¿ENEMIGO?

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Cuando los pies tocaron el suelo,Nabor dio un quejido lastimero. Dos largos días postrado en cama era la recomendación de su hijo,aunque no le gustó nada tener que dejar sus deberes de lado,pero supo que las cosas marchaban bien mientras Jesús estuviera al frente—Hizo un gesto reflexivo mientras sus cejas formaron una dura línea— Jesús lo había buscado antes de tener la descompensación, iba a decirle algo importante cuando sufrió la recaída, ahora que se sentía mejor—Aún mareado,pero mejor — decidió que era hora de levantar su vieja humanidad y dirigirse a los cultivos y echar un vistazo a su gente. Tan pronto como se levantó escuchó la puerta abrirse a su espalda,giró el cuello y vio como Catalina entró cargada de una charola plateada repleta de tanta comida que no supo dónde diablos iba a caber tanto—Suspiró cansino y lleno de una resignación en la mirada—Ella iba a obligarlo a comer todo, de eso no tenía la menor duda.

—Pasa mujer.

Pidió al ver que iba a dar unos golpecitos,la puerta había quedado entre abierta en la noche,como cada día.

Ella levantó la cabeza,tenía la charola sujetada de ambas manos y su trabajo de llevarla se veía la tenía agotada. Nabor se apresuro a sujetar la charola mientras ella se llevo el dorso de la mano al frente y limpió unas perlas de sudor y soltó un ligero quejido.

—Cada día me cuesta mas seguir en una pieza—dijo quejosamente —Con el tiempo los viejos solo estorbamos.

Nabor asintió a sus palabras sin ver el rostro avejentado de su empleada. Levantó una mano y la dejó caer pesadamente, dándole a entender que sus palabras eran ciertas,pero en él aplicaban con mas convicción.

—Por favor—Pidió Nabor—Pide a Jesús que venga. Tenemos una plática pendiente.

Catalina entornó la mirada hacia su patrón, luego hacia la charola repleta de comida.

—Ve mujer,la comeré, pero date prisa que el tiempo apremia,manda a algún empleado a buscarlo.

Ella salió a regañadietes de la habitación de Nabor y se dirigió por el pasillo de servicio,ahí parado en la entrada de la cocina encontró al hijo de Luisa a punto de pedir el desayuno a su madre. Catalina se apresuro y lo detuvo antes de que el chico de veinte años se dispusiera a sentarse.

—Benjamín—lo llamó. El chico se levantó con torpeza antes de terminar de sentarse y agacho la mirada al suelo,ese tipo de reacciones molestaban a Catalina,pero la ambiciosa de Luisa siempre aconsejo a sus hijos hacer tal cosa para ganar favores. Benjamín era un tipo amable y responsable a diferencia de su hermano,le agradaba a Catalina, pero siempre mantuvo distancia con la familia de la cocinera a excepción de Josefina que siempre fue como una hija para ella.

—Diga señora.

Catalina miró a Luisa,la mujer se veía muy interesada en saber que quería con su hijo,mas al ver la mirada acusadora de la encargada de todos los empleados giró el rostro a otro lado.

Catalina volvió a prestar atención al muchacho y le ordenó ir a buscar a Jesús de inmediato e indicarle que el patrón quería verlo.

El muchacho salió corriendo muy deprisa atravesando los campos para asi poder el recado,un par de minutos o quizás mas llegó hasta donde Jesús estaba trabajando.

La piel morena de Jesús brilló frente al sol y varias gotas de sudor corrieron por la curva de su espalda. Era una jornada dura y pesada,pero jamás dio quejidos de insuficiencia. Un chico dezgarbado se acerco a él con el alma en la boca y casi sin aliento,venía corriendo desde la hacienda y daba varios trapies pero no dejó de correr ni por un instante. El muchacho llegó hasta donde Jesús estaba parado y dejó salir un jadeo de sus labios.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora