Capítulo 57: Dos palabras al viento

14 4 5
                                    

¡Hola! Han sido cuatro años... cuatro largos años desde la última actualización aquí. 

Al enterarme de que Wattpad anda eliminando fanfics a diestra y siniestra, me removió la ansiedad y regresé a respaldar mis historias, y leer mensajes desde hace años de lectores preguntando sobre como estaba me conmovieron y,,, (gracias por la preocupación). No había reparado en cuánto tiempo había pasado desde entonces.

Han sido años de muchos cambios para mí, y para el mundo en general, seguramente. Dudaba de continuar esta historia por diversos factores, entre ellos la vergüenza por mi larga espera. I'm doing well. He podido estabilizar mi salud física y mental más, y los días oscuros son menores. Veo necesario finalizar esta historia (que le faltan como 5 capítulos más a lo mucho) para continuar mi meta de escribir un libro inspirado en mis propias experiencias. Escribir fue mi compañera en los años más fuertes de mi enfermedad, y es hora de hablar de ello.

Si te llega notificación de esto a estas alturas, ¡gracias por la paciencia y la esperanza! Esta historia fue especial para mí. Es mi seriado más largo, y no creo sea de la mayor calidad, pero estuvo ahí cuando mi mente necesitaba un escape.


••••••


Falling Slowly

Capítulo 57: Dos palabras al viento

HakYeon se anudaba la corbata frente al espejo. Podía escuchar a su papá canturrear en la otra habitación mientras hacía lo mismo. El joven chasqueó la lengua y volvió los ojos a su reflejo: sus ojos estaban tan vacíos como siempre. A veces, de vez en cuando, podía escuchar esa voz.

Los gritos de Hongbin en la estación de policía mientras lo separaban de TaekWoon, ese fervor para amar, lo había descolocado. Por un segundo, uno pequeño, pudo verse a sí mismo en esas manos extendidas y ese estruendo.

Quizás, ese mocoso y él no eran tan diferentes como la literatura simplista podría versar. Ambos se amaban con un ímpetu ya muy irracional para estos tiempos. HakYeon lo aseguraba, amaba a TaekWoon con esa misma furia contra lo prohibido, con esa misma necesidad.

Pero, aunque esa vez finalmente pudo ver a su rival como un igual, había aún algo diferente.

HongBin, ese niñato. Al último momento, al momento de saber que había perdido esa batalla contra la realidad, sonrió. Su sonrisa fue un contraste inmenso al chiquito lloroso que asustó la primera vez en el salón de clases.

Ya no era lo mismo.

Para ninguno de los dos.

El amor lo hizo florecer, pero a HakYeon lo marchitó.

Más marchito se veía él, con trajes de sastre, un trabajo sensacional y a su papá contento, que ese chico con los pies sangrando y de tú a tú con tres policías.

Ni en la tempestad él se marchitó, pero con la mínima brisa, el amor de HakYeon y TaekWoon se desvaneció. En algún momento quizás, TaekWoon lo había amado. Si fuera lo contrario, no habría probado sus labios más de una vez.

Pero... Ninguno de los dos acabó ganando la guerra.

—Hijo, ¿ya estás? ¡Cho está abajo esperándonos! —canturreó su papá en el pasillo. Sus pasos de allá para acá delataban su nerviosismo, su casi, entusiasmo—. Un Cha siempre es puntual, así fue tu abuelo ¡y seguramente tu bisabuelo!

—Ya voy —dijo.

El andar del hombre se detuvo ante su puerta y la abrió.

—¿No te da ilusión hijo? —Asomó su cabeza. La tensa máscara de HakYeon se suavizó al reconocer las progresivas canas sobre esos cabellos negros—. Hacía años que no tenía una cena así de importante. Y recuerda—.

Falling Slowly (LeoBin, Neo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora