Capítulo 34: Buena vida

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Falling Slowly

Capítulo 34: Buena vida


La puerta del vestidor abrió. El par de hombres que se cambiaban le miraron de reojo.

Rosa.

Negro.

Pero más rosa.

El chico de cabello rubio y ojos adormilados enarcó la ceja.

—¿Qué pasó? —preguntó con una sonrisita. TaekWoon abrió su casillero y se quitó el suéter de franjas en silencio—¿Dónde está la ropa negra junto las ganas de morir? —carcajeó, secundado por la risita nasal de YooSeob.

—Tiene negro —frunció apenas el ceño— ¿No ves o el tinte te resecó las córneas además del pelo, Ryo? —le sonrió, quitándose la camiseta y buscando la blanca a botones.

—Ahora es un emo de esos del Metroflog, al parecer —murmuró YooSeob volviendo a colocarse las gafas. Ryo carcajeó y asintió.

—Es un regalo —explicó sin prestarles mucha atención— Pero lo entiendo, ustedes no saben lo que es que alguien te quiera y regale cosas —encogió de hombros. Miró el suéter unos segundos, recordando a flor de piel la calidez de las manitas de HongBin sobre su pecho y más de esa estela vainilla, ideal para dormir sin pesadillas.

—¡A mi si me quieren! —replicó Ryo— Creo.

TaekWoon rio con él. YooSeob frunció el ceño y cerró el casillero tras anudarse el corbatín negro.

—¿Este que se cree? —burló con ínfulas de superioridad— Controla tu bocota o tendré mucho de qué hablar con el señor Kim cuando vuelva de su viaje —amenazó.

Dobló con delicadeza el suéter y lo metió dentro del casillero. Se giró apenas y le sonrió.

—¿En serio? —cerró la portezuela de latón y se recargó del casillero cruzado de brazos— ¿Incluso lo del bastardo que se mata a pajas en el baño? Ya es la segunda vez que la nueva va y ve esa porquería ahí —ambos hombres palidecieron— Sí, ella me dijo y... creo que ella y yo también tendremos mucho que hablar con Kim —ensanchó la sonrisa— A menos que seas tú quién controle su bocota.

El silencio fue escalofriante. Ryo y YooSeob se miraban aterrorizados.

—O-Oye —tosió el rubio y rascó su nuca— ¿Tienes fuego? —preguntó en disimulado cambio de tema, con el cigarrillo en mano.

—No, ya no fumo —se anudó el delantal y juntó las palmas— Vamos, a trabajar. Y lávense las manos al menos, enfermos —despidió, cruzando la puerta para ir a las cocinas.

El par volvió a mirarse.

—Eh, hyung, está como que cambiado, ¿verdad? —preguntó sin dejar de rascarse con duda. YooSeob entornó los ojos y se ató las agujetas— No me quejo —confesó— Ahora se ve menos satánico extraño.

—Enamorado, supongo —encogió de hombros y se levantó— Y tú, ¡deja de estarte pajeando en las horas de trabajo o le diremos a Kim! —y se largó de un portazo.

—¡¿Qué!? —chilló con un puchero persiguiéndole detrás— ¡Pero si yo no soy!

••••••

—¿¡Il Nam Seok!? —preguntó entre risitas— ¿En serio? —asomó apenas la cabeza del refugio entre sus brazos y pecho. Las manos que acunaron sus mejillas le hacían sonreír.

Falling Slowly (LeoBin, Neo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora