JUNTOS

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Envuelto en la oscuridad de mi celda me sentía perturbado por las miles de imágenes que llegaban raudas a mi memoria. Imágenes de un tiempo en el que yo era feliz,en el que pensaba que la felicidad estaba en las cuatro paredes de mi habitación y por supuesto,en los brazos del único hombre que amé. Su rostro me decía tantas cosas en ese tiempo y sus besos lograron encender mi alma y hacerme perder en su mundo,todo lo que pasaba a mi alrededor carecía de importancia mientras él estuviera a mi lado. Ese mismo rostro me mostró el otro lado de la moneda,el lado que lastima,hiere y deja sumido en la peor de las miserias. En algún momento pensé que mi vida no podría continuar. Pensar me dolía,hablar me dolía,existir me dolía. Yo no era nadie sin él, pero dios se apiado de mi alma herida,me mostró un rayo de esperanza, me cobijó bajo su manto piadoso y le dio un sentido a mi vida,el de dar a conocer su mensaje en cada persona que se sintiera de la misma forma en que yo me sentí. Solo,sin ganas de vivir y asqueado de su propios actos. Sin embargo,y aun siendo consciente de que lo que siento en estos momentos no es lo correcto, no he podido evitarlo. Ver su rostro marcado por el dolor me hizo pensar en lo que yo mismo sentía al estar cerca suyo. Quizá por eso estoy aquí,decidido a creer que podemos estar juntos.

*

—¿Qué estas haciendo?—. Preguntó Nidia,mientras subía los ojos para poder buscar los de su hermana. Sin lograr entender el odio que mostraba su mirada.

—Lo que debí haber hecho hace mucho tiempo,deshacerme de ti. Respondió ella.

—¡Estás loca!—Gritó al ver la oscura y amenazante mirada de Irene,prefirió haberse mordido la lengua y no emitir palabra.

—Y pensar que nuestra madre creía que la loca de la familia eras tú.

Nidia bajó el rostro de nuevo, recordando la repulsión que su madre mostró siempre hacia su comportamiento, encontrándolo siempre tan vergonzoso. Cada palabra que decía lo tomaba como un acto de rebeldía, como una causa de vergüenza para la familia y un motivo mas de deshonra.

—Jamás entenderé que hice—. Expresó decidida—Pero si esta es tu forma de desquite,te estas equivocando. Isaac vendrá a buscarme y todo esto acabará de la peor forma para ti.

—¡Uuh!—Exclamó ella inclinándose hacia adelante—Quizá,nada podemos asegurar hasta entonces,por lo pronto,te quedarás aquí quieta,esperando una agradable visita. Entonces la vio alejarse. Se sintió palidecer de miedo con la sola idea de que cumpliera su palabra,sin poder evitarlo cayó rendida en el mismo rincón de la casucha.

*

Isaac giró sobre sus talones desesperado. Jesús lo siguió con la vista,lo vio negar con la cabeza sumergido en sus pensamientos. Al darse cuenta que no estaba solo,se detuvo. Gruñendo,Isaac se pasó la mano por el pelo y maldijo el momento en el que había cometido el error de enredarse con esa mujer.

—No puedes acompañarme —Aseguró—Si las cosas salen mal,yo...—Jesús se echó a reír muy quedadamente— Eso no es importante ahora,iré—Isaac negó con la cabeza dudoso. Él debió ser el objetivo de esa venganza y no su mujer. La vida se estaba encargando de ponerlo en su lugar,pero ¿A qué precio?. Isaac dejó caer la cabeza abatido,mas que nada deseaba tener a Nidia entre sus brazos y hacer pagar a esa maldita mujer por su atrevimiento.

—No puedo perder a Nidia—Dijo finalmente con convicción. A su lado Jesús apretó los labios al entender su miedo—Gracias—Dijo Isaac. Jesús apretó su hombro—Luego agradece,ahora vamos,hay cosas que hacer.

En el camino,Jesús recordó que Noé había atendido a Facundo en una ocasión, tendría que saber donde se escondía ese tipo. Lo que era él no sabía donde diablos se metía cada que desaparecía de la hacienda.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora