Alistair - Dragon Age

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Caminos divididos

Se besaron castamente bajo los vítores de la multitud. Humanos, elfos, enanos y magos contemplaban al rey de Ferelden uniendo nupcias con Anora. Bajo la escarcha que los magos habían invocado, caminaban a través del sendero de pétalos que los niños habían creado. Alistair captó un rostro familiar, que sonreía tenuemente y aplaudía con deferencia. La joven elfa asintió con la cabeza y él se sintió lividecer, ¿cómo era posible que ella estuviera allí? Habían enviado invitaciones a todos sus amigos, pero no pensó que ella precisamente se apareciera el día de su boda, haciendo flaquear su frágil corazón.

La Ruina había sido erradicada hacía pocos meses. Ferelden resurgía entre las cenizas más fuerte y unida. Sin embargo, las disputas entre el Círculo y los templarios continuaban, y la situación entre los enanos tampoco era esperanzadora. Los conflictos de intereses se chocaban y rebotaban contra el resto del reino, perturbando los resquicios de paz que habían logrado surgir entre la podredumbre de los engendros tenebrosos. Aparte, había surgido una epidemia por la peste que los campos de batalla y los pueblos arrasados habían dejado.

Lidiar con todo eso había hecho que pospusieran la boda semana tras semana. Y Alistair no se quejaba realmente, porque no le causaba anhelo casarse con Anora. Insistía que podía gobernar solo, pero era cierto que la amabilidad y la mano firme de la futura reina aliviaba los corazones de su pueblo dividido. Había sido una excelente movida política, pero el costo había vapuleado sus sentimientos. Aceptar la responsabilidad de velar por el bien mayor aún se le presentaba como una tarea titánica, pero sabía que era lo correcto.

Al atravesar la arcada del castillo que daba al patio con acceso libre a todo Risco Rojo, se dedicó a saludar a los invitados, sin perder de vista a la maga quien, sorprendentemente, se hallaba ocupada hablando con Zevran y Leliana mientras su mabari olisqueaba y marcaba su territorio de vez en vez. La anciana frente a él curvó una ceja, siguiendo el rumbo de su mirada.

—Vaya, es sorprendente verla aquí, ¿no crees?

—¿Qué? —preguntó, evadiendo la mirada inquisidora de Wynne.

—Hablo de (T/N). —Sonrió al ver cómo la expresión del rey se trastocaba de tal forma que no sabía si estaba feliz o asustado—. ¿Crees que haya venido a arruinar tu boda? —vocalizó los temores del guerrero.

—No creo... No... —se quejó, pero luego habló con firmeza—. No es ese tipo de persona.

—Ciertamente. Es sensata, ante todo, y con cierta sed de justicia sin precedentes. —Asintió—. Pero me supongo que su presencia te afecta.

—Lo hace —espetó y se cubrió el rostro—. Tenemos tantos tiempo sin vernos o siquiera hablarnos por nuestras responsabilidades, y tenía que elegir precisamente este día...

—Es una buena excusa para verte sin tener temas de guardas de por medio —explicó y él gimió dramáticamente—. Oh, Alistair, a pesar de tu estatus, sigues siendo un niño. Ve a hablar con ella.

—¡¿Qué?!

—Ve. Creo que les sentará bien a ambos. La relación que tuvieron, tan efímera y apasionada, es algo que no debe privarte de acercarte a ella. Ambos son dos adultos, enfréntate a tus infundados temores de amoríos pasados.

Alistair sintió cómo los pies hacían amague de dirigirse a la elfa, pero no se decidía. Wynne agregó con una mezcla de saña y broma.

—A menos que tú sigas sintiendo algo por ella.

—¡No! Yo... Yo... Estoy casado. No es correcto.

—Oh, joven rey, hay una fina línea entre lo correcto e incorrecto, ¿y quién eres para decidir cuándo cruzarla cuando se trata de amor?

Lazos inexorables || Multifandom x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora