Especial II

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P. O. V. Adley capítulo 14:

No tenía ninguna gana de volver a la empresa. Pero era lo que tocaba, tragarme 12 horas laborales sin falta, aunque mi vida personal se meta de por medio.

Jamás me había pasado nada parecido en todos estos años. Joseph y yo nunca sacamos la estúpida regla de no robarle el ligue al otro, porque siempre tuvimos gustos muy diferentes para las mujeres.

Tuvo que dar la jodida casualidad de que justamente la mujer de mi vida sea, por una razón inhumana, una especie de novia del estúpido de Bridget.

Ardía por dentro de la impotencia, había seguido mis impulsos olvidando por completo que liarme con Senata fuera un error. Y espero no se me malentienda, era un error porque después de que ella me haya correspondido, sería el doble, por no decir el triple de difícil sacarla de mi cabeza.

Me había pasado toda la noche en vela, pensando en cómo resolver la situación. Pero no había otra alternativa, la única solución era mantenerme al margen. Alejarme un poco y tratar de olvidarla o por lo menos que mi corazón no duela cada vez que pienso en que no habrá un nosotros.

Joseph me había salvado el culo muchas veces en mi etapa "rebelde" o gilipollas, hay que ser claros cuando se cuentan las cosas. Tenía una actitud de niño malcriado, el cual creía que podía comerse el mundo. Había salido de la Universidad con buenas puntuaciones y encontré un amigo con el cual poder unir nuestras fuerzas y formar algo grande.

Los dos teníamos dinero, pero era más que evidente que el apellido Bridget tenía marcado al país. El abuelo de la familia tenía su propia empresa, pero a Joseph nunca le gustó ese ámbito, por lo que no siguió con la tradición y fue por su cuenta.

Lejos de estar enfadado, el viejito estaba orgulloso de él. Era el diamante de la familia y lo sabía. Él y su abuelo eran dos personas con corazón, lo que no era el resto de la familia. Como el famoso mafioso Benet Taylor, al cual le gustaba dar por culo una y otra vez.

En cambio yo, solo tenía padres con buenos empleos.

No podía fallarle a Joseph después de todo lo que pasamos, por el echo de que me dio una coartada el día que asesinaron a mis padres. De no ser por él, muy probablemente estaría entre rejas.

Yo no los había matado y me ayudó porque me conocía muy bien. Sin embargo, todas las cosas que había echo ese día, me ponían como sospechoso. Estar bebido, estar cerca del sitio del crimen y el haber discutido fuertemente con ellos apenas 24 horas antes.

Y de no entrar en prisión, las cosas tampoco hubieran ido mejor. La empresa no hubiese arrancado con los rumores de que uno de sus fundadores era sospechoso de asesinato. En ese entonces, guardar el secreto era beneficioso para los dos. Pero tantos años después, con la empresa siendo un éxito y con la fortuna que le esperaba a Joseph por el testamento, no dudaría en usar esa información contra mí.

Cuando Joseph Bridget quería algo, lo obtenía. Sin importar que eso implicase traicionar la confianza de su mejor amigo. Y si él tendría los mejores abogados para limpiarle por ocultar pruebas, yo no tenía esa suerte. Tenía dinero, pero sus influencias eran muchas más. Incluso en ocasiones me sentía su sombra.

No podía lanzarme al abismo por amor. No si eso destrozaría el resto de mi vida, la cual con sangre y sudor me costó construir. Y sólo esperaba que ella lo entendiese.

Mi dueño y jefe © (+18)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu