Capitulo 15: Cambio

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POV ANASTASIA

Llevamos 3 días en la hacienda y hoy volvemos a Seattle. Este lugar es genial. Me encanto la forma en que trabajan pero más aún la forma en que me trataron. Cristian también está contento por lo que se produce en este lugar. El contrato ya está firmado y sellado. Grey House tiene un nuevo socio y creo que es uno de los mejores.

-así que mañana vuelves a tu casa- dice Luzmila con pesar.

-yo solo estoy aquí como una acompañante. Te diste cuenta de nuestra relación especial al segundo día. Así que sabes quién soy en la vida del señor Grey- le digo.

-sabes el amor llega cuando menos te lo esperas. Y si necesitas algo puedes contar conmigo. De hecho quiero que te lleves esto- me tiende un caja de color café oscuro con un sello que me parece conocido.

-¿Qué es?-

-ábrelo cuando realmente lo necesite. Esto es una ayuda cuando realmente necesite escapar de esta vida y no lo hagas con tu propia vida, como ocurrió la vez anterior- dice.

-gracias-

-de nada. Ahora creo que debes despedirte de bandido. Ha estado muy triste desde que se dio cuenta de que te ibas-

-¿Dónde lo encuentro? En la casa no lo he visto-

-sé que está en la huerta pero no tengo ni idea donde. Sigue tus instintos y búscalo. Te aseguro que llegaras donde él se encuentre- me da un beso en la mejilla y se fue rumbo a su habitación que se encontraba al final del pasillo.

Salí de la casona y entre a la huerta. Camine sin rumbo específico hasta que llegue a un manzano gigante. Aún quedan algunas. Un recuerdo llega a mi cabeza.

Flashback

Estábamos en el parque. Tenía aproximadamente 5 años y mi padre estaba jugando conmigo en fresco pasto que había en este lugar.

-¿Dónde está mi pequeña?- dice mi padre por mi espalda. Sus grandes manos llegan a mi abdomen y comienza a atacarme con cosquillas. Rio a justo.

-no... papá... no... cosquillas...- digo mientras el poco oxigeno que llega a mis pulmones.

-está bien, no más cosquillas- dice y termina su ataque. Sin que se lo espere me lanzo y le beso las mejillas, pero cuando llego a su barba, esta pica y me rio.

-ataque de besos- digo mientras lo ataco.

-oh no... besos no... es mi debilidad... no más besos- dice mientras se ríe.

-no más besos- le doy un beso en la nariz y miro su sonrisa.

-sabes a unos cuantos metros de aquí hay un manzano. Y vi que había algunas pequeñas manzanas. ¿Quieres que saquemos unas?-

-si papi- digo. Me levanto de golpe y comienzo a saltar por la emoción. Caminamos unos cuantos metros y llegamos al árbol. Mi padre me toma en sus brazos para llegar más alto. Una de las manzanas llega a mis manos y la tomo. Solo sacamos dos. Son de color rojo pero no completamente.

-están dulces- digo cuando ya he sacado un pequeño mordisco.

-sabes cuando vi estas manzanas mi acorde de ti. Son pequeñas, con unas lindas mejillas rojas y dulce-

-te quiero mucho- le digo y él sonríe. Con una servilleta me limpia el jugo que baja por mi mejilla. Y me mira.

-yo te amo más, mi pequeña- dice.

Fin de flashback

Un fuerte suspiro abandona mi cuerpo. Dos escapistas lágrimas corren por mis mejillas. Con cuidado acaricio el tronco viejo del árbol. Comienzo a jugar con las grietas que con el tiempo se han hecho más notorias y veo como la luz se deja ver entre las hojas.

 Comienzo a jugar con las grietas que con el tiempo se han hecho más notorias y veo como la luz se deja ver entre las hojas

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-¿estás bien?- esa voz la reconocería a metros de distancia.

-si. Solo estaba recordando un momento que viví con mi padre hace años-

-¿recuerdo feo?- se acerca más a mí. Sé que está a mi espalda, a unos cuantos centímetros.

-no. Un recuerdo bonito-

-¿entonces por qué lloras?-

-porque... son recuerdos... y uno lo que quiere es volver a vivirlos en algún momento... con ellos... pero sabes que no va a hacer y lo único que quedan son recuerdos. Es difícil de explicar- digo derrotada.

-se de lo que hablas. Sé que no se compara con lo tuyo pero a mi encantaría salir con mi abuelo a caminar y hacer esquí, pesca, y muchas cosas más pero por la edad no se puede. Él ya tiene sus años y lo único que me queda son los recuerdos vividos. Sé que no se compara con lo que estás viviendo pero creo que en algo te entiendo-

-gracias. ¿Has visto a bandido?- le pregunto.

-no. Aunque no debe...- en eso se escucha un aullido. Sigo el sonido y lo veo sentado en uno de los bancos de piedras, mirando hacia la entrada de la hacienda.

-bandido- lo llamo. Me mira pero no llega a mi lado. Es como si me estuviera haciendo la ley del hielo.

-¿Qué le ocurre? ¿Por qué no llega dónde estás?- me dice Cristian.

-creo que está enojado conmigo. Según Luzmila me tengo que despedir pero no lo había encontrado- digo.

-¿quieres unos minutos a solas?-

-no pero creo que es mejor que nos dejes solos. Él está sentido conmigo no contigo y el rencor de un animalito es peor que el de los humanos- le digo.

-está bien pero deja de llorar. Es mejor sonreír. Y por último si necesitas llorar haz pero nunca sola. Busca a alguien- yo asiento con la cabeza y se va. Me siento al lado de bandido y ni siquiera me mira.

-sé que estas enojado conmigo porque me voy, pero tengo que volver a mi hogar. Eres un perro muy dulce y protector. Cuida a Luzmila y aunque no te caiga bien, también a don Jorge. Él también te quiere pero tú con tu fuerte carácter se le hace difícil demostrarlo. No este enojado conmigo. Sé que te volveré a ver, ya que me han invitado cuando salga de vacaciones. No me olvidare de tu. No seas malo y despídete de mí- lo miro. Al final suelta un pequeño llanto y se da la vuelta. Se acerca a mí y se restriega y luego me lame la cara.

-yo también te quiero, pequeño bandido- le digo. Mueve su colita y volvemos a la casa. Llego la hora de la despedida. Luzmila y Jorge nos llenaron la camioneta con cajas con regalos. Los abrazos y besos no faltaron e incluso las lágrimas aparecieron. El recorrido fue en silencio pero no molesto. Al momento de comenzar el viaje en el jet, mi mente está feliz y relajada, después de tantos pensamientos pesados solo quedan momentos tranquilos y felices.

Se que al volver a Seattle será difícil como siempre, pero creo que puedo confiar en Cristian. Además de que Taylor jamás me dejara sola. En ese caso mi soledad se ha ido y gracias a Luzmila nunca más lo estaré. Ella me hizo abrir los ojos y darme cuenta que hay personas que siempre han estado conmigo y que mi padre estaría enojado si me viera como estoy. Por él, por su recuerdo, saldré adelante. Lo juro.


ESPERO QUE LES GUSTE... 

LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO... 

BESITOS...

Es mi secretaria: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora