Capítulo 13: Retrato de una flor

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Falling Slowly

Capítulo 13: Retrato de una flor


Era un día inusual. Tristemente inusual. HongBin a veces podía apostar que la vida, o lo poco que podía discernir de ella le gustaba burlarse de él. Tantos años, tantos días y tantos segundos deseó siquiera poder almorzar en un día común, como cualquier otro, con su familia en la mesa. Casi nunca sucedía. En días inusuales, inusualmente rígidos y esquematizados. Y hoy, cuando lo único que tenía en mente era encerrarse en su alcoba hecho un ovillo de mantas, despotricando por celular con ChanSik, sus padres aparecieron con regalos caros y preguntas sin verdadera atención tras ellas. Esos regalos ya no asombraban y la ausencia de caricias era lo estimable. De entre las bolsas con ropa cara y zapatos apiló un par y escondió dentro su mochila. A ChanSik le costaría aceptar, pero seguro que esa ropa a la moda le luciría mejor a él. Tenía rasgos bonitos y un tono bronceado de modelo extranjero.

—He... He estado pensando... —murmuró cabizbajo silenciando la sinfonía de cubiertos. Su madre quitó la vista de su teléfono celular y turnó una mirada vacilante a su marido, que enarcó la ceja instándole a preguntar.

—Oh, ¿sobre qué cariño? —sonrió la mujer tomando su copa de agua dándole un sorbo. Era una mujer muy bonita y conservaba una excepcional figura gracias a su negativa de amamantarlo. Fue buena decisión para ella. Se cuidaba bastante, por lo que siempre olía a cremas y perfumes. Se podía volver un remolino aromatizado muy confuso.

—Me retiraré del tenis y el basquetbol —dijo sin atrever a subir la mirada. Un sordo y comedido golpe a la mesa se escapó del puño de su padre. Se quitó los lentes e hizo a un lado su periódico, obligándole a que le mirase a la cara.

—¿Y eso por qué? —preguntó la mujer con una sonrisita nerviosa.

—No tengo tiempo para nada, estoy muy cansado y no duermo bien —justificó rápidamente volviendo a bajar la cabeza al percibir ese enojo filtrándose— Y no sé, ya no me gusta —finalizó clavando el tenedor a la carne en el plato.

—Podías recibir una beca en la universidad por el básquet... —suspiró el señor Lee bebiendo de su copa.

—También puedo recibirla si me inscribo en la orquesta del colegio —replicó. Otro golpe a la mesa reclamó orden.

—¡HongBin! —alzó la voz y apretó el cubierto en su mano— Ya hemos hablado de esto...

—Lo sé —sonrió apretando la mandíbula— Cuando hablo de lo que quiero siempre es muy complicado. Pero esto es diferente, no estoy pidiendo nada —respondió mirándole con altanería— Ya lo hice.

—¿Hacer qué? —preguntó.

—Me retiré —dijo alzando las cejas.

—¿Qué?, ¿pero no qué estás en el campeonato? —nerviosa la mujer turnaba la mirada al par.

—¿Y?, no quería estar y me retiré —masculló apuñalando una y otra vez la carne con el tenedor— Ya conseguirán mi reemplazo, el entrenador no tendrá problemas con eso...

—¡¿Estás loco o qué?! —se levantó de golpe de la silla— ¡Retirarte cuando tus compañeros más te necesitan!, ¿crees que comportarse así está bien? —le reclamó.

—¡Da igual si estoy o no! —gritó. El hombre arrojó el cubierto a la mesa.

—Siempre me arruinas la comida, maldita sea —bramó empujando la silla. La mujer pálida de sorpresa turnó su mirada a su hijo, que esquivó su mirada. Estiró el brazo para alcanzarle, pero le rechazó.

Falling Slowly (LeoBin, Neo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora