Incógnito

154 26 31
                                    

John llegó un día al ensayo listo con nueva información sobre el paradero de Roger que los dejó preocupados a los cuatro, y sí, eso incluía al metiche de Pete Best que ahora hasta traía palomitas de maíz como snack para los ensayos, pues cada día se descubría un nuevo chisme.

Brian lo ignoraba. Su vida era un desastre, pero ahora importaba Roger.

John les dijo que tanto él, que trabajaba en el club de los Beyrand como parte del Curso de Verano para tenistas Jr., y Verónica, que frecuentaba la tienda en la que trabajaba el rubio desde que descubrió los descuentos de fin de semana, habían notado algo extraño:

Una camioneta negra yacía estacionada en la entrada de esos lugares cada que el baterista se encontraba cerca; y de la camioneta siempre salía un hombre alto, fornido, de bigotes cortos y mirada poco afable y, –según él, quien tuvo la oportunidad de acercarse bastante en lo que recogía las pelotas de tenis que los niños tiraban hacia las mesas de reposo– este hablaba con un fuerte acento escocés. Freddie palideció al escuchar la descripción detallada del menor y empezó a maldecir sin parar por quince minutos, en lo que Brian asumió que era el idioma oficial de Zánzibar, hasta que Best pidió que por favor comparta lo que sabe o que salga del salón.

"Paul Prenter" dijo Freddie, antes de sentarse con la banda y explicarles que se trataba de uno de los cabecilla del campamento de conversión en el que habían recluído al rubio de pequeño.

Pete y John terminaron llorando al escuchar lo que hacían en ese lugar y como Prenter, de entre todos los involucrados, tendía a ser el peor, pero, por algún motivo, había ganado toda la confianza del señor Taylor desde entonces. Brian solo pudo asumir que Prenter estuvo encargado del pobre de Roger en ese momento, y su corazón se partió ante la idea de que ese hombre estaba persiguiendo a su novio –porque sí, nunca terminaron, así que aún era su pequeño novio, y estaba siendo asechado por ese animal. Dios, ¿acaso Roger sabía todo eso? ¿Sabía que estaba siendo observado, por nadie más que el producto de sus inseguridades y peores miedos?

Sea cual sea el caso, la situación era terrible.

Brian decidió, esa misma tarde, ir personalmente al trabajo de Roger para hablar con él; con un disfraz para no ser reconocido por ese stalker, pero decidido a encontrarlo.

Cualquiera pensaría que después de todo lo sucedido y las respuestas cortantes cargadas de desprecio y rechazo de su parte, el rizado estaba en todo derecho de odiarlo y no querer saber nada de él. Pero seguía amando al pequeño rubio de ojos azules y lo entendía... y era algo que el padre de Roger de seguro no se imaginó al ser tan tosco en sus intentos de apartarlo de su hijo. Aparte, a estas alturas admitía que Roger no fue tan brillante en la ejecución de su plan para que estén juntos, pero finalmente lo entendía.

Estuvo parado frente el local por unos quince minutos, solo observando el lugar sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo por completo. No lo había visto ya en un mes, y estaba nervioso de lo que pudiese ocurrir. De suerte y no encontraba rastro de la camioneta negra que John describió, pero tampoco quiso tomar riesgos y permaneció oculto en su disfraz de repartidor de pizzas.

Sí, era su uniforme del trabajo hace un par de años y no, no fue su primera opción, pero la gorra de ese lugar hacía maravillas ocultando su frondosa cabellera. Todo fuese por seguir los protocolos de salubridad del restaurante.

Igual... ¿cuáles eran las probabilidades de que esa conversación salga bien?

Roger podía estar enojado con él, o resentido.

Una vez que se detuvo a pensarlo mejor, Brian tampoco fue del todo justo con él, incluso acusándolo de haber mentido sobre todo lo ocurrido en Escocia, y de haber sido una rata vil y traicionera (no le dijo eso con esas palabras y tampoco lo pensaba, pero imaginaba que así que sintió escuchar eso de la persona que, supuestamente, lo amaba). Dios, ambos fueron estúpidos... ¿podría Roger igual perdonarlo por todo?

God Knows | MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora