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¡CRASH!

El sonido de algo golpeando el suelo y rompiéndose en pedazos inundó la habitación para luego dejarla en completo silencio junto con dos pequeñas figuras, inmóviles, mirando lo que habían hecho.

-Esto es tu culpa- la pequeña se dirigió a su compañero.

Este negó de inmediato -f-fue tu culpa- tartamudeó un poco.

Ella negó y volvió a acusarlo de vuelta, era un típico círculo sin fin hasta que escucharon pasos dirigiéndose a la habitación.

-Oh oh, es papá- dijo el pequeño mirando a la puerta para luego mirar el desastre en el suelo.

-Tenemos que ocultarlo todo- dijo la pequeña apresurándose a cubrir el desastre con una de las telas del altar para luego empujarlo todo apresuradamente debajo del mueble.

No pasó mucho tiempo para que la puerta se abriera y un apuesto hombre vestido de rojo entró mirando a los pequeñines dentro de la habitación.

-Escuché un ruido ¿sucedió algo?- preguntó tranquilamente.

Los pequeños se apresuraron a negar, ambos vestidos con trajecitos sencillos de color blanco. La pequeña tenía largo cabello de color oscuro y piel extraordinariamente blanca, en contraste su hermano tenía el cabello de color castaño con la piel ligeramente más rosada. Sin embargo, los rasgos de ambos eran idénticos y lo más peculiar en ellos era el color de sus ojos dado que ambos pequeños tenían heterocromía. Es decir, el ojo derecho de la pequeña era de color oscuro y el otro era de color carmesí, con su hermano eran los mismos colores pero a la inversa, como si se tratase del reflejo en un espejo. Aún así, ambos pequeños eran muy lindos y adorables a sus cortos 5 años de edad.

-¿Seguros?- el hombre presionó un poco, mirándolos fijamente con su único ojo visible de color carmesí.

-San Lang, no los presiones- una suave voz masculina llegó desde detrás del hombre de rojo, era su esposo, vestido como siempre, con su sencilla túnica blanca.

Hua Cheng, conocido como San Lang solo para su pareja, sonrió -gege, no es así- contestó suavemente.

Xie Lian, alías gege para Hua Cheng, le devolvió la sonrisa -nuestros pequeños Hua Zhao- dijo refiriéndose al niño -y Hua Nuwa- refiriéndose a la niña -nunca nos mentirían-

Hua Cheng asintió -tienes razón gege, solo quería estar seguro-

Xie Lian asintió antes de arrodillarse en el suelo -niños, vengan aquí- los llamó suavemente-

Los pequeños no dudaron en correr y lanzarse a los brazos de su papi. Habían sido criados desde que nacieron con mucho amor por parte de sus dos padres por lo que siempre eran muy obedientes con cualquiera de los dos. De hecho, esa era la primera vez que ocultaban algo de sus padres así que no pudieron evitar estar un poco nerviosos. Sin embargo, los cálidos brazos de su papi hicieron a los pequeños sentirse seguros y muy queridos, tanto que por un momento se olvidaron de su pequeña fechoría.

-No es justo-

Xie Lian levantó la cabeza y miró a su marido, Hua Cheng hizo un puchero mientras veía a los tres reunidos en el suelo.

-Ustedes dos tienen a gege ¿qué hay para papá?-

Ante la queja de su padre el pequeño Hua Zhao se separó de su papi y fue a abrazarse a una de sus piernas. En ese momento Hua Cheng sintió que su corazón se derretía de ternura, de por si la escena de su esposo abrazando a sus dos hijos era demasiado linda, tener a su primogénito abrazándolo de manera tan tierna debilitaba por completo su cuerpo. Sintiendo que podría morir del moe Hua Cheng cayó al suelo preparándose para reunirse con su creador. Sin embargo los niños se quejaron y de inmediato se subieron encima suyo.

Take me homeWhere stories live. Discover now