Capitulo 58: No te cambiaría

12K 841 43
                                    

POV ANASTASIA

Un escalofrió baja por mi espalda, haciendo que me despierte. Estamos aún en la escondida y hace un frío horrible. Después de comer, Cristian no pudo quitar sus manos de mi cuerpo y entre petición, besos y unos cuantas mordidas, tuvimos relaciones.

Dios, esta pobre casita ha sido testigo de encuentros muy calientes y lo peor pero a la vez maravilloso, es que mi futuro marido es de pila de recarga rápido. Por favor, en menos de dos horas la mesa, el sillón, el baño, la cama y el suelo que está al frente de chimenea son testigo de encuentros fogosos.

Estoy destrozada pero satisfecha. Lo malo que entre tanta pasión se me ha olvido echar unos cuantos leños más a la estufa y esta se encuentra apagada. Aunque todo está cerrado debo decir que el frío es mi peor enemigo.

Estamos acostados en el sofá cama que hay en la sala. Estamos desnudos y cubiertos apenas por una manta. Por su lado, Cristian duerme plácidamente, esta desparramado en el sofá. Parece una estrella, ojala tuviera mi celular para sacarle una foto.

Me levanto con cuidado y me coloco las bragas y la camisa de Cristian. Me coloco mis zapatos y salgo a buscar unos cuantos leños. Hay un pequeño carrito de compras donde coloco los leños y luego le llevo a la casa, no hago mucha fuerza, ya que tiene ruedas. Por su parte bigotes, tomo un leño y lo lleva a la casa y mientras cargo el carro, lleva por lo menos un par más.

 Por su parte bigotes, tomo un leño y lo lleva a la casa y mientras cargo el carro, lleva por lo menos un par más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando voy llegando a la entrada, Cristian viene saliendo. Lo único que tiene puesto son unos boxers blancos, de Armani. Me ve y me regala una sonrisa pero cuando ve lo que llevo a mi espalda, niega con la cabeza y me ayuda. Lo bueno es que no dice nada. Lo siento Grey, he sido independiente desde pequeña.

-me asuste cuando no te vi. Pensé que había huido otra vez- me dice.

-lo siento pero hace frío- le digo.

-bigotes me despertó. Ese perro me soltó ese leño a mi lado del sofá. Con el sonido llegue a saltar de susto- sonrió.

-pues el decidió que había dormido mucho- le digo.

-¿Cuándo volvemos?- me dice.

-pues yo creo que mañana. Ya que se está oscureciendo y no me gustaría conducir de noche- le digo.

-Ana, llegaste aquí de conduciendo de noche. ¿Por qué no ahora?-

-porque cuando conduje no veía por donde iba y venía a una velocidad considerablemente lenta. No pase de los 20 kilómetros por hora, aunque a veces conducía a 40-

-¿Cuánto te demoraste en llegar aquí? Con Eduardo nos demoramos casi 2 horas-

-me demore como 3 y no te burles- le digo cuando veo que sonríe.

-no he dicho nada. ¿Crees que quede algo de comida?- me dice.

-pues hay un poco de todo. Podemos comer unas tostadas, con un poco de fruta y un café para ti y un té para mí. Podemos instalar una mesa improvisada en una vendeja y comer en el sofá, mientras el calor de la estufa nos calienta- le digo.

Es mi secretaria: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora