Connor - Detroit: Become Human

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Aprendiendo a vivir

Cuando ella le dijo que conectara su programa con la ubicación de su celular, jamás se imaginó que terminaría en un Dance Club en pleno centro de Detroit.

Era viernes y, después de largos meses trabajando en un caso, la detective se había ganado un merecido descanso. Al inicio, él pensó que la joven regresaría a su casa para relajarse, pero se sorprendió cuando, al revisar su ubicación, se percató de que no era así y que sus signos vitales estaban alterados, probablemente por alguna actividad física.

Ahora, Connor no era su compañero de trabajo. Solo eran colegas que, en ocasiones, compartían opiniones sobre sus diferentes casos, opiniones que a veces se descarrilaban a temas más inocuos o personales.

Y por supuesto que Connor no había estado revisando su ubicación como un poseso hasta que Hank le reclamó por su actitud distraída. Solo era que lo intrigaban todas las capas en su personalidad, los mensajes de error cuando ella le sonreía, la activación automática de sus termorreguladores ventilatorios cuando ella lo tocaba. Así que sus acciones eran justificadas y estaba seguro de que ella no lo juzgaría por aparecerse de la nada.

Sin embargo, sus pies trastabillaron cuando, a los pocos metros recorridos entre la multitud bailando al ritmo de una canción latina del 2017, la vio bailando con un hombre —Marco Puertas, nacido el 29 de febrero de 2008, 30 años, biomecánico en el Hospital Docente de Detroit, sin antecedentes penales— que deslizaba sus manos por su cuerpo haciéndola girar por la pista. Mientras tanto, ella alzaba los brazos y seguía el ritmo de la música y la cantaba, eufórica. Parecía que estaba disfrutando, aunque tenía la espalda sudada y los cabellos de la base del cuello empapados.

Misión actualizada: Llamar la atención de la detective.

El mensaje saltó en su interfaz de una forma tan abrupta que sintió cómo su software se desestabilizaba, tal y como lo había hecho cuando había decidido romper su programa y hacerse divergente. Pero había una certeza en su nueva misión que lo empujó a continuar su camino, esquivando los cuerpos danzantes con gracia, aunque, en el proceso, creyó que alguien lo había tocado de más, pero no quiso prestarle atención.

Cuando tuvo a la mujer al alcance de su brazo, esperó que el ritmo de la música se enlenteciera para llamar su atención. Colocó la mano en su hombro, sus signos vitales disparados: taquicardia, hipertermia y ligera taquipnea. Y, aun así, los pulmones artificiales de Connor dejaron de funcionar por un par de segundos, sus biocomponentes resintiéndose, cuando se percató de su sonrisa extasiada, de la sorpresa y el brillo que empezaba a reconocer al fondo de sus pupilas cada vez que lo veía, reflejándolo con una nitidez que ni siquiera él reconocía en sí mismo.

—¡Connor! —dijo en tono jocoso.

El androide la analizó rápidamente, descubriendo que no estaba intoxicada con ninguna sustancia, a pesar de que su expresión de algarabía lo tomaba con la guardia baja. Durante las prolongadas horas laborales, siempre mantenía una actitud más taciturna y centrada. Era un contraste que resultaba... agradable.

—Estaba buscándote. Tus signos vitales...

Connor apretó los labios. Había hablado de más. Ella no sabía que también se había conectado a su smartwatch para estar pendiente de sus signos vitales. Lo había hecho solo porque siempre tenía en mente el peor escenario posible. Y él simplemente... Simplemente...

Detestaba la idea de perderla.

—¿Mis signos vitales? —Ella le lanzó una sonrisa sugerente y él pasó saliva, a pesar de que ni siquiera tenía—. Hoy te decidiste por un look más casual, por lo que veo. Sin corbata.

Lazos inexorables || Multifandom x ReaderWhere stories live. Discover now