NUEVO COMIENZO

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Las aletas de su nariz se movieron exageradas,el aliento amenazante colapsó su pecho, había echado una peligrosa carrera al tratar de ser emboscado por una pandilla de malvivientes. Solo había sacado algunas de sus pertenencias, nada que pudieran robarle o eso creyó tontamente. Siguió su camino con un poco mas de calma,sus pasos seguían siendo pausados puesto que no tenía ni una sola idea de a donde podía ir ahora. Solo había atinado a irse,a huir como un cobarde. ¿Porque la vida era tan podridamente injusta? solo pedía ser feliz con Matías, no pedía mas,pero eso ahora estaba fuera de alcance.

Resopló una vez mas y siguió tan perdido como al comienzo de su travesía.

Pasó aún lado de un parque que recordó de inmediato. Sin duda estaba cerca de la casa de Irene,pero no sentía la confianza de ir,¿que les diría? llamarían a su padre y eso era justo lo que no podían hacer,pues sería en vano su huida.

Se devano los cesos pensando a donde ir,la noche comenzaba a ponerse fría,la idea de deambular por esas oscuras calles le daba escalofríos. Quizá si les decía a la familia De Rivera que iba a la capital a terminar sus estudios le creirían,la última vez habían sido muy amables con su padre y él mismo,solo requería unos días,el suficiente para solicitar la beca que iba a necesitar para continuar su carrera como médico.

Avanzó el tramo que le faltaba hasta estar de frente a la fachada de la mansión De Rivera, echó una mirada nerviosa y se frotó las manos con angustia.

Había acudido a ese lugar aún a sabiendas que su estadía ahí podría mal interpretarse por la mas grande de las hermanas De Rivera. Pero la poca razón que todavía conservaba le decía que muy a su pesar ella debería ser quien ocupara su corazón y no el ángel rubio que había dejado atrás, pero con la enorme seguridad de que ese corazón le pertenecía a él. Su cuerpo y su alma solo reconocían su voz,sus labios solo podían responder a sus besos y su cuerpo solo le pertenecía a él y solo a él.

Mas triste de lo que se podía permitir tocó la puerta jalando el dorado anillo que colgaba de la ensanchada boca de un león. El sonido del adorno se escuchó como un sonido hueco tras las puerta. Dio dos pasos hacía atrás evidenciando con el sudor de sus manos el nerviosismo de estar ahí sin ser previamente invitado.

A los minutos apareció el mayordomo dándole una acerada mirada a Noé. Luego como recordando algo ladeó la cabeza centrando mas la mirada en los ojos del muchacho. Por fin,como si se hubiera asegurado de algo habló por primera vez desde que había abierto la puerta.-¡Joven Armentía!-exclamó el mayordomo, como dándose una palmadilla mental por haber conseguido recordar al muchacho.

-¿Los señores se encuentran? -Noé quiso parecer casual,como si su intención no fuera refugiarse en ese lugar y su presencia ahí fuera mera casualidad.

El hombre subió ridículamente el mentón,asintiendo con ese frío ademán.

-Porsepuesto,pase-pidió.

Dejó a Noé en la misma estancia de la primera vez. Sus ojos buscaron algún punto de concentración que le ayudara a calmar sus nervios, puesto que no sabía que esperar de aquélla supuesta visita casual.

Solo un par de minutos habían pasado cuándo vio la imagen de Ignacio aparecer frente a él con una familiar y cálida sonrisa.

-¡Muchacho! ¿que haces aqui? -preguntó Ignacio extendiendo su mano para saludar a Noé. Éste devolvió el saludo e Ignacio palmeó su hombro.

-Estoy haciendo trámite educativo,solo estoy de paso para arreglar lo de la carrera,pero quise saludarlo y a su familia.

La voz de Noé siempre solía ser una nota armoniosa y amable,algo que robaba atención de Ignacio, corroborando que Noé Armentía era un muchacho extraordinariamente educado.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora