AMOR MÍO,VUELVE...

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Salieron de la habitación y comenzaron a subir. Caminaban sin hacer ruido como sombras en la noche. Cuando subieron al último pasillo Matías entró primero.

—¿Te aferras en saber,Matías?—inquirió en voz baja Jesús.

—Si. Su rostro se contrajo en un intento de sonrisa fracasado.

—Bien—contestó,riendo. Y después agregó con cierta acritud—:eres el único al que realmente le diría la verdad. La ventana permanecía abierta,dejando entrar una corriente de aire frío que los recibió.

—Estoy esperando entonces.

—Cierra la puerta—musitó Jesús. girando el rostro hacía la ventana. Sintiendo el nudo venir a su garganta y una picazón en la nariz,el llanto amenazó en salir,pero lo reprimió con fuerza dentro de él.

Matías se acercó a una mesa pequeña donde solía escribir tareas,encontró una lámpara y se dirigió a encenderla. Una nueva rafaja se coló por la ventana y la llama,vacilante durante unos segundos tomó un tinte anaranjado oscuro.

Matías miró a su alrededor con gesto sombrío. La habitación parecía no estar habitada durante años. Mas sin embargo, solo llevaba unas cuántas semanas en completa soledad. Había dejado su propio dormitorio para instalarse de lleno en el de Noé. Tenía la mínima esperanza de que Noé recapacitara y volviera. Nabor había estado indispuesto unas semanas,las suficientes para que Matías pudiera razonar y darse cuenta de que él no era precisamente la persona indicada para hacerse cargo del manejo de la hacienda. En primera instancia había permitido que un trabajador al cual no le tenía la mas mínima confianza, se hiciera cargo de la hacienda,pero éste tenía un comportamiento deprorable. Solo le bastó verlo para darse cuenta de que podía ser un error dejarlo seguir a cargo. Jesús se había incorporado al trabajo casi de forma inmediata al enterarse de el estado de salud de su patrón.

Era tanto lo que les debía que no podía permitirse fallarles en esos momentos.

Jesús se aclaró la garganta y miró de reojo al rubio que tenía de frente.—Si estoy mal,no voy a negarlo Matías,pero también estoy conciente que ustedes me necesitan ahora.—Hizo un esfuerzo sobre humano para no dejar escapar la amargura que lo acompañaba desde la furtiva huida de su novia.

El joven se conmovió. Se acercó a él y lo abrazó.

—Lamento haberte apesadumbrado preguntándote por como estabas—dijo—;mas sin embargo,no he podido remediarlo,ahora debemos hablar de negocios,quiero que te hagas cargo de la hacienda de ahora en adelante,Facundo me da mala espina y no puedo soportar sus actos,asi que ve haciendote a la idea de que ya no puedes beber y ahora tienes una obligación conmigo.

La exageración de la amenaza,las palabras dramáticas y el son en que fueron emitidas lo hizo sopesar la situación.

—Maldición! pero es que tienes todo bien planeado ¿me has dejado algo para pensar?—él negó—mejor,no soy bueno pensando,esta bien ya me pongo en marcha. Ahora debo partir.

Matías respiró con mayor tranquilidad y por primera vez,desde hacía varios meses,admiró realmente a Jesús. Hubiera querido prolongar la escena en aquel tono conmovedor, pero él la había cortado yéndose.

Ya habían transcurrido varias horas después del mediodía cuando Nabor despertó. Su sirvienta había entrado en varias ocasiones de puntillas a la habitación para cerciorarse de que se movía.

Matías mas tarde apareció en silencio con una taza de té en una pequeña bandeja; descorrió las cortinas de un rojo oscuro,dejando entrar la luz y el olor a encierro.

—Has dormido mucho esta mañana–dijo riendo.

—¿Que hora es,Matías?—preguntó Nabor semidormido.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora