Veintiocho

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Hace algunos años

Lágrimas caían por sus mejillas. Al principio no había entendido lo que pasaba, su abuela simplemente le había puesto su mejor ropa y luego lo había llevado a aquel extraño lugar, muchas persona lo abrazaban y le decían que todo estaría bien sin embargo Jungkook no podía entender el porqué. La mayoría vestían de negro incluso su abuela.

-Deberíamos ir a ver a mamá al hospital en vez de estar aquí- había dicho jalando el vestido de la anciana mujer la cual lo había volteado a ver con dolor, jamás había visto a su abuela llorar, así que aquello lo había hecho sentirse extraño.

La mujer había bajado su cuerpo hasta que ambos tuvieron la misma altura. Había tomado aire y tardó unos segundos antes de empezar hablar.

-Mi pequeño Kooki- había expresado entre lágrimas -Tu madre ahora está en el cielo- aquellas palabras habían parecido un tanto confusas sin embargo tras meditarlo un poco este lo entendió.

Lágrimas habían empezado a caer por sus mejillas y a pesar de que había sentido ganas de gritar y patalear solo había retrocedido, sentía que el lugar estaba lleno de gente y todos los ojos estaba sobre él, tenía que salir de ese lugar.

Al llegar aquel lugar había visto un pequeño jardín en el centro así que se había dirigido hacia el mismo.

Era mentira, tenía que ser mentiría. Pero su abuela jamás decía mentiras.

Su madre había prometido que si se esforzaba estudiando ella mejoraría y dejaría de estar en el hospital para regresar a casa sin embargo ahora ella se había ido sin cumplir su promesa.

Por qué Jungkook había estudiado y se había esforzado tanto que obtuvo las mejores calificaciones de la clase pero ahora no importaba por qué su madre había muerto.

En el pequeño jardín había un árbol rebosante de hojas que parecía bailar con la brisa y eso molestó mucho a Jungkook ya que era como si el árbol se burlara de los sentimientos de Jungkook así que el pequeño empezó a partearlo para que el árbol sintiera el mismo dolor que Jungkook.

Había empezado lleno de furia patada tras patada y luego le había agregado un par de puñetazos sin embargo el árbol ni siquiera parecía estar un poco lastimado y eso lo molestaba aún más, pero después de un tiempo se había empezado a cansar y rendido  cayo sobre el césped y otra vez empezó a llorar.

-Ten esto y esto- había dicho una vocecita, llamando la atención de Jungkook. Este había levantado la vista y la llevó hasta donde el sonido estaba.

Era una pequeña de cabello oscuro, que ahora repetía  las acciones de Jungkook.

-Mientras descansas yo me encargo de él- había dicho mirando a Jungkook mientras dejaba otra patada en el tronco del árbol.

-¡Ann!- gritó una voz -¡Deja ese árbol!- una mujer se había acercado rápidamente y tomó la mano de la pequeña mientras la miraba con desaprobación -Eres una niña muy mala, mira como has manchado tus mallas.

-Es que esté árbol lo lastimó- había respondido la pequeña señalando a Jungkook que aún se encontraba en el suelo pero que había dejado de llorar -Pero tranquilo que yo te defenderé- dijo mostrado su mano en un pequeño puño.

-¡Oh Jungkook!- expresó la mujer al darse cuenta de quien era el pequeño -Siento que mi hija te haya molestado y más en un momento como este- la mujer se había inclinado y había apretado el brazo de su hija para que estaba hiciera lo mismo incluso cuando no entendía el porqué.

-No me molestaba- había respondido -Solo estábamos jugando.

-Ves mamá... yo solo trataba de animarlo- dijo la pequeña corriendo para pararse alado de Jungkook y tomarle la mano.

-Somos amigos- expresó -De hecho somos mejores amigos- recalcó.

No era la primera vez que Jungkook veía a Ann, ya que estos asistían a la misma escuela sin embargo era la primera vez que habían permanecido tan cerca y más que nada que compartían un momento.

Pero ese no sería el último. Por qué a pesar de que en un principio Ann solía pegarse a Jungkook como si fuera una garrapata siguiéndolo a todos lados y preguntado constantemente cómo estaba más tarde, aquello se haría necesario en su vida.

Tanto que en vez de pasar en su casa solía pedirle permiso a su abuela para que lo dejara ir a casa de Ann.

Desde ese momento ambos se volvería inseparables y de cierta manera Jungkook creyó que jamás se separarían.

Los años siguieron pasando y ambos empezaron a crecer pero las cosas empezaron a cambiar de manera casi drástica.

Mientras que Jungkook parecía volverse más seguro de sí mismo, la pequeña y alegre Ann parecía apagarse. Y al llegar a la preparatoria eso se había vuelto un gran inconveniente para poder entablar amistad con otras personas y eso siempre le había preocupado a Jungkook.

Pero más que eso fue cuando empezó a notar que su amistada había empezado a de caer, Ann, cada vez más solía cancelar sus planes diciendo que tenía otras cosas que hacer y parecía que siempre tenía la cabeza en otro lugar, incluso cuando solían hablar Jungkook notaba que habían cosas que ella parecía guardarse.


-La invitarás a salir- había dicho un día su abuela mientras comían la cena haciendo que esté estuviera apunto de atragantase.

-No, como crees- respondió este de inmediato -Somos como hermanos Nana- recalcó.

-Bueno supongo que al menos así su amistada nunca se acabará.

-¿A que te refieres con eso?- cuestionó el joven nervioso.

-Que a veces el amor se acaba pero la amistada jamás y si tú y ella salieran y terminaran dejarían de ser amigos pero no me hagas caso, no creo que eso pueda pasar entre ustedes, así que deberías invitarla a salir.

Sin embargo esas palabras habían hecho que Jungkook tuviera miedo, por que en realidad le gustaba Ann y eso siempre lo había sabido sin embargo la idea de perderla lo asustaba, y de por si su amistad parecía estar extraña y si empezaban a salir y eso no resultaba bien.

¿Como lograría sobrevivir sin ella?.

En realidad para Jungkook, Ann era la mujer más hermosa después de su abuela y su madre, pero había decidido que no importaba cuánto le gustara, jamás permitiría que su amistada peligrara.

CRUMBLE |+18| JJK |KTHWhere stories live. Discover now