Capitulo 23: Bigotes y mas

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POV ANASTASIA

Un mes después.

Quizás no fue una mala idea aceptar la propuesta de Cristian. La verdad ha cambiado mucho. Dentro de la empresa somos secretaria y jefe. Él ha estado pendiente de todo, no me ha gritado y está siendo más humano, aunque que cabe señalar que solo es así con su familia y conmigo, con los demás es un ogro.

Hemos salido a varios lugares, me ha llevado al cine y hace una semana me llevo a cenar a un lugar hermoso. La noche esta despejada y fresca. Se podían ver todas las estrellas y el decidió una cena a base de pastas, con unos faroles que daban luz tenue pero que hacían que el lugar y el ambiente fuera romántico. Nunca se sobre pasó, solo hablamos, no de trabajo sino de cosas que me gustas, mis sueños y más.

La noche fue cerrada con unas rondas de sexo. Al final fue tanto que mis piernas temblaban como nunca. Bueno es que tampoco tengo con que comparar, ya que únicamente he estado con él.

También me ha llamado la atención una cosa. Algunas noches habla en sueño, no comprendo mucho el que sino de quien. Siempre aparece un nombre, el de una mujer. Alana. Sé que hace años tuvo una relación con una mujer muy guapa. Era modelo y además ejercía la administración. Era latina, rubia y con cara de niña buena. La verdad no tengo más información pero sé que le hizo mucho daño.

Hemos estado evitando las invitaciones que nos ha hecho la señora Grace. Aun no puedo mirarla a la cara, sin que me avergüence. Creo que puedo decir que Cristian cada día se está ganando un poquito más de mi corazón, con las acciones que está haciendo por mí.

-Ana creo que deberíamos ordenar el cuarto de al fondo. No es por copuchenta pero cuando entre esa habitación tenia olor a húmedo- me dice Kate dejando unas cosas en la mesa.

-en esa habitación están todas las cosas que pertenecen a mi padre pero creo que tienes razón. Es hora de sacar su ropa y regalarla. Está en buen estado. ¿Crees que me puedes ayudar? Además esa habitación la podemos arreglar y hacer la sala de cine. O tú sala de fotografías-

-¿de verdad harías eso por mí?- dice y mira ilusionada.

-claro. Siempre y cuando me ayudes a ordenar la habitación-

-cuenta con eso. ¿Crees que vendrá nuestro jefe?-

-no lo sé. Es día sábado y si no me equivoco debería estar con su hermano en alguna parte de la montaña Truin, les gusta el deporte rudo-

-y ¿para el sexo, también es rudo?- me ruborizo.

-¿de verdad quieres hablar de eso?-

-yo creo. El último de mi lista fue un desastre. Comenzó bien pero el final fue una mierda. Estaba lista, calentita y mojada, quería sexo y del bueno y el idiota duro dos minutos. No alcance a sentir ni siquiera que el orgasmo llegaba- dice enojada.

-bueno, digamos que él tiene aguante y una noche puede ser igual a varias rondas. Se carga rápido-

-no, que envidia. Yo que quería conocer un toro con mucha testosterona y mucha energía y lo que consigo son unos pequeños y adorables perezosos y no sabes si esta con ellos porque se ven tiernos o por pena y tú a la primera te encuentras con un semental. Esta vida no es justa- dice mientras toma una de las tantas cajas que hay en el cuarto, ella tenía razón hay olor a húmedo. Voy y abro la ventana y la briza fresca y el sonido de la cuidad llega a nosotras.

-no digas eso. Cuando menos te lo espere llegara tu semental e incluso le puedes poner una cinta y todo- le digo.

-eres mala. Voy a dejar esta caja en la silla. Hay muchas, pensé que eran menos cosas- toma una de las cajas y esta se desfonda. Genial. Son las cosas que mi padre guardaba en su velador. Se me ocurre una idea, voy a mi habitación y saco un pequeño cofre de madrera que compre es España. Vuelvo al cuarto.

Es mi secretaria: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora