DÍAS DE PERDÓN

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Josefina cerró los ojos con fuerza. Los recuerdos se agolparon en su memoria como contínuas luces destellantes.

Era la segunda vez en la noche que despertaba con el cuerpo sudado y una fuerte sensación de cansancio. Erguió el cuerpo y se permitió tomar varias bocanadas de aire. Las palpitaciones de su pecho se veían exageradas y constantes. Pasó el dorso de su mano y limpió el sudor con ella. Todavía no amanecía,tendría tiempo para levantarse y preparar el desayuno. Puso los pies en el suelo sintiendo bajo ellos la frescura de la noche aun. Buscó su camisón y envolvió su cuerpo con la vieja tela,después echó un vistazo de nuevo a la cama y notó el pecho de su pequeña hija,subía y bajaba en un compás rítmico que la hizo suavizar su gesto.

Esperanza tenía el rostro de su padre. Una fina carita alargada,unos ojos oscuros,y una piel clara como la de él.

Salió de su habitación en medio de penumbras. Caminó hasta llegar a la cocina y buscó algo para prender el fogón.

La pequeña sintió la ausencia de su madre y bajando de su cama caminó hasta la cocina. Su madre se veía afanada cortando unas verduras y cocinando otras cosas. Esperanza corrió a la entrada de la mansión y buscó con la mirada a Toñita.

Antonia estaba sacudiendo las cortinas con afán cuando sintió los brazos de la niña en su espalda.

Antonia giró el cuerpo para ver de frente a la pequeña.—Esperaza,vas a llenarte de polvo niña—Antonia sacudió las ropas de Esperanza,luego le dio la mano a la niña,dejandose guiar por ella hasta la cocina.

—Esta pequeña bribona se escabulló a la entrada—Antonia se acercó a dar un vistazo a la comida,mientras que Josefina servía el desayuno a su hija.

—No debes pasearte por la entrada hija,recuerda que la madre de Nidia no le gusta verte ahí. Esperanza asintió levemente y subió a la silla para llevarse el primer bocado.

—Toñita,¿Nidia sigue enferma?—preguntó Josefina al recordar que habían pasado por lo menos dos días más de la fecha que suponían que volveria el matrimonio.

Antonia juntó las cejas y mostró un rostro preocupado para Josefina.—No lo se,mi hijo no me ha mandado avisar nada y me tiene profundamente preocupada.

Josefina frotó el hombro de Antonia y se dirigió a seguir su labor.

—Lo peor es que la suegra de Isaac viene esta tarde a ver como andan las cosas por acá, no me gusta la forma en que viene y ordena cosas—miró a Josefina apenada—yo las estimo mucho y no me gusta ver como las trata doña Hipólita.

—No se preocupe por mi y mi hija,jamás me va a alcanzar la vida para agradecerle a dios que aquel día la haya puesto en mi camino.

Antonia suaviso su gesto.—No digas eso muchacha,tu hija y tu son bien recibidas porque eres demasiado buena mujer.

Josefina recordó con melancolía y desasosiego el día que dejó la casa de Tadeo. No había dado oportunidad para dar marcha atrás, nada tenía que perder, puesto que nada tenía ahí. En un principio pensó que le sería imposible, pero no.

Tras pasados varios días vagando de nuevo conoció a Antonia la madre de Isaac en un viejo mercado de abastos.

Antonia se había compadecido de ella tan solo con ver su vientre abultado y su rostro sincero.

Josefina estuvo presente en la boda de Nidia e Isaac. Le sorprendió lo amable que era el hijo de Antonia con ella,con la continua convivencia con la familia de Nidia,Josefina pudo deducir con quien tomar distancia y con quien no. Puesto que la hermana de la señora Nidia solía ser despectiva y arrogante,solo se limitaba a atenderla cuando iban de visita a casa de su hermana.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora