Damascena

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"Entonces, déjame ver si entendí..." exhaló pesado, preparándose para resolver el ejercicio. 

Esta vez tomaron una de esas mesas diminutas en la planta alta; les daba cierta privacidad estar ahí arriba pero resultaba difícil escribir tirados en el sillón. Ahora que estaban de frente, Brian tuvo la oportunidad de analizarlo mejor, y se dedicaba a eso mientras el rubio se ocupaba de las operaciones. 

Pudo apreciar la expresión concentrada del menor, con el ceño ligeramente fruncido y el par de azulejos agudizándose mientras escribía en el cuaderno. Notó que tenía el hábito de morderse el labio inferior cada que pensaba; quedaban todos abultados y rojos, por lo que era un poco difícil concentrarse en otra cosa cada que el ojizarco murmuraba los cálculos en voz baja y los movía despacio. 

Incluso su cabello era digno de admiración en ese escenario. Los mechones rubios caían en parte de su rostro y los envidiaba por tener la suerte de acariciar la tersa piel de sus mejillas, aunque estuviese todo desordenado de lo mucho que revolvía sus greñas cuando se frustraba. 

Y cuando el rizado pensó que no podía lucir más precioso, Roger se había puesto sus lentes; lanzando un monólogo sobre lo ridículo que se veía con ellos y el hecho de que estaba ligeramente ciego. Y a pesar de que le costaba un poco la intromisión, el vidrio como obstáculo para admirar sus ojos en toda su gloria, debía admitir que lucía atractivo. 

"¿Bri?"

"¿Hmm?" 

"¿Viste si lo hice bien?"

"Oh, no, deja ver," contestó estirando mecánicamente su mano para revisar, pero Roger rió señalando el cuaderno que estaba ya frente a él en la mesa. Brian se sonrojó un poco por el despiste. "Perdón, estaba pensando en otra cosa."

"Pude notarlo," carcajeó, tomando un sorbo de su limonada. 

Brian sonrió y se puso a examinar el papel, su expresión neutra dejó a Roger con la expectativa de si estaba bien o no, pero fue una negativa cuando éste movió su cabeza de lado a lado y tomó su lápiz para corregir.

"¿Y ahora qué?" 

"Fue sólo la aplicación, sacaste el coseno en lugar del seno aquí, mira..." con una seña lo invitó a acercarse; y eso hicieron ambos, cruzándose sobre la mesa para ver el cuaderno. 

"Brian, ya no quiero" exhaló estresado, su cabeza iba a explotar si tenía que teclear esa maldita fórmula de nuevo en la calculadora.

"Lo demás está bien, Rog, este es el último" aseguró revolviendo su cabello amistosamente. 

Una refrescante fragancia invadió sus fosas nasales. Un olor finamente aflorado, algo herbáceo, dulce y sutil, pero relajante y delicioso. Aunque eso le fue nuevo en el rubio, y tenía que indagar. Roger tuvo toda la intención de sentarse y corregir el error, pero Brian lo tomó del brazo reteniéndolo cerca por un instante, tratando de decifrar qué era. Los ojos azules se alzaron inquisitivo, y Roger se topó con el rostro del contrario a escasos centímetros de distancia; el mayor indagando en silencio con la mirada. 

"Ehm, Bri... ¿qué haces?" sonrió al encontrar inevitable el rubor en sus mejillas, no acostumbraba ser observado a detalle de esa forma; ni a que las personas se le acercaran tanto. Podía prácticamente sentir su respiración y eso lo agitaba por dentro. 

Brian negó concentrado, medio cegado por la desesperación de tener la respuesta en la punta de la lengua, pero no recordar la palabra; y se acercó a su cuello para inhalar disimuladamente. Roger tragó saliva paliqueado, atinando a darle espacio y mirar alrededor porque no, no era muy normal que se te acerquen al cuello de esa forma. 

God Knows | MaylorWhere stories live. Discover now