Estrellas

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"¿A dónde me llevas?"

"Si te digo, no sería un sorpresa."

"Sí.... pero no me molesta que no sea una sorpresa" confesó. "Yo sé que va a ser fantástico porque voy a estar contigo, y eso es lo importante."

"Eso es lo más cursi que me has dicho hasta ahora, May" rio el rubio regresando a ver al de rizos por una fracción de segundo antes de seguir manejando.

Él no era el mejor organizando salidas, por lo que aceptó la ayuda de la chica parcialmente y optó por pensar él en el resto haciendo una lluvia de ideas de todo lo que le gusta a su novio. La primera cosa en la lista eran las estrellas, pero considerando que eso era lo que hacían cada que tenían la oportunidad, sea en la terraza de la casa de Fred o en el patio de la universidad tras una práctica o cuando estaban en la playa... entonces debía utilizar una pizca más de originalidad. Le haría ver estrellas de otro modo esa noche, si tenía éxito en el resto, claro. Iba mentalmente preparado para ir con todo esa noche, y es que añoraba el contacto, y la idea de sobrepasar las fronteras de intimidad que había tenido con otra gente lo mantendría cuerdo, y feliz. Pero primero tenía que planear la cita perfecta, y comprobar si el otro se encontraba en la misma página después de todo.

Otra de las cosas que le gustaban a Brian era la música, por lo cual habló con Paul y este le dio la dirección de un bonito restaurante a media hora de la ciudad, y en donde tocaban música en vivo todas las noches, pues el lugar era parte de un hotel para parejas de turistas que visitaban la capital. Roger creyó imposible encontrar un sitio donde invitar al mayor un domingo por la noche, pero Paul siempre tenían un as bajo la manga, y vaya que no lo defraudó.

El lugar era hermoso y bastante discreto; elegante, bañado en diversas tonalidades y capas de dorado y blanco, e iluminado solamente por la tenue y titilante luz de velas colocadas en candelabros que colgaban del techo o que se encontraban en los centros de mesa.

Habían enormes rosas rojas importadas de Ecuador y Holanda en los floreros de cerámica China, y botellas del más fino vino argentino e italiano. El menú estaba cargado de platos de la cocina francesa, y a pesar de la gran variedad de manjares, Brian encontró como lo mejor de todo el hecho de que Roger tímidamente comentó que si bien fracasó tratando de cocinar una comida completa, había traído un postre hecho por él (con ayuda, pero no dijo de quién) y que curiosamente combinaba con el tema: crème brûlée. Claramente, el mencionar que comerían el postre en un lugar más privado llamó la atención de Brian, primero porque creyó que implicaba un doble sentido, lo cual hizo que Roger se sonrojara a más no poder, y Brian igual; y después porque implicaba que no solo se quedarían en el restaurante.

Roger había sido discreto al llegar, excusándose al baño apenas dejó a Brian instalado en una mesa cercana a la tarima donde covers de Eric Clapton eran presentadas por un grupo de chicas americana. En realidad fue a recepción del afamado hotel a reclamar la llave de la habitación que Lennon les había reservado esa mañana por la noche, aunque prometió que regresaría a casa tras "el cine" antes de la una... eran las siete, y tenían todo el tiempo del mundo. Dejó lo que trajo en la habitación y se regresó a tiempo para recibir el menú, y poder presumir su cero conocimiento en vino frente a su novio, quien por cariño o por pena no se rio al escucharlo pedir los platos en francés.

"¿Sabes? No considero que mi francés sea tan asqueroso, he mejorado. Mucho" comentó Roger en lo que esperaban los platos. "Puedo recitar poesía."

"¿Hmm?" murmuró Brian arqueando una ceja, invitándolo a hablar.

Roger tomó una bocanada de aire y rezó a los cielos que dijese las palabras bien, sino de nada servían las clases de francés del señor Beyrand. Para disimular sus nervios optó por tomar una sorbo de vino y utilizar su tono de voz más sensualón.

God Knows | MaylorWhere stories live. Discover now