Parte 144

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No había tiempo para llorar a los caídos.

No hubo un momento en el que el corazón tuviera paz para despedir a los seres queridos.

Y a cada segundo que pasaba, la inevitable batalla por el destino de la vida en este mundo, se acercaba.

El nigromante humano más poderoso del que se tuviera conocimiento, había logrado el sueño por el cual, tantos de sus predecesores habían luchado y muerto.

Aquel hombre se convirtió en una creatura oscura, poseedora de un poder superior, incluso más grande que la de aquella legendaria no-muerta, que según se decía, había causado la destrucción de un reino, en tan solo un día.

Y fue la propia LandFall, quien declaro ser incapaz de derrotar  aquel señor oscuro ella sola. La tarea entonces se volvía imposible, al considerar que no solo el nigromante era el enemigo, si no que también era protegido por un interminable ejército de no-muertos.

Los soldados comunes no servirían contra aquellas incansables creaturas malditas. Los hechiceros serian barridos en instante por aquellos dragones esqueleto, y ninguna vanguardia humana, sería capaz de soportar la brutalidad y el poder de los legendarios caballeros no-muertos.

Y si los miles de zombis y esqueletos, combinados con los dragones y los caballeros no fueran suficiente, aún quedaban el propio nigromante de habilidades desconocidas, y la dama negra que en varias ocasiones le salvo la vida.

Remedios custodios, era sin duda alguna la paladín más poderosa del continente, y su habilidad con la espada, bien podría superar a la de la propia Lakyus, quien era más bien una sacerdotisa.

Pero aun siendo una guerrea santa con ventaja contra no-muerto, aun portando la espada sagrada, esa mujer fue tratada como una basura. La dama negra la hizo ver como una niña débil e inexperta...

Era claro pues, que ningún guerrero adamantina podría luchar contra ella de par a par, y que haría falta un grupo especial para matarla.

No había suficientes aventureros capaces para esta misión, y aun así deberían dividir esfuerzos para afrontar la situación... era claro pues, que Re-Estize no podría prevalecer si actuaba solo.

Y si ahora que su maestro era más poderoso, o aun peor, si el nigromante era capaz  de invocar a una creatura más hábil y perversa, era seguro que el destino de la humanidad... no, de todas las creaturas vivas seria la condena. Esto, a menos que encontraran aun guerrero capaz de hacer frente a tan temible creatura, pero siendo realistas... era algo imposible.

Pero aun así, la búsqueda se inició.

Se envió un mensaje a cada nación que pudiera brindar ayuda. Se mandó una carta a todos los equipos adamantina que la humanidad conocía, e incluso se convocó al lord dragón de Platino, con la esperanza de que se apiadara de la humanidad, y prestara su brutal poder a esta batalla.

Pero todo cada acción se veía insignificante e inútil, pues cada persona en Re-Estize, cada concejal en el imperio, y cada soldado del reino santo, llegaría  la mis conclusión.

Esta batalla solo podría ser ganada teocracia Slain.

Incluso Katrias, el brillante estratega plebeyo del marqués lo sabía, y repitió hasta el cansancio que cualquier batalla que fuera a ser librada, necesitaba de la teocracia para ser ganada. Ellos eran los más capacitados en la magia divina; por tanto, eran idóneos para esta guerra librada contra una creatura no-muerta desconocida. 

Pero lo que Lakyus, y nadie más conocía la verdad. Y esa era que la ayuda de la teocracia no era posible, pues hace apenas unas noches, su equipo de avanzada, su brazo armado; la escritura negra fue masacrada por una pareja de poderosos adversarios, que aún estaban libres y al acecho.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Where stories live. Discover now