Inumaki Toge - Jujutsu Kaisen

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Palabras que distan de maldiciones

Muchas veces Inumaki se sentía afortunado de tenerla a su lado. En la academia todos lo trataban bien, pero nunca estaba de más que alguien siempre se lo recordara con una sonrisa o un gesto amable. A su lado, sabía que alguien siempre lo esperaría, pediría su opinión y, simplemente, lo acompañaría. Quizás por eso no dudaba en sostener su mano siempre que podía, escuchándola hablar y haciéndole saber con el escaso vocabulario que se podía permitir usar lo mucho que le importaba lo que decía.

Fue por eso por lo que su pecho se llenó de calidez cuando la vio acercarse a él trotando.

—¡Toge! ¡Descubrí una base subterránea secreta que es realmente una sala de cine!

Inclinó la cabeza, confundido por semejante saludo.

—Itadori dice que fue donde estuvo entrenando, pero ¿quién entrena en un sitio así? ¡Nadie! —Tomó su mano para arrastrarlo al interior de las instalaciones donde, luego de girar por varios pasillos y de que Toge creyera que se habían perdido, dieron con el misterioso sótano—. Como sea, nos viene como anillo al dedo porque quería invitarte al cine, e Itadori dijo que podíamos usarlo. Así que...

—Salmón —la interrumpió, curvando los labios cuando la vio parpadear para luego sonrojarse.

—Me alegra que aceptes, aunque di por hecho que lo harías...

Inumaki asintió y ella sonrió, apenada. Sin embargo, no tardó en recuperar el buen humor.

—¿Hay alguna película que quieras ver?

—... Atún. —Agitó la cabeza y ella asintió.

—¿Quieres que vayamos a la tienda de alquiler? También podemos pasar por la tienda de conveniencia y comprar algunas botanas.

Asintió, dejándose guiar por ella hacia la salida, teniendo que regresar sobre sus pasos para buscar dinero. Toge ni siquiera podía disgustarse cuando su descuido implicaba más tiempo junto a ella.

Hablaron, aunque ella fue la que monopolizó la conversación, todo el trayecto. Ignoraron las miradas raras por las respuestas aparentemente sin sentido de Toge y también porque escondía la mitad de la cara tras el cuello alto de su uniforme. En algún punto, entrelazaron los brazos para darse sustento cuando Inumaki quiso contarle algo y tuvo que escribirlo todo en el celular mientras caminaban. Sintió mariposas en el estómago, tal y como lo llegaron a describir algunas de sus compañeras en la escuela secundaria, cuando ella se acurrucó contra su hombro, leyendo lo que escribía y mencionando cómo, ni siquiera en el celular, dejaba deslizar algún error ortográfico.

Inumaki se cercioró de meter todos los bocadillos que sabía que eran los favoritos de ella, mientras ella iba por las bebidas. Se sonrieron cuando se percataron de que eligieron lo favorito del otro, pero no mencionaron nada y pagaron.

A Inumaki le fascinaba cómo ella se las ingeniaba para descifrar sus emociones y sus palabras. Era como si tuvieran una conexión telepática, se susurraban cientos de palabras con sus miradas y con el tacto de sus pieles. Curvó los labios cuando ella volvió a abrazar su brazo para continuar hablando.

A veces creía que no era suficiente para ella, que se merecía a alguien mejor, más amable, más cariñoso, más perseverante y más determinado. Ella lo codeó amistosamente cuando notó que no le prestaba atención.

—¿Tienes algo en mente?

Inumaki separó los labios y emitió un sonido extraño. Lo avergonzaba sentirse así de inseguro, a veces ocurría, cuando se percataba de lo maravillosa que era, cuando la luz dorada del sol escindía sobre sus facciones y le revelaba sus ángulos más hermosos. Sacó su celular y se regocijó en la calidez de su cuerpo permutándose con la suya.

Lazos inexorables || Multifandom x ReaderWhere stories live. Discover now