescente enamorado y deprimido regresó para golpearlo como si se tratase de una fuerte bofetada.
Las ganas de lanzarse hacia él para abrazarlo aumentaron. Ahora, después de encontrarlo, le parecía un dolor insoportable pensar en la posibilidad no verlo de nuevo, en que se fuera como antes a pesar de que llevaba medio minuto viéndolo. No podía soportarlo, no de nuevo. No podía pasar por ese dolor otra vez.

―¿Sucedió algo? ― Preguntó el peligris refiriéndose al hospital y la presencia de Guren ahí.

―Vine por Yuu, me despertó en la madrugada para que lo trajera por lo del accidente. Quería ayudar. ―La sorpresa detuvo momentáneamente la tormenta de emociones que sentía, Shinya sintió esa sorpresa como algo muy agradable.

―¿En serio? ¿Yuu está aquí? ―La tensión se desvaneció. Pensar en el pequeño azabache le provocó una luz de ilusión. Si Yuu estaba aquí, significaba que ya estaba bien; que podía ver.
Se sintió feliz por los hermanos Hyakuya, sobre todo por lo que aquellas palabras significaban para ambos. Él y Mikaela habían vivido de tan cerca el deseo de ambos hermanos por que aquello ocurriera. 

Por su parte, Guren al ver el estado de Shinya; que a pesar de estar echo un asco podía brillar desde dentro y verse reflejado en sus ojos, se preguntó el cómo había hecho para vivir sin esa luz. Su sola presencia traía paz y siendo sincero, nunca se imaginó que solo bastaría un segundo al verlo para que los sentimientos guardados renacieran tan brillantes. La nostalgia lo invadió.

Por la imagen que tenía frente a él, no era difícil imaginar la noche tan movida que tuvo el hospital. 

«Si Yuu tiene la misma pinta, no lo dejaré salir hasta que lave su ropa.»  Pensó Guren.

―Sí. ¿No lo sabías? Creí que todos en el hospital se conocían―La cabeza del pelinegro se ladeo ligeramente. Llevaban pocas palabras y Guren ya se sentía exhausto.

―El hospital. Los hospitales son muy grandes, Guren. ― El mencionado sintió un cosquilleo al escuchar su nombre en la voz de Shinya. Un cosquilleo que se sintió muy bien. ―Tienen muchos departamentos. Yo... estoy encargado de urgencias y cuando los chicos de la carrera vienen a hacer guardias en mi departamento, me dan una lista con sus nombres. Así que, no... Yuu aún no ha estado conmigo. Lo habría reconocido.

―¿Entonces por qué vino a ayudar si no está en tu departamento?

―Para situaciones así, cualquier mano que tenga conocimientos de lo que hacemos es bienvenida.

Guren entrecerró sus obres violetas.

―Ahora que lo mencionas... el mocoso estaba emocionado porque el siguiente mes estaría en ese departamento, es donde hay más sangre y tripas ¿no?

Shinya torció una mueca para no soltar una risita. Un gesto que salió tan espontaneo.

―Sí, algo así.

En ese instante, una rubia vestida de blanco salió trotando del hospital, y al divisar el cabello claro de Shinya corrió con más esmero hacia él para entrar en la escena, sin percatarse del otro individuo que lo acompañaba.

―¡¡Doctor Hiragi!!― Gritó al acortar varios metros― ¡Lo necesitamos!

―Doctor Hiragi― Tan simple como si ni siquiera tuviera que pensarlo; Guren imitó burlón la voz aguda de la chica en voz baja, un gesto que no paso desapercibido por el contrario.

Shinya le lanzó una mirada de advertencia.

―Compórtate.

El ojiazul no alcanzó a ver la sonrisa divertida que surcó el rostro de Guren pues se giró para recibir a la enfermera agitada.

―¿Qué sucedió, Mitsuba? ―La chica se detuvo para tomar aire por un par de segundos.

―¿Mitsuba? ―La voz de Guren se llevó la atención de los dos contrarios. Saboreó el nombre en su boca al mencionarlo, de algo le sonaba. Sus dedos chasquearon a los pocos segundos y con gesto dudoso señaló a la rubia. ―¿La rubia que estaba con el mocoso?

La chica frunció su ceño e hizo una mueca ante el comentario del hombre que recién se percataba de que estaba ahí. Y para antes de que su cerebro formara un insulto, lo reconoció.

―¿Guren? ―La rubia no terminó de hacer las conexiones en su cerebro cuando se recordó a si misma el asunto importante que debía decirle a Shinya. ―Doctor, es Sayuri la paciente del 201; necesitamos que la valore porque cayó inconsciente. Krul la está tratando pero...

―Adelántate, te alcanzaré en un segundo. ―Le pidió el ojiazul cortándola, siendo obedecido casi al instante.

Y a pesar de que era necesitado por su paciente, la principal preocupación que rondaba en su cabeza era solo una: ¿Debía despedirse de Guren?

―¿Sayuri? ―Interrumpió de nuevo el azabache, se ganó una mirada de extraña curiosidad por parte de Shinya.

―¿La conoces?

―Creo... hay una chica que trabaja en servicio social. Se llama igual, tal vez sea la misma. No se reportó para trabajar y no hemos tenido noticias de ella.

―No tenemos a ningún familiar para comunicarnos sobre su estado― Shinya informó. Podía recordar a la perfección los expedientes de cada paciente que atendía sin problema alguno, lo cual era de suma importancia y de gran ayuda como en ese momento. Sayuri llegó con Akane, ambas iban al mismo destino antes de que el accidente sucediera. ―No se... si quisieras esperar en mi oficina, aun no puede recibir visitas. No tardaré, ella estaba estable hasta hace unos minutos.

El brillo que siempre le pareció seductor al ojiazul, desapareció. Endureció volviéndose más maduro. Con un casi silencioso 'click' las luces del auto parpadearon indicando que la alarma estaba activada. 

―Bien. Cuando termines, necesitamos hablar. 

Shinya sintió que su cansancio se duplicaba.

―...Sí.





El cielo de la tarde iniciaba a cambiar de color.
Las nubes bicolor mostraban un lado oscuro a causa de sombra donde el cielo aún pintaba tintes azules claros, del lado contrario el sol decaía lentamente, llevándose los rayos de luz que teñían el cielo de colores anaranjados; creaban una paleta de colores realmente bonita.

Mitsuba estaba en modo zombie recostada sobre la mesa del café al que todos solían ir por cercanía del hospital y de la escuela. A penas esa mañana cuando reportó su último paciente, la chica llamada Sayuri, pudo salir de hospital dando por terminado su horario extra.

La suerte no estuvo de su lado pues las siguientes tres horas las pasó a medio morir entre clases, la cuarta hora no pudo más y se quedó completamente dormida sobre su mesa de trabajo. Shinoa la cubrió durante toda la clase cuando la profesora sospechaba del comportamiento de la rubia, la interrumpía para hacer preguntas que desviaran su atención, fingía que hablaba con Mitsuba, molestaba a otras compañeras para que hicieran ruido entre otras cosas que se le ocurrían al momento.

Después de las clases, la rubia desapareció explicándole a Shinoa que le pediría a un amigo suyo que le diera asilo durante algunas horas en lo que se recuperaba. Ambas quedaron en verse en la cafetería al caer la tarde; Mitsuba no estaba con el ánimo para salir con alguien, menos con la pelimorada, por mucho que la quisiera. Pero Shinoa no dejaba de insistir en que salieran, decía que era algo de suma importancia lo que despertaba la curiosidad de la rubia.

Mikaela no le negó la entrada a su departamento cuando se lo pidió. De hecho al llegar, el rubio iba despertando del descanso que tomó cuando salió del hospital; para suerte de él había tenido el día libre a obligación de los doctores del hospital y los profesores que le daban clase ese día.

El rubio le avisó que saldría para ir al supermercado a llenar su despensa. A Mitsuba no le importó, estaba en la mitad de su primer sueño que a penas logró comprender lo que Mikaela decía.

Despertó horas más tarde gracias a las ocho llamadas perdidas de Shinoa y ahora estaba ahí, a medio vivir sobre la mesa del café.

―Un latte de vainilla, por favor― Dijo con ánimo la más bajita al mesero, sin ningún indicio de estar en estado zombie.

―Para mi...

―Uno de caramelo con moka― Termino Shinoa cortando a la rubia antes de que pudiera decir su orden. Mitsu siempre pedía lo mismo.

Shinoa por su parte estaba especialmente nerviosa, se sentía como un perrito chihuahua tembloroso y aunque no quería parecerlo, por debajo de la mesa sus manos se removían inquietas sin quedarse en paz en ningún segundo.

Mitsuba lo notó, por supuesto, desde que la pelimorada se tomó más tiempo del necesario para sentarse en la silla del frente.

¿Qué era lo que tanto deseaba hablar Shinoa? No importaba cuantas veces le diera vueltas, lo único que llegaba a su mente en cuestión era:

«¿Ya me lo dirá?»

Shinoa era muy obvia. Aunque no lo pareciera, tiempo atrás Mitsuba dejo de ver esos gestos molestos que su mejor amiga tenía y supo interpretarlos como un "algo más". Shinoa sentía un algo más, estaba segura. ¿Y ella?

«Si no lo hubiera pensado antes, cuando lo descubrí. No sé si podría corresponder sus sentimientos. No como ahora» De eso estaba segura.

Pero no era el caso.

Ambas esperaron cosas diferentes: Mitsuba esperaba que Shinoa diera el primero para confesarse, era ella la que no podía aguantarse ¿no? La rubia no pensaba ser la que diera el primer paso.
En cambio Shinoa esperaba ansiosa a que Yuu llegara. Le había enviado un mensaje de texto pero no obtuvo respuesta alguna.

¿Vendría?

Justo en ese momento regresó el mesero para entregarles los vasos con el café a las chicas y el sonido que hizo la puerta del local al abrirse se complementó con las palabras de agradecimiento del dúo.

A espaldas de la rubia, Yuichiro entro para ir directamente hacia la caja mientras tecleaba en su celular.

Shinoa alzo su mirada al sentir la vibración de su celular, muy seguramente era Yuu respondiendo sus mensajes. Trató de llamar su atención sin que Mitsuba se diera cuenta y se maldijo por no tener poderes para hablar en la mente de los de demás

Tras el último encuentro con su mejor amigo las dudas se disiparon. Los detalles del pasado de Yuu se revelaron y Shinoa se sintió terriblemente idiota por haber estado junto a la única amiga que Yuu tuvo antes de ella.

El mundo era tan pequeño. Y la vida bastante irónica.

Mitsuba seguía con aspecto soñoliento, jugaba con la crema batida de su bebida y le daba sorbitos intentando comerse los cubitos de caramelo que tenía esparcido el líquido.

Los obres esmeraldas se toparon con los de color caoba, y pasó a penas medio segundo para que la mirada de Yuu bajara y se posara en la espalda de la rubia.

Shinoa encontró la duda en su expresión. El miedo, la ansiedad y... vaciló. Yuu retrocedió un paso de su lugar.

La pelimorada se esperaba... no se, alguna muestra de sorpresa, de nostalgia o algo por el estilo. Tuvo que recordarse que Yuu no la conocía, que no sabía cómo era ella.

«Que difícil...» Pensó escondiendo una mueca.

Shinoa esperó a que Yuu se tomara el tiempo necesario para acercarse. No quería ni imaginarse la tormenta de sensaciones que el azabache seguro tenía en ese rato.

―Veras, Mit-chan―  Comenzó, llamando la atención de la rubia. ― Quería tu tiempo porque... bueno, sucedieron cosas. ― Un valor desconocido le dio fuerza a la voz de Shinoa. La alzó un poco más para que las palabras le llegaran a su amigo que se acercaba lentamente. ―Considérame como el hada del destino, mi meta en la vida es juntar parejas para que se amen por el resto de sus vidas. Ya vez lo que hice con Yoichi y Kimizuki.

Mitsuba sonrió y cruzó sus brazos sobre sus pechos, levantándose para sentarse erguida.

―Ja. No bromees, Shinoa. Ellos ya estaban más que perdidos cuando los obligaste a que fueran tus amigos.

Shinoa desvió su mirada y al captar el asentimiento por parte de Yuu, continuó.

―Si bueno. En este caso... hay alguien que quiere verte.

Una de sus cejas claras se alzó, continuando con la actitud de superioridad Mitsuba abrió su boca para responder.

Pero no fue su voz la que se escuchó.

―¿Mitsuba?






  ●     ●     ● 

El capítulo me salió benditamente largo que tendré que cortarlo en al menos dos partes más :'D

Quería publicar antes de irme de vaga a la calle pues trato de ya no publicar tan tarde. 

Bienvenidas a las nuevas lectoras que andan por aquí

Me alegro mucho que disfruten de la historia, me anima mucho a seguir esforzándome para que los capítulos queden chidos.

Tres cosas:

1.- Debo por ahí un reto que me hicieron de un one shot, no me he olvidado de eso y estoy en proceso de escribirlo :D

2.- ¿¡VIERON EL BUENAZO DE DEMONIO QUE TIENE YOICHI!? OMFG AKSDJKASJD

3.- ¿¡VIERON A OIKAWA CON LENTES!? KSJD ME VOY A MORIR EL VIERNES ;u;


Por cierto, ¿alguien conoce algún role play de Owari no seraph que me recomiende? o en todo caso, ¿les gustaría unirse a uno? Me daré por vencida si no encuentro un grupo de whatssapp y crearé el mío con juegos de azar yaoi y mujerzuelas.
O en todo caso
, tambien sería genial crear uno de Haikyuu :'3 

Estaré actualizando las demás historias pronto c:


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