POV ANASTASIA
Después de abrazo que se sintió muy bien, salimos rumbo a la fiesta. Han traído una banda en vivo y la música que suena es tentadora para mover los pies. Cristian está a mi lado, callado y muy pensativo.
Llegamos a un lugar precioso. Hay una higuera enorme que la está utilizando como techo. Sus hojas son grandes y puedo darme cuenta que aún quedan frutos. Son de color oscuro y pequeños, lo más probable es que sean higos. Que nadas de comer algunos. Debajo de la gran higuera hay unas mesas con manteles a cuadros.
En cada una de ellas hay copas, vasos, platos, cubiertos, fuentes con frutas, otras con papas y ensaladas. Muchas botellas de vino tinto y vino blanco. Además de agua ardiente. También hay jarras con jugo, agua con hielo y botellas más pequeñas que no tengo ni idea de que es lo que tienen.
Hay muchas sillas y blancas de maderas y otras de piedras. Este lugar se quedó en el pasado y me encanta. También puedo distinguir los cables de la corriente eléctrica entre medio de las hojas y tronco de la higuera. Me encanta este lugar.
En la mesa encontramos a doña Luzmira y don Jorge hablando en silencio, solo para ellos. Cuando nos ven, nos saludan con las manos y nos indica que nos acerquemos a ellos. Lo hacemos y durante nuestra llegada me miran más de la cuenta. ¿Qué es lo que les llama la atención de mí? Solo soy una mujer como las demás.
Antes de llegar a la mesa bandido corre a mi encuentro y mueve su colita. Me pongo a su altura y le digo ñoñería sin sentido. El gustoso de recibir el cariño, me lame la mejilla y vuelve con doña Luzmira, corriendo. Me rio cuando me fijo que están rápido lo que corre, que apenas se distinguen sus patitas. Llegamos a su lado.
-este lugar es precioso- digo sonriendo mientras observo el lugar.
-gracias. Hemos intentado conservar las raíces y también traer un poco de la tecnología que nos rodea- nos dice don Jorge.
-espero que mañana pueda enseñarme la procesadora. Me ha llamado mucho la atención su forma de trabajar- dice Cristian.
-mañana a las 10 los espero en la sala. Generalmente a esa hora comienza el tour. Creo que aquí hay algo que les puede gustar- vemos como sirve en unas vasos pequeño un líquido medio amarillo, un poco espeso pero de olor dulce –vamos pruébenlo- nos entrega los vasos.
Ambos los tómanos y como me enseño mi padre lo pruebo. <<Cuando pruebes un licor o vino que jamás has bebido, lo primero que debes hacer es cerrar los ojos y llevarlo a tu nariz. Olfatea y degusta con el olfato el licor que está presente de ti. Luego con suavidad vierte un poco del líquido en tus labios y juega con el hasta que llega a tu lengua y por ultimo bebe un trago abundante pero al momento de tragarlo divídelo en distintas porciones. Es aquí cuando el licor y el fruto harán la magia en tu boca, lengua, garganta y estómago. Si es capaz de hacerte sentir el sabor de la fruta sin dudarlo has hecho un buen trabajo, si no es así, es mejor no hablar para pasar vergüenzas>>. Sonrió al recordar sus palabras y hago exactamente lo que me dijo mi adre.
El olor del licor es dulce, nada hostigoso, pero para mí resulta conocido. Vierto un poco del licor en mis labios y al momento de entrar en mi lengua, comienza a sentirse el sabor del alcohol y la fruta y cuando bebo un sorbo generoso no hay duda de cuál es la fruta. Es un licor de plátano, no muy común pero sabe delicioso.
-¿saben cuál es el sabor?- pregunta Luzmira que me mira directamente a los ojos. Ambos asentimos con la cabeza.
-señor Grey- dice don Jorge.
-creo que es de miel con algo más- frunzo el ceño. Esto no tiene ni una pizca de miel.
-Ana- me dice Luzmira.
-plátano. Es un licor de plátano- digo segura. Ambos abren sus ojos sorprendidos por mi respuesta.
-¿lo había probado? ¿El licor?- me dice don Jorge.
-nunca pero me enseñaron bien a la hora de catar algún licor- digo ruborizándome.
-pues estas en lo correcto. Tienes buenas papilas gustativas- me dice Luzmira y puedo ver en sus ojos un brillo especial al momento de mirar. No sé, si es idea mí pero ya no me está gustando estar aquí.
Después de eso pasamos a la verdadera fiesta. Mucho baile, mucha música, mucha comida y mucha conversa. Nunca he hablado tanto en mi vida y mi garganta está pagando las consecuencias. Tengo la voz ronca. Pero no puedo negar que le he pasado de maravilla. Cristian por su parte no se queda atrás, ya ha conocido varios empresarios y está encantado con la idea de visitar sus haciendas.
La señora Luzmira se disculpó y se retiró casi a la media noche y nosotros seguimos unos minutos más. Con varias copas de vino y licor en mi cuerpo regreso a la habitación, no sin antes disculparme con los invitados. Cristian dijo que subiría más tarde, ya que estaba muy buena la conversación.
Busco en el closet que han dejado y encuentro una coja que dice Anastasia. La abro y encuentro un camisón de seda de color lila corto. Suspiro cuando leo la nota que está encima del camisón.
<<Para que te sientas cómoda al dormir. Luzmira>>.
¿Cómo me podría sentir cómoda usando esto y durmiendo con Cristian? Pero es lo único que hay a si es mejor no reclamar y decido cambiarme.
10 minutos después estoy lista. El camisón es más corto de lo que pensé, apenas cubre mis nalgas. Entro en la cama y un escalofrió recorre mi espalda cuando mi piel entra en contacto con las frías sabanas. El leve sonido de la puerta abierta me devuelve a la realidad. Cristian entra y cuando me ve sonríe.
-me cambiare para que podamos dormir- dice y entra al baño. Trago duro. No me puedo acostumbrar todavía a tenerlo tan cerca. A los minutos sale y solo lleva un pantalón de buzo color gris oscuro y nada más. Santa madre, es una barra de chocolate, tiene hasta los cuadritos marcados. Muerdo mi labio interior. Me doy vuelta y me acuesto.
A los segundo siento que mueven la tapa de la cama y el colchón baja por su peso. Luego un calor que es agradable comienza a llegar de su lado y cuando menos me los espero, unas grandes manos me toman de la cadera y me atraen hacia él. Antes de que pueda protestar me da vuelta haciendo que lo mire directamente a los ojos.
-me dijiste que era friolenta y no mentiste- me dice con voz ronca.
-hace frió. Gracias- digo.
-eres una tentación...- dice en voz baja.
-¿perdón?- digo asombrada.
-y si no hago esto, moriré de ganas- estampa sus labios con los míos. Me sorprendo pero a los segundo entro en su juego. Sus labios son suaves y el aroma a menta de la pasta de dientes se hace presente. Una de sus manos baja a mi nalga y la aprieta, eso hace que un gemido escape de mis labios.
-eres tan deliciosa y tan... pequeña- dice cuando termina el beso. Dios, me falta el aire –no hace nada que tu no quieras Ana. Así que no te preocupes, puedes dormir tranquila- me abraza aún más fuerte. Me acurruco en su pecho y cierro los ojos esperando que el sueño llegue a mí, el cual llega una hora después, mientras tanto mi cerebro estaba hecho agua intentado entender que acababa de pasar. Un beso. Don ogro gruñón me ha besado y lo peor es que me gusto.
COMO LE HE PROMETIDO HE PODIDO ESCRIBIR ALGO...
ESPERO MAS TARDE SUBIR ALGÚN CAPITULO DE LAS QUE TENGO SUSPENDIDAS...
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO...
LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO...