POV ANASTASIA
-pequeña, arriba. Hora de vestirnos- dice una voz. Me cuesta abrir los ojos. Estoy tan cansada que siento que no valgo nada. Ayer le pedí a Cristian que hiciera conmigo lo que quisiera y le di carta blanca. No me arrepiento pero creo que se excedió. Siento mi cuerpo pesado.
-yo que llegue con tantas ansias de ayudar y le encuentro dormida- esa voz. Abro los ojos de golpe y me encuentro con Gail. Esta guapa, lleva un traje azul oscuro hasta las rodillas. Si cabello está tomando en una coleta alta y santa cielo. Que suerte tiene Taylor.
-¡Gail!- chillo emocionada. Ella corre al lado de la cama y me abraza. Estos brazos han sido uno de los pocos que sentía como de la familia.
-esta preciosa mi niña. Mira es panza. ¿Cuánto tienes?- me pregunta.
-hoy cumplo 37. Y creo que en cualquier va a nacer- sonrió.
-y será un niño precioso- dice Luzmira.
-más que precioso. Con eso ojos y lo guapo que es mi jefe. Ese bebé será un hermoso bebé- dice Gail.
-bueno mucha charla. Son las 10 de las mañana y la boda es a las 12. Hace que no tenemos mucho tiempo- dice Luzmira.
-manos a la obra- dice Gail.
-¿Dónde está Kate y Mia?- pregunto.
-ella vendrán más tarde. Se están arreglando y no quieren ponerte nerviosa- dice Luzmira.
Una hora después tengo hecho mi maquillaje, la uñas y el peinado. Luzmira se lució. Me hizo un recogido y entre mi cabello flores que van a tono con el vestido. Son de color rosado con unas pequeñas flores blancas. Es precioso y lo bueno es que no está tirante.
Me han ayudado con la ropa interior y el liguero. Han tenido mucho cuidado que el corsé que llevo no aprieta al bebé. Es como otra piel pero que no le hace daño.
Mi niño está como loco. No ha parado de moverse y me ha hecho sentir algunos tirones bajo el vientre. No son dolorosos, solo molestan. Suspiro. Una par de semanas, solo dos más y podre tener a mi bebe en mis brazos, sé que será precioso porque es mi niño, mi bebé.
-¿Por qué sonríes?- me pregunta Gail.
-porque por fin podre ser feliz. Tengo una familia, tengo a amigos y ahora un esposo. En unas semanas a mi bebé- le digo.
-si. Tienes mucho por qué estar feliz- me dice Luzmira.
Unos golpes en la puerta nos sobresaltan a todas. Gail va a abrir y sonríe. Hace pasar a Kate, Mia y la creadora de mi vestido. Ella, muy gentil nos va a ayudar con el vestido si hay que hacerle algún cambio de última hora por mi vientre.
-bueno Ana, es hora del vestido- chilla mía.
Con cuidado me ayudan a colocar. Es blanco pero los bordes son de color rojo. Tiene bordados en la parte de abajo y se ve precioso. Tengo miedo de que no cierre, ya que mi vientre crece más rápido de lo que pensé.
La señora Hilda que es la dueña de la boutique me ha ayudado y como sabíamos, no iba a cerrar. Así con unos ajustes que había guardado, pudo cerrar. La única modificación que le hizo al diseño original es que debajo de mi vientre va otra línea roja, así mi vientre y mi bebé también son parte de la boda.
Las chicas y las señoras cuando ven el vestido puesto, salta de la alegría y me dicen que me veo hermosa. Yo también las alabo. Mia está llevando un vestido rosa que le llega por arriba de la rodilla con una flor blanca en la muñeca y Kate también lleva un vestido rosa pero este llega a la rodilla y en su mano lleva una flor rosa oscuro.
Ahora que veo a Luzmira ella lleva un traje de dos piezas color rosado. Se ve tan sofisticada que la hace ver más joven y preciosa. Esta hacienda está llena de mujeres muy muy guapas.
-bueno Ana, solo queda los zapatos y estamos lista- dice Luzmira.
-mujer, aun embarazada estas como para comerte- dice Mia.
-ojala y nosotras cuando seamos madre y nos veamos como tú. Eres una envidia andante- me dice Kate.
-ya basta. Ustedes también son guapas y cuando este embarazadas serán aún más bellas- le digo.
-con cuidado pequeño. Patita arriba- me dice Gail.
-Gail estoy embarazada no enferma-
-lo sé, pero por las moscas- y me sonríe. No me puedo enojar con ella, me es imposible.
-¿lista para convertirte en la señora Grey?- me pregunta Kate.
-tan lista como puedo estar- digo.
-bien. Todas para fuera. En unos minutos viene Eduardo a buscarte- dice Luzmira y se acerca a mí –Eres tan hermosa, mi niña y me alegra tanto que estés siendo feliz, después de mucho tiempo- me besa en la frente y se va.
Cuando me quedo sola en la habitación, tomo asiento en la cama. Sé que estoy nerviosa pero aun así estoy tranquila. Suspiro. Y a la vez sonrió como boba.
Miro la imagen que me muestra el espejo. Nunca pensé verme vestida así y mucho menos con un bebé en camino. Acaricio mi vientre.
-tranquilo pequeño. Mamá y papá están a punto de unir sus vidas en santo matrimonio. Por favor no me hagas sentir incomoda y en la noche tienes tiempo libre para hacer con mi vientre lo que quieras. ¿Trato hecho?- el me pega justo donde tengo la mano y lo tomo como un sí.
En eso se abre la puerta y entra Eduardo. Se ve tan guapo con un traje color negro, camisa blanca y corbata roja. Me sonríe y es tan parecido a mi padre que me dan hasta ganas de llorar.
-no llores. Arruinaras el maquillaje- dice Eduardo.
-no lo hare. Solo que tenerte tan cerca y con el gran parecido que tienes que con Ray, hace que se arrugue un poquito el corazón. Pero creo pueden ser sentimientos encontrados- suspiro.
-lo sé. A mi pasa lo mismo. Me hubiera encantado vente caminar por esa pasarela del brazo de Ray pero no está. Pero estoy yo. Y eso es lo que cuenta. Ana, yo no quiero tomar el lugar de tu padre porque no doy, pero quiero que sepas que cuentas con un tío igual de guapo que tu padre- ese comentario me hace reír.
-gracias- le digo.
-no hay de qué. Anda vamos que eso joven esta que se come las uñas de lo nervioso que esta- sonrió.
Salimos de la habitación y caminamos por el pasillo que nos da acceso a la entrada del toldo. Tomo aire varias veces hasta que se comienza a escuchar una melodía, no sé qué canción es pero solo suena el piano. Con un brazo muy firme que me anima y me da confianza, camino por el pasillo hasta que llego al inicio de la alfombra. Comenzamos la caminata y puedo ver a mi amor.
Está con un traje negro, corbata rosada y camisa blanca. Lleva una rosa en la chaqueta. Su cabello está algo alborotado pero se ve hermoso. Cuando sus ojos se fijan en mí, sonríe, de esa manera que me derrite por completo.
Cuando Eduardo me entrega y tomamos nuestros lugares, el padre comienza a hablar. Yo atenta lo escucho hasta que siento otro tirón en la misma parte que el anterior pero un poco más fuerte, seguido de movimientos locos de mi bebé. Hago una mueca.
-¿estás bien?- me susurra Cristian.
-sí, solo que se está moviendo mucho- respiro profundo. Cristian acaricia mi vientre, eso ayuda a que se quede un poco quieto. Por favor bebé, por favor. No nazca ahora, espérate una horas, por favor. Sé que quiero ser madre y tenerlo en mis brazos pero hoy no. ¿Sería mucho pedir?
OTRO MAS...
SOLO 4 CAPITULO MAS Y NOS TOCA DECIR ADIÓS...
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO...
TEDDY COMO SIEMPRE HACIENDO DE LA SUYAS...
LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO...