—Hechos, no palabras Phillippe.

Planto los codos en la mesa. Rachel es una maldita ramera, yo tenía que seguir en Londres en vez de estar huyendo en Rusia.

—Vamos a lanzar todo lo que tenemos en las semanas que quedan para la campaña —dispongo— Ivana sigue adentro, el 30% del ejercito ingles esta de nuestro lado.

En el tiempo que estuve logre que muchos me juraran lealtad.

—Tengo malas noticias —habla Wolfgang — Una fuente confiable me confirmó que el concejo está sopesando no llevar a cabo las elecciones.

Ilenko se pone de pie inclinándose sobre la mesa.

—¿A que no te lo esperabas? —me mira con odio— La pirámide está temblando, mi esfuerzo se está yendo a la caneca...

—Tengo todo bajo control.

—No te creo, Phillippe tú no tienes madera para esto ratoncillo —asegura— Tu nobleza, el encanto de Emily también lo tienes tú y en las guerras la crueldad es la que vence. La crueldad y el sadismo que ves en mí, Antoni y el coronel, por eso somos lo que somos.

—¿Qué clase de mafioso pone a un miembro de la justicia en su misma regla?

—Un mafioso que observa para aprender.

Pone distancia paseándose frente a mi escritorio.

—Ese que ves con uniforme de coronel. Ese que se sienta en su despacho a dar órdenes es peligroso, Phillippe yo doy fe de ellos porque sé todo sobre él —confiesa — Todos le conocen en el bando de la milicia, pero son pocos los que lo han visto siendo un criminal.

—Es un niño de papi, Boss —habla Wolfgang —Yo lo voy a matar, cobrare la sangre de mi amada.

«Boss: jefe de la mafia rusa (Ilenko)»

El esloveno se acerca a mi puesto.

—No quiero estar en asuntos internos —aclara— Alex Morgan está siendo silencioso, camina despacio porque quiere atraparme sin sospechar que yo ya conozco sus intenciones.

Me hundo en la silla, con un Morgan en el trono de la rama judicial nunca lograre nada.

—¿Es oficial lo de Alex? —le pregunto a Wolfgang.

—Aun no, pero es lo más probable.

«Oh padre, nunca dijiste que tan difícil seria ocupar tus zapatos»

—Si pasa sabes el conducto regular —entrelazo los dedos sobre mi pecho— Alienta el motín, aviva a la gente y no temas, déjate arrestar que yo te sacaré y te traeré nuevamente a mi lado.

—No temo —asegura— Confió en sus capacidades mi señor.

—Señor, vuelvo a pedirle benevolencia con mi amigo Stefan —me pide Paul y Maricarmen nos mira— Es una buena persona.

—Lo sé...

—Pero la benevolencia no existe en el diccionario de la mafia —se mete Ilenko.

No lo contradigo, solo me levanto a darle la mano Wolfgang, soy agradecido con los que están en esto y el esloveno es una carta de valor en esta baraja.

—Vuelve a Londres —busco en el bolsillo de mi abrigo el sobre que arme esta mañana— Y entrégale esto a Laurens, hazle saber que velare por ella y por Maggie.

—Como ordene.

Le palmeo la cara y se marcha seguido de Maricarmen, Laurens es una buena chica y de seguro está sufriendo las consecuencias del haber estado conmigo.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Där berättelser lever. Upptäck nu