Alexandra
Mi corazón, mi ansiedad, mi imaginación y todo en mi cuerpo se sentía completamente raro ¡Mas de lo normal! estaba tan nerviosa ¡No creo que sea capaz! claro que si era capaz de venir a buscarme pero él no sabe en donde vivo, pero conociendo lo poco de él se que sería capaz de decirle al señor Arango que le diera mi dirección de trabajo ¡Estaba perdida! tenia miedo, pero a la vez tenia la sensación de poder estar con él. Él me hacia despertar algo dentro de mi que jamás creía que volvería a despertar he estado con algunos chicos, con poco, pero ninguno me hacia sentir lo que Alessandro me hacia sentir cuando me tocaba y con tan solo tenerlo cerca hacia que mis piernas se pusieran de gelatina y que no tuviera control en mi cuerpo, Alessandro Torricelli me hacia desear más y más.
No dejaba de caminar de un lado a otro por los nervios, me estaba muriendo de los nervios, joder un día de estos me iba a dar una ataque de ansiedad y no puedo seguir así o al menos sentirme de esa forma porque no era nada bueno y yo no deseaba regresar a lo de antes, pero él no dejaba de rondarme por la mente, lo deseo y la verdad es que no dudaría en saltar sobre él en cualquier momento, tal vez suena desesperado de mi parte pero la verdad que quiero volver a estar con él.
Tome a Moka en mis brazos para poder acariciarle el pelaje, me miro mientras movía sus enormes cachetes, me senté en mi sofá subiendo los pies y mire a la televisión donde estaban pasando una película de Navidad ¡Navidad! y apenas estabamos a mediados de otoño.
-Algún día me volveré loca Mo, me internaran en un psiquiátrico por cumpla de ese tonto-.
Moka comenzó hacer su típico ruidito de que estaba a gusto, sonreí de solo recordar que era mi mejor amiga del mundo, por que si Moka era una hembra. Abrace a mi mascota con todo el cariño que le tenia, el sonido del timbre me saco de mi momento de amor con Moka de seguro era la comida china que había pedido, me moría de hambre me puse de pie de mi lugar sin soltar a mi mascota de mis brazos y llegue a la puerta.
-Espero que esta vez si me hayas puesto doble salsa agridu...-.
Deje de hablar cuando una vez que abrí la puerta lo vi a él ahí parado en la puerta de mi casa con una mano sobre el marco de la puerta y con una sonrisa tan hipócrita y tan perfecta que lo comenzaba a detestar tanto.
-No traigo salsa agridulce pero tengo algo mejor-.
Mis ojos se abrieron tanto que sentía que se me iban a salir de mi cara, joder, me aleje de la puerta cuando comenzó acercarse a mi y cerro la puerta con un punta pie y me di cuenta de que tenia mi bolsa de papel con la marca de la comida china que pedí ¡Mierda!
-¿Qué haces aquí?-. Pregunte abrazando un poco más a Moka.
Alessandro dejo la bolsa en la mesa de mi cocina, la verdad es que mi departamento era un Launch así que todo estaba a la vita, claro excepto el baño.
Di media vuelta para llevar a Moka a su jaula.
Y cuando menos lo pensé él tenia sus manos sobre mi cintura, no, no no me puede hacer esto y yo no me puedo hacer esto porque me voy a volver completamente loca y él no esta consciente de eso y lo detesto por completo. Me gire y su cuerpo estaba sobre el mio, mierda, me esta poniendo nerviosa y al mismo tiempo me estaba poniendo caliente y deseosa de que me tomara en ese momento.
-Alessandro...por favor...déjame en paz por favor si...-. Pose mis manos en su pecho para poder alejarlo de mi.
Pero él me tomo de la cintura pegándome a su pecho.
-Venga no vengas con que te deje en paz, no te niegues más a lo que tu misma deseas-.
Iba decirle que que se detuviera por completo porque no deseaba salir herida de todo esto además de que él se iba a casar con Elena y yo por mucho que me estuviera muriendo por que me tocara no debería hacer este tipo de cosas, pero todo fue muy tarde cuando me tomo de mi nuca pegando sus labios a los míos. Y me beso, me beso con ganas y pasión. Comenzamos a caminar hacia lo que era mi cama ya que caí en algo blando y cómodo.
Yo solo lo mire sorprendida.
Quito si abrigo de una forma tan rápida y tan sensual que mi respiración se volvió errática de solo verlo hacer eso, pero tenía que tener fuerza de voluntad para detenerlo y sacarlo de mi casa lo antes posible, pero cuando estaba dispuesta a ponerme de pie de mi cama él me tomó de mi cuello sin aparentar mucho solo lo necesario y así poco a poco me volvió a recostar en la cama con él encima de mi. Sus labios fueron directos a los míos fundiendonos en un beso lleno de deseo y lujuria y yo estaba sintiendo que me estaba dando un orgasmo de solo tenerlo así, mis manos se posaron sobre su muñeca que me sostenía por el cuello su lengua se adentro en mi boca robandome un gemido de placer.
-Por... Por favor Ale... -. Volvió a besarme sin dejarme terminar la frase.
Sigui con su beso pero ahora su mano ya no me sostenía del cuello paso a mi playera de mi pijama y la rompió en dos, se alejo, maldita sea la hora en la que decidí no ponerme sostén, mojo sus labios con su lengua de solo ver mis pechos. Iba a taparme pero no me lo permitió ya que me tomo de mi muñecas colocándolas sobre mi cabeza.
-Rompiste mi playera de mi concierto de LP ¡En Inglaterra!-. Girte molesta.
Alessandro rió un poco y volvió a besarme pero yo me movía para alejarme de él.
-Es solo un maldita playera, te compraré una y te llevaré a conocerle a LP-.
Lo mire impresionada por lo que dijo.
-Chismoso-.
-Es verdad, te llevaré a conocerle, pero ahora quiero lo mio-.
Me soltó y mis pantalones de pijama salieron de mis piernas como mis bragas, me abrió las piernas donde se adentro en ella para comenzar a hacer un trabajo excelente con su lengua sobre mi clítoris, Alessandro la movía como un verdadero maestro y adentraba sus dedos dentro mi penetrandome con ellos logrando que mi placer aumentará, mi espalda se arqueo al sentir un tercer dedo y como jugaba con mi clítoris. Lo miraba y él me miraba a mi, su mano libre fue a mis pecho tocandolos como si estuviera esponjando alguna especie de almohadilla.
-Alessandro... ¡Ah!-.
Estaba por correrme cuando se alejo de mi, lo mire algo molesta pero vi como comenzaba a quitarse la ropa, me tomo debajo de mis brazos para empujarme más a la cama cayendo sobre mis almohadas y yo solo veía cada movimiento que hacía, se arrodilló en medio de mis piernas y se alineó en mi entrada cuando entro.
Ambos gemimos de placer, Alessandro no se movió por unos segundos hasta que yo fui la que dio pie a que comenzará a moverse, se recostó sobre mí pecho mientras seguía follandome dentro y fuera de mi, sus labios estaban sobre mi mejilla aumentando mi placer mientras que mis uñas se aferraban a sus fuertes y músculosos brazos.
-Espere tanto tiempo... Espere diez años para tener asi-. Seguía moviéndose más rápidamente.
Pero sus palabras hicieron eco en mi cabeza ¿Díez años? ¿Cómo qué espero diez años?
-¿Qu-que dijiste?-. Pregunté con dificultad ya que gemia de placer.
-Solo...solo enfócate en tu placer nena-.
Una seguir hablando cuando él salió de mi para girarme con rapidez dejándome en una posición de cuatro, se alineó y se adentro en mi tomándome de mi cintura para comenzar a moverse con rápido, duro y con mucho placer, nuestros gemidos combinados con la música de la película de Navidad, mis manos se aferraban a las sábanas de la cama mientras él me tomaba del cabello. Joder que placer estaba sintiendo en ese momento, me gustaba lo que ese hombre estaba haciendo con mi cuerpo.
-Mierda, estas tan caliente nena... Me envuelves bien-.
Alessandro seguía moviéndose dentro de mi. Pero deseaba yo tener el poder así que como pude lo empuje y él cayó al pie de la cama donde rápidamente me subí en él para comenzar a montarlo, mis manos es su pecho fuerte me ayudaban a sostenerme y el me sostenía de la cintura ayudándome a moverme con más rapidez. Mis ojos se cerraron por un momento al sentir tanto placer en mi cuerpo, sus manos dejaron mi cuerpo cintura para ir a pechos y tocarlos.
-Alessandro... -. Gemi, estaba tener mi orgasmo.
-Hazlo nena, hazlo-.
Me moví con rapidez y el orgasmo nos invadió a los dos, caí aún lado de él con mi respiración errática y el cuerpo sudado, mi cabello estaba por todo el pie de cama pero mi mente de aclaro por completo cuando dijo lo que dijo de mi, que había esperado diez años para estar así conmigo. Me puse de pie rápidamente de la cama para ir por mi bata de baño y ponérmela, no puede él estar aquí en mi casa ni en mi vida y cuando iba a confrontarlo él ya estaba detrás de mí aún desnudo.
-Tú y yo tenemos que hablar-.
Trague nerviosa pero sin bajar la guardia, no me iba a intimidar.