NUEVOS BRÍOS

1.5K 79 14
                                    

Su pierna seguía un constante movimiento ruidoso en el piso,el nerviosismo que sentía no era normal en él. De sus días de adolescencia era lo que menos extrañaba,el nerviosismo.

Isaac sé levantó de golpe de su lugar,pasó sus dedos por el cabello de forma exagerada ,exasperado. El mayordomo de los de Rivera lo había dejado esperando en el despacho de Don Ignacio. Isaac siguió tan molesto consigo mismo por sentirse ridículo ante una situación asi,hoy sería el día que Ignacio diera una respuesta a la petición de mano de Irene su hija.

Tomó una gran bocanada de aire y después la dejó salir lentamente de sus labios como si fuese su ultimo aliento,distraído con su propia agonía no se percató de la presencia de alguien más en la habitación. Un aroma a flores invadió sus fosas y las aletas de su nariz se movieron con sutileza embriagandolo de ese hermoso aroma.

−Isaac−Lo llamó la dulce voz de Nidia.

Él se giró completamente para verla. En su rostro se dibujó una sonrisa de completa felicidad.

—¡Nidia!—se acercó a saludar a la joven depositando un beso en el dorso de su mano.

La chiquilla sonrió mucho mostrando una faceta que Isaac no conocía. El color subió a las mejillas cuando el hombre la contempló con detenimiento y en sus ojos se plasmaba esa coquetería que lo envolvía en un alo de seducción que había envuelto a mas de una dama de sociedad.

—¿Que hace aqui? ¿Vino a ver a mi padre o a Irene?—preguntó con una timidez y nerviosismo que sacó una sonrisa petulante de los esculpidos labios de Isaac.

Esa niña tenía algo que llamaba su atención,su espíritu era mas atrayente que cualquier otra cosa,su sonrisa iluminaba su mirada de una forma arrebatadora,no entendía bien que le pasaba con ella. Pero no la miraba como a ninguna de las otras mujeres de su clase...es una niña inocente—pensó entonces,quizá por ese motivo le atraía verla.

—Si,vengo a ver a su padre,hoy me dara una respuesta a la petición de mano que le he dado.

→♥←

Manuel estaba tras un enorme escritorio oscuro,traía papeles en la mano cuándo Tadeo entró de golpe a su despacho.

Manuel elevó la vista para ver a su hijo entrar. En su rotro se formó una torcida sonrisa de satisfacción que ensombresío el rostro de Tadeo.

—¿A que has venido?—Manuel caminó fuera de su escritorio,dejando los papeles aún lado,centrando toda su atención a su hijo. Caminó tras sus espaldas,viendo a Tardeo parado,mudo.

Tadeo quedó momentáneamente erguido sin decir palabras,el miedo de nuevo sacudia su cuerpo y su piel se enchinó.

La forma que Manuel lo trataba,como le hablaba,todo lo descomponía,lo dejaba indefenso. Remontaba a su niñez y no sentía capaz de defenderse,sentía que de nuevo era ese niño de ocho años que no podía con su padre.

—¿Me extrañas Tadeo? ¿es eso?—La voz de Manuel sonaba como un engañoso terciopelo.

Tadeo seguía sin decir palabras,estático.

—¡Vamos hijo! solo pidelo...

La sangre se agolpó en su rostro y sus puños se cerraron a sus costados,esta vez Tadeo sonrió con suficiencia.

—Quiero que le pida a Carolina que tenga lista una de las habitaciones de huéspedes,espero que sea pronto.

Manuel lo contempló con un dejo de duda—¿A quien piensas traer? preguntó su padre.

La sonrisa del muchacho se ensanchó mas—Eso no es asunto suyo,pero como se que de todas formas lo averiguara yo mismo voy a sacarlo de su duda,voy a traer a la madre de mi hijo! ....

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora