Parte 1

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Trinidad: parte 1

Dos figuras se encontraban estáticas a la puerta de la gran tumba subterránea. Se miraban fijamente. Los ojos negros del demonio cabra y los pequeños y redondos del caballero insecto dentro de una armadura metálica, mostraban ambos resentimiento.

Eran las 11:50 de la noche.

-De todas las personas, tú eras la que menos esperaba encontrar aquí, Ulbert- dijo del caballero insecto.

-¿Y tú? Me sorprende que te atrevas a aparecer aquí, TouchMe- le respondió el demonio cabra.

Ante esas palabras, el caballero insecto empuño una espada que parecía vieja y oxidada, mientras que el demonio cabra envolvió sus manos con un fuego carmesí.

Frente a las puertas de Nazarick, una catástrofe y un campeón que ostentaban el título "Mundial" se preparaban una última batalla antes de que cerraran los servidores Iggdrassil. Los dos más poderosos miembros de Nazarick, se plantaban cara frente al hogar que habían dejado atrás.

Más sin embargo, al momento de la verdad, ninguno de los dos tuvo el suficiente valor para atacar. Solo se quedaron ahí, viéndose mutuamente mientras el reloj no paraba de avanzar.

Eso paso, hasta que al fin, ambos se dignaron a hablar.

-¿Viniste por Momonga?- pregunto Ulbert.

-¿Viniste por Momonga?- pregunto TouchMe.

Sus voces sonaron al mismo tiempo, sus palabras se coordinaron para preguntar por ese amigo por el que ambos sentían tanta pena.

Momonga era la respuesta al "¿Por qué estas aquí?"

Ambos, el campeón y la catástrofe mundial habían hecho un espacio en sus vidas reales para poder ver al amigo que según se rumoreaba, dedicaba cada minuto libre de su vida, a alimentar Narick, para mantener vivo el hogar que crearon los 41 amigos que alguna vez formaron parte de este gremio.

Ulbert apenas había dormido 10 horas esta semana y TouchMe tenía que prepararse para una reunión importante para el día siguiente. Pero ambos, exhaustos, hicieron el esfuerzo de volver a venir a este mundo que estaba por extinguirse, para expresarle su gratitud a aquella persona solitaria, que sin más amigos que lo ayudasen y temeroso de que alguien fuera de los 41 miembros del gremio intentara sabotear Nazarick, salía cada día con solo la compañía de NPC's mercenarios para conseguir recursos y mantener esta fortaleza viva.

Ambos rieron.

Porque pese a querer darle las gracias a Satoru Suzuki, ninguno de los dos le había enviado un mensaje o siquiera le había avisado que estaban en el juego

¿Por qué?

Porque sentían vergüenza por no haberlo hecho antes, por no haber venido uno de sus días libre y darle a su amigo una última aventura que recordar antes de que este sueño que habían vivido juntos muriera.

Ahora el reloj marcaba las 11:59, y el cielo se comenzó a pintar de colores con los fuego artificiales que anunciaban el final.

-¡Mierda!- exclamo Ulbert.

-Ya no tiene caso...- dijo para si mismo TouchMe.

-bueno... igual hubiera sido algo triste solo llegar, dar gracias y dar un adiós apresurado antes de que se cerrara el servidor...- Ulbert imagino ese escenario, no era algo bonito en su mente.

Sin decirse una palabra, ambos entraron juntos a Nazarick, y caminaron por la entrada con total calma mientras hablaban.

-Al final habrá que tomar la idea de HeroHero-

-¿Reunir al gremio un día para comer? Jaja, no creo que lleguen a ir muchos-

-no importa cuántos vayan, creo con que al menos uno de nosotros llegue y le diga a Mononga lo mucho que apreciamos lo que hizo será suficiente- expreso TouchMe mientras observaba a sus alrededores.

En ese momento, Ulbert uso un pequeño hechizo de detectar trampas y suspiro sorprendido.

-¡Vaya! Puso trampas nuevas ¿Cuánto tiempo le habrá toma reorganizar todo?-

-Todo este lugar sigue igual... no, parece que pulieron detalles-

Ambos jugadores admiraron la entrada de Nazarick, sin preocuparse por los MOB's auto-generados que venían hacia ellos para proteger la tumba.

Ambos se quedaron ahí parados en el hermoso patio del mausoleo, dentro de su querida Nazarick mientras sus corazones latían preocupados por Satoru Suzuki que hoy perdería un gran trozo de su vida...

Solo esperaban que el estuviese bien después de hoy, que su mente resistiera lo suficiente para que los miembros del gremio se reuniesen en la vida real, para poder entre amigos dedicar un brindis a este lugar y darle oficialmente el "Adiós"

TouchMe y Ulbert miraron en silencio el cielo junto con su reloj.

-TouchMe... perdón por aquello-

"Perdón" una palabra que jamás creyó escuchar de Ulbert, una palabra que conmovió al caballero.

-No, yo también tuve la culpa, perdóname Ulbert- respondió.

En la vida real, ambos dejaron salir sus lágrimas. Parecía tan estúpido ahora... pensar que todo aquello se hubiese solucionado son con esa palabra. Al fin el corazón de ambos encontraba tranquilidad mientras se preguntaban:

"De habernos disculpado aquella vez... el gremio... el juego... No... ¿este sueño hubiese durado un poco más?"

El reloj marco 00:00 y desapareció...

Pero el cielo nocturno seguía ahí, ya no era el cielo del pantano, pero la oscuridad llena de incontables luces seguía ahí.

Ambos se encontraban dentro de la tumba subterránea con una sensación extraña. Los dos se miraron el uno al otro, y todo parecía tan... real. No parecían estar viendo personajes del juego.

Ulbert sentía que frente a él se encontraba un insecto humanoide, y TouchMe veía frente a él una aberrante creatura parecida a una cabra.

Desconcertados miraron a su alrededor y observaron a los viejos guardianes de Nazarick que venían a atacarlos, ahora se encontraban arrodillados frente a ellos dos.

Ulbert y TouchMe desearon saber que hubiese sido de Ainz Ooal Gown si se hubiesen dado ese perdón antes.

Y hoy, un dios piadoso o un demonio cruel cumplió ese deseo...

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Dentro de un enorme coliseo, una calavera que parecía ser la encarnación de la muerte, se encontraba rodeado por varios monstruos de inconmensurable poder.

Y entonces le llego un "Mensaje" de uno de sus sirvientes que se encontraba completamente fuera de sí "¡ESTAN AQUI!" grito la voz de un mayordomo anciano.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Where stories live. Discover now