Capítulo 49: Incendio

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Falling Slowly

Capítulo 49: Incendio

La motocicleta se detuvo en la acera. Ryo posó el pie en el suelo y miró con inseguridad arriba. El cielo nublado no auguraba nada bueno. TaekWoon se bajó de la parrilla.

—¿Estás seguro? —insistió el rubio—. El clima no está para paseítos, y eso y, ya sabes.

—Estaré bien —respondió mientras se desabrochaba su casco—. No me volverá a dar...

—Bueno... —Cogió el casco y lo colgó del manillar—. Cualquier cosa me avisas. ¡Me escribes cuando llegues a casa!

—Ya, ya, Ryo, que no eres mi esposa. Ve tranquilo.

El rubio asintió no muy confiado. Subió los pies y desapareció calle abajo en medio de la tarde cenicienta. TaekWoon suspiró con culpa y se ajustó la mochila a los hombros. Se giró y reconoció en el acto donde se encontraba, por lo que comenzó a caminar cuesta arriba.

Hacía tanto que no andaba por aquí. El rumor de los árboles se le hacía extraño y más por las risas de sus pequeños no sumarse a la orquesta. El camino era desolado, ya no era el parque vuelto escuela de antes. Gotitas de agua comenzaron a repicar sobre las asas de su mochila. Miró al cielo y era lamentable tanto gris.

Se adentró en una callejuela y siguió andando hasta que sus pies se detuvieron en la nada. Esa nada de escombros que aún faltaba apilar detrás. Una excavadora apagada a un lado se sumaba a ese retrato doloroso.

TaekWoon trepó la cerca de red alrededor y saltó al otro lado. Sus pies debían estar en donde alguna vez fue la entrada: ahora solo había arena y tierra por igual. Se adentró escuchando las piedrecillas crujir bajo sus botas. No había nada ni nadie, sólo fantasmas de risas aniñadas y recuerdos felices vagando por ahí.

"Tú fuiste quien eligió. Es tu culpa, TaekWoon."

Forzó su memoria a ser guía en ese laberinto de nada. Cruzó el pasillo al aire libre, ahora un sendero con pedazos de pared y ladrillos a un costado. Contó los arcos de metal hechos añicos hasta detenerse en el suyo. En su salón. Lo que quedaba de él.

Cruzó un trozo de pared deshecho y entró. Ya no había techo y de las paredes quedaban estalagmitas de ladrillo gris. Sus ojos acuosos como pozos de petróleo navegaron en los restos de sus sueños, pero de ellos no quedaba nada.

HakYeon ni se había detenido en rescatar los estantes o escritorios siquiera. Más que una demolición parecía una escena de guerra. El piso estaba alfombrado de papeles, piedras y estrellas rojas. Sus pies pisaron una, cuyo hermoso carmesí ahora era triste marrón curtido.

Esto era una masacre.

Se agachó y apartando piedras y trozos de vidrio recolectó los dibujos mojados, rasgados y polvorientos de su sepulcro. A cada descubrimiento sus ojos lagrimeaban más y no podía creerse tan fuerte. Por supuesto que no lo era. No lo estaba siendo para nada.

Como serlo cuando los dibujos de estos niños narraban historias tan asombrosas. Casas con el sol a una esquina y avecillas de un infantil trazo, flores amarillas que ahora eran melancólicas manchas cuarteadas, familias sonrientes y arcoíris de muchos colores. Algunos de los dibujos que rescataba también hablaban de un hombre con cabeza de león y su micrófono. Un hombre que también era un mejor amigo y un héroe y la realidad demostraron que era una farsa. TaekWoon no era nada de eso, ¿cómo podía siquiera serlo si no hizo nada para evitar esto? ¿Cómo ser un héroe? HakYeon tenía razón; él quizás, quizás pudo haber hecho algo.

Falling Slowly (LeoBin, Neo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora