Capítulo 44

25.6K 1.6K 710
                                    


Mezclas peligrosas. 

Ben. El mismo Ben con el que folle, el mismo con el que hice un trío, estaba hablando despreocupado con Dylan.

Cuando nuestras miradas se cruzaron, no parecía sorprenderse o estar incómodo. Sin embargo lo hizo cuando se percató de que Dylan y yo nos conocíamos y este nos presentó.

– Ben, ella es Senata, mi amiga. Senata, Ben, mi sobrino.

Tierra. Trágame. Ya. Pensé aprentando tanto el puño detrás de mi espalda, que las uñas se clavaron en mi piel.

Dylan me miró a mi y luego a él, su sonrisa se fue y en su rostro apareció una expresión de confusión.

– ¿Os conocéis?

– Algo así, nos vimos una vez en una discoteca. – mintió Ben. Agradecí que sonara muy creíble.

– Eso no es nada, deberíamos quedar un día para conocernos mejor. Ben tiene muchas anécdotas que contar por su carrera de periodista.

– Si, unas muy aburridas tío.

– No te hagas el tímido ahora, son muy buenas. Te veo mucho futuro. – replicó Dylan palpando el hombro de Ben.

Sí supiera que en una de esas historias estoy yo en un contexto comprometedor...

– ¿Dónde están Alexa y el resto?

– En el fondo, pero no te recomiendo nada ir. Ya sabes, está discutiendo otra vez con mamá y papá.

– La entiendo. Dile que se pase por mi casa mañana.

– Lo haré, ahora disfruta con tu chica. – dijo Ben guiñandole un ojo y yéndose.

– Ella no es mi... – intentó responder Dylan pero su sobrino ya se había marchado.

– Escucha, ya empieza la subasta. – avisé señalando el escenario, donde una mujer hablaba por un micro.

– Antes que nada, ¿cómo te sientes?

– Bien...

– Tienes muy mala cara, no te creo nada. – me reprochó poniendo su mano sobre mi frente para saber mi temperatura.

– No quiero que pierdas tu turno, podré soportarlo.

– Eres una prioridad. No voy a ignorar tu malestar por un cuadro.

– Pero es... es algo con valor sentimental para tí.

– Eso es verdad pero los objetos van y vienen, el valor real está aquí y ahora, en las personas que apreciamos. ¿Has estado tomado algún medicamento últimamente? – preguntó cambiando de tema.

– Sí, unas pastillas rojas, Joseph me dijo que eran para calmar mis nervios.

– ¿Cuándo tomaste una por última vez?

– Esta tarde, antes de venir. ¿Hay algún problema?

– Esas pastillas no son compatibles con el alcohol. Por eso estas así, has bebido bastante esta noche. Te llevo a tu casa antes de que te sientas peor.

– No, no, quédate para la subasta, Hernán me llevará.

– Déjame al menos acompañarte hasta el coche.

Accedí, ya que él no iba a dar su brazo a torcer. Me agarró por la cintura y despacio nos acercamos al lugar donde estaba aparcado los coches de Hernán y Dylan.

El guardaespaldas vino unos segundos más tarde, al parecer hacía bien su trabajo y me tenía bajo su punto de mira en todo momento.

Todo me daba vueltas, veía manchas blancas por donde mirase y tuve que apoyarme sobre mis rodillas para no caerme. Dylan me miraba muy preocupado.

Mi dueño y jefe © (+18)Where stories live. Discover now