VENENO

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El agua cayó por su cuerpo ardiente cómo tópico a su desesperante agonía y ansia desmedida. Pasó su larga cabellera rubia por su hombro izquierdo y con una fuerte sacudida se libró del exceso de agua. No estaba tan sumergida en el río de aquél  claro,el agua le llegaba a la cintura,dejando expuesta la hermosura de su cuerpo. Unos generosos pechos,una estrecha cintura y la curvatura de sus caderas visiblemente expuestas para cualquiera que llegara al lugar. Con ansias froto sus pechos  y llevó una mano a la hendidura de su entre pierna,con los ojos cerrados se concentró en su tarea  de llenar de placer su frágil figura. Había pasado tanto tiempo que no se sentía amada y recorrida por algunas fuertes manos sobre su piel. Recordarlo la llenó de frustración y una insatisfacción colérica. ¿Quién se creía su prometido para rechazarla de esa forma?. Su piel ardía de deseo y el erotismo recorrió su cuerpo con cada caricia que se propinaba. Era mil veces mejor sentir las fuertes manos de un amante,estrujando y marcando con cada caricia su cuerpo,pero de eso ni hablar. Noé estaba hecho un estúpido mojigato e Isaac no le miraba de la misma forma desde que su hermana empeorara. Vibró con una nueva sacudida de placer que recorrió su espina y parte de su vientre,los pezones se le endurecieron con fiereza al sentir la arqueada sacudida y sus labios fueron apretados por sus filosos dientes y su garganta evoco un gruñido de placer.

Hubiera podido seguir en la tarea de auto placer,pero un fuerte carraspeo la hizo girar el rostro y llenar su rostro de color rojo.

—¿Quién es usted?—.preguntó la rubia al sentir el peso de la mirada de aquel individuo. Era grande cómo un animal salvaje y tan lascivo que sus ojos atravesaban su piel,y ésta se sentía recorrida por su fuerte mirada. La piel morena le brillaba al sol y las oscuras orbes no le permitieron desviar su propia mirada.

Lo vio acercarse hasta la orilla del río sin responder a su pregunta. Ni siquiera llevaba camisa puesta y sólo se percató del hecho al bajar los ojos a su cuerpo. ¡Dios! que criatura tan magnífica tenía de frente,las piernas le temblaron y sus pechos lograron erguirse con más fuerza ante la presencia de aquel hombre de lo que ella misma había conseguido con sus manos. Lo vio arrancarse los pantalones con velocidad terrorífica, pero su ansiedad sobre pasó a su miedo. Y él seguía sin responder.

—R...repito,¿quién es usted? —.las protestas murieron en su garganta al momento que llegó a ella y aparto las manos que pretendían cubrir la desnudez de sus pechos. El enorme animal se llevó sus pezones a la boca y los apretó entre sus dientes sacandole un gruñido de placer. Mientras su húmeda lengua subió a su oído y los exploro con deseo.

—Soy...quién tu quieras que sea—. Una nueva sacudida la recorrió al escuchar la fuerte nota de su voz. ¿Cómo había llegado tan rápido? no entendió, pero tampoco protestó. El deseo de él se le metio en los poros y la fragancia de su piel le llenó las fosas nasales cómo un fuerte afrodisiaco. De pronto sintió un par de dedos en su entrada.

—Tan húmeda para mi—.expresó el hombre,estrujado más su cuerpo al de la rubia. Debía sentirse escandalizada,sabía que debía apartarlo y salir corriendo. Más sin embargo no lo hizo,no pudo. Sus dedos recorrieron el pecho de aquel desconocido con lentitud temerosa,pero no llegaron a tocarlo más que eso,porque tomó su mano y la llevó directo a su entre pierna. Irene abrió los ojos con fuerza,tenía la mano puesta en el duro miembro del hombre,éste la hizo que lo tocara y lo estrujara con rapidez.

—Asi me pones—.le dijo con total descaro. La rubia estaba acostumbrada a que se le tratara con delicadeza,la única vez que se sintió atacada fue con su cuñado,pero lo que estaba viviendo estaba por demás muy lejos de ser algo parecido al ataque de Isaac. No,este hombre la estaba volviendo una descarada en toda la regla y por mas locura que sonara,la excito.

Los labios de él se abrieron paso en sus labios recorriendolos con la lengua y clavandole los filosos dientes sobre su labio al separarlos. No era gentil,era una bestia,un animal hambriento de placer y lleno de una lujuria que no dejaba lugar a las dudas. Sintió que abandonaba su boca para poder bajar a sus pechos,mientras los mordia y estrujaba con sus manos,ella se dejaba  hacer. Los dedos del hombre entraron en su sexo y lo sacudieron por dentro,formaron círculos en su centro tocando el punto exacto en  dónde lograron sacarle un nuevo gemido de placer. La rubia no se contuvo,volvió a tomar el duro miembro de su atacante y lo restrego con fuerza,viendo con placer que le lograba sacarle un fuerte gruñido de su garganta derramado en la piel de sus pechos endurecidos.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora