Capítulo 56: Cuatro tiempos

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Holi, resumiré mi ausencia a: estar enferma, vixx haciendome sufrir más que este fic, por un bug de drive perdí el capítlo 2 veces y por un bug de wattpad no podía actualizar.

Faltan que si 5 caps para acabar así que, 'amonosssss. Disculpen la demora, este año no es el mejor año para escribir Leobin /laughs in starlight language.


Falling Slowly

Capítulo 56: Cuatro tiempos


Apenas algo de luz se transparentó las cortinas de la pequeña ventana, el toque de diana retumbó desde el patio central del cuartel.

TaekWoon arrugó apenas la nariz y entrecerró los ojos en un gesto de hastío. Otra vez ese maldito ruido patriota.

La irritante melodía se repitió, y uno que otro azote a las puertas o gritos de los generales obligaron a despertar a todos dentro sus camarotes.

Hacía rato que estaba despierto mirando de costado a la oscuridad.

No había podido dormir por un maldito mal presentimiento.

Se sentía inquieto, angustiado y ansioso sin razón desde ayer. Debió encerrarse y fingir dormir apenas tuvo acceso a su dormitorio por temer un ataque de ansiedad. No podía ser descubierto.

Además, tenía que tomar también su medicación a escondidas entre grageas de menta. Si algún superior se enteraba que tenía en su pelotón a un loco incapacitado sería su fin, y tenía todo el sentido del mundo.

Por suerte, tal vez, su estrés post traumático no tiene de gatillo la violencia común y silvestre que vivía o debía vivir todos los días. Aunque tener su propio espacio era imposible en un cuartel, y eso sí que avivaba malas experiencias.

Un ejemplo era bañarse entre tanta gente todas las malditas mañanas. Si bien muchos estaban entretenidos en sus asuntos como para mirar culos ajenos, siempre había un bravucón o maricón de clóset, o ambas en una misma persona.

En los baños más de una vez debió librarse a golpes de uno de esos bravucones o maricones... o ambos a la vez. Aparte de eso, sus superiores lo trataban como basura, como era de esperarse para un cabo raso.

TaekWoon frunció el ceño de sólo imaginar tener que ir en minutos a esas malditas duchas. Ojalá ser un gato para lavarse el culo a lamidas a solas, pensó.

Así que sí, aquí sus nudillos no dejarían de estar en carne viva, y menos cuando la justicia en ese lugar se basaba en jerarquías y reglas obsoletas.

Por su última pelea contra dos tipos lo expulsaron de su anterior dormitorio y ahora trabajaba en las cocinas durante la cena. ¿Pero cómo no hacerlo? Se lo quisieron coger en un trastero diciendo que tenía cara de niña.

Qué excusa más ridícula para ser un hijo de puta.

De todos modos, eso era lo de menos. Era capaz de aguantar cualquier cosa, no se dejaría intimidar por unos urgidos. Mientras no tomara el rifle y le diera un ataque de ansiedad donde matara a todos, estaría bien, sonrió por esa macabra fantasía.

Lo que era difícil de dominar era no pensar en HongBin. ¿Cómo no pensar en él, así? ¿Por qué desde anoche su corazón latía así y la única respuesta coherente era HongBin?

Cuánto echaba de menos revolver ese suave pelo, picar esos lindos hoyuelos o cepillarse los dientes codo a codo con ese chico gruñón y adorable. No estaba listo para este mundo real y crudo, nunca lo había estado, realmente.

Falling Slowly (LeoBin, Neo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora