Capítulo 44: Kamikaze

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Falling Slowly

Capítulo 44: Kamikaze

Con las manos temblorosas picaba la cebolla en la tabla de picar. Al menos era cebolla, así que si se ponía a llorar en un ataque de pánico no llamaría mucho la atención. HongBin bufó y sacudió la cabeza. TaekWoon sabría bien que hacer, es TaekWoon, por todos los cielos. Él siempre tenía un plan, siempre había una manera.

Una nalgada lo hizo volar el cuchillo y trozos de cebolla por los aires.

—¡Pero si no lo haces nada mal! —exclamó emocionada la viejecilla. HongBin sonrió incómodo sobándose el trasero. Diablos, que la mujer tenía fuerza—. Nos quedará buenísimo, ¿no lo crees?

—S-Sí, lo creo. —Recogió el cuchillo y comenzó a rebanar los rábanos y coles chinas que colocó la mamá de TaekWoon en la tabla.

—¡Nunca está de más una sopa de alga en días como estos! ¿Comiste sopa en tu doljanchi, Binnie?

HongBin parpadeó ofuscado y rascó su mejilla, llenándose la cara con cubitos de cebolla.

—L-La verdad es que no lo recuerdo, señora Jung.

Otro saludo de pelotero lo hizo saltar.

—¡Ay, pero si puedes decirme ommoni! —carcajeó la mujercita mientras HongBin se sobaba entre risitas adoloridas—. ¿No ves que ya somos una familia?

—¿F-Familia? —balbuceó, dejando de sobarse. Un tirón a sus cachetes le volvió a dar la respuesta, haciéndolo ruborizar—. O-Oh, bueno... Ommoni.

La mujer aplaudió y le dio un golpecito al hombro, golpe que también le dolió bastante. ¿Con qué se alimentaban las viejitas pueblerinas, maldición?

—¿Huele rica la sopa, Minyullie? —llamó al bebé que aplaudía entretenido en el corral en la salita de estar—. ¡Sí! ¿verdad que sí? —carcajeó la mujer, revolviendo la enorme olla con su cucharón—. ¡La sopa quedará muy buena y comeremos pastel y tendrás una larga mesa con muchos regalos para ti! —canturreó a nueva cuenta. Dejó el cucharón y se acercó al bebé que no dejaba de gritar y balbucear con entusiasmo—. ¿¡Qué pasa, pequeño diablillo!? —Cargó al pequeño, que pataleó emocionado al acabar en brazos de la abuela. La mujer le hizo cosquillar en la barriguita—. ¿Ya quieres probar el hanbok que trajo tito Degun para ti? Tito lo trajo desde Seúl, ¡parecerás todo un artista! —Lo alzó en alto con una sonrisa, haciéndolo gritar de felicidad—. Por cierto, ¿si habrá traído-?

—¡Aquí está! —Saltó TaekWoon el pasillo, corriendo con una pequeña percha en las manos—. ¡Mira tú traje, MinYul!

Todos, hasta HongBin soltaron un exhalo de sorpresa. Un precioso traje tradicional dorado y azul oscuro brilló en la sala de estar.

—Hay que plancharlo —agregó MinYeong detrás—. Como cosa rara, este despistado no lo envolvió bien. ¿Te gusta, amor? ¿Te gusta? —sonrió al ver al pequeño estirar las manitas a la tela.

—¡Pero qué hermoso es! —exclamó la madre conmovida. TaekWoon negó entre risitas.

HongBin soltó el cuchillo y sonrió enternecido por la escena.

—...Es el del parque —susurró para sus adentros, disfrutando ser un espectador de tan especial momento.

—¡Te debió costar una fortuna, TaekWoon! ¿Cómo se te ocurre? —insistió su madre.

—Que no, no fue tanto —hizo menos con un ladeo de hombros—. Lo importante es que le quede. ¡Ve lo enorme que estás! —se dirigió al bebé que rio y estiró las manitas a tocar su rostro. TaekWoon lo cargó contra su pecho—. Espero entres, sino me darás un dolor de cabeza, cachetón —sonrió, tirando suavemente de su moflete regordete.

Falling Slowly (LeoBin, Neo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora