Parte 90 2 de 3

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Neia era consciente de su propia debilidad y falta de talento, sin importar cuanto se esforzara simplemente no era capaz de hacerse más fuerte, y a cada día que pasaba, Neia veía más lejano su sueño de ascender como paladín.

Neia no tenía problemas con su madre la llamara inútil, quizás realmente lo era. Pero conocía bien a esa mujer, y sabía que ella no le estaría gritando de esta manera, y mucho golpeando con tanta fuerza, sin una buena razón.

Ahora que sentía su mejilla arder, la joven chica recordaba que solo en otra ocasión su madre le había golpeado con tanta fuerza, y aquel día fue en el que Neia decidió unirse a la orden paladina, cosa que su madre repudio.

Rena era explosiva, y su ira era como el fuego en el verano, fácil de encender pero pese a todo, necesitaba una chispa para empezar. Rena debía tener una buena razón para golpear de esa manera a su hija, y si bien, no le importaba que lo hiciera, Neia al menos quería conocer ese maravilloso motivo por el que se madre se encontraba tan molesta.

-¿De qué misión hablan?- pregunto Neia mientras se ponía de pie con la mejilla enrojecida.

Ante la pregunta, Rena retrocedió unos pasos, se mostró un tanto indigna-

-¿No sabes porque te dieron esas vacaciones verdad?- pregunte Rena a su hija, a lo que Neia negó con la cabeza.

Rena entonces miro un momento al vacío como si quisiera ordenar sus ideas, después volteo la mirada como si no pudiera ver a Neia, entonces dio la vuelta y camino hacia la cocina.

Pavel miro triste la expresión de su esposa y decidió seguirla, no sin antes decirle a su hija:

-Tenemos que decirte algo importante-

Neia, confundida y algo asustada por el tono frio en el que su amoroso padre le había hablado, siguió a ambos, y al entrar en el comedor de tamaño exagerado para una familia tan pequeña, Neia se encontró con una pequeña mesa y tres paltos de estofado servidos sobre ella.

Como si ya no le importara su hija, con la que hasta hace unos segundos estaba tan furiosa, Rena se sentó y se quedó mirando su plato. Pavel tomo asiento e invito a Neia a imitarlo.

La expresión de Pavel se volvió triste y lejana, aquel rostro era parecido al que ponía antes de iniciar una batalla. Aquella dura expresión indico a Neia, que su amoroso padre estaba preparándose para decirle algo difícil.

Y en cuando Neia tomo asiento, rápidamente, unas palabras aterradoras salieron de la boca de su madre.

-Es posible que muramos en las próximas  semanas- declaro la paladín que había sobrevivido a 37 misiones fuera del muro.

Aquellas palabras... aquella no había sido un supuesto, no había sido un "quizás", y aunque su madre había dicho que era solo una posibilidad, Neia entendió aquello como una declaración, lo tomo como la predicción inequívoca de una veterana paladín.

-¡Espera, Rena!- le grito asustado Pavel a su esposa mientras veía los ojos confundidos de su hija.

-¿Qué sentido tiene ocultárselo? ¿Acaso podemos evitarlo? ¿Acaso no es peligroso el lugar a dónde vamos?- replico Rena con total calma, esperando que su esposo le respondiera.

-Esperen- dijo la escudera, interrumpiendo la discusión de la pareja. -¿Irán  a una misión... juntos? ¿Dónde será? ¡¿Quiénes más irán?!- pregunto la joven.

Neia había crecido sabiendo que alguno de sus padres podría morir cualquier día. Era consciente de que eso era una posibilidad. Su madre era una paladín y su padre un guardia de la muralla,  por ello durante años se había hecho a la idea de perderlos, pero el que esto sucediera al mismo tiempo, era algo que jamás había considerado, y si ahora su madre declaraba que ambos podrían morir, significaba entonces que partirían juntos a algún lugar peligroso.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Where stories live. Discover now