Destrucción

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Cuando Wei Wuxian recuperó la conciencia se encontró de vuelta en su habitación, parpadeó, confundido por un momento sobre lo que había ocurrido. Se sentó entonces de golpe al recordar todo lo que sucedió y, lo que seguramente había hecho.

-Demonios- se quejó por lo bajo, cubriendo su rostro con sus manos.

-Con que ya estás despierto- 

Al escuchar esa fría voz femenina la espalda de Wei Wuxian se tensó y se dio la vuelta solo para encontrarse cara a cara con su "madre" adoptiva, la esposa de Jiang Fengmian, la más fuerte de todas las lobas, Madam Yu.

-¿Estás contento con lo que hiciste?- preguntó la mujer mirándolo con tanta ira que si sus ojos fueran dagas el jaguar ya se encontraría clavado en el piso con cientos de cuchillas por todo su cuerpo.

Wei Wuxian tragó con dificultad mientras se ponía de rodillas en el suelo, muy consciente de su metedura de pata y de que Madam Yu tenía todo el derecho de reprenderlo, después de todo, había arruinado la boda de su hermana Jiang Yanli.

-Espero que lo estés- murmuró Madam Yu mientras caminaba por el cuarto en aparente calma, solo Wei Ying sabía que estaba ansiosa por castigarlo con el látigo que traía en sus manos.

Tragó saliva con fuerza y resistió el decir algo más. En realidad, estaba acostumbrado a ser castigado con el látigo, y, aunque eso no quería decir que le gustara el dolor, la verdad era que la situación era algo injusta. Antes había aceptado cada uno de sus castigos pues sabía hacerse responsable por sus delitos, sin embargo, esta vez ese no era el caso, todo había sido culpa del estúpido de Wen Chao.

Y pensando en eso ¿qué habría ocurrido con exactitud? Afortunadamente para él, Jiang Cheng no tardó en hacer su aparición en la habitación, por lo menos ahora había alguien que le daría las respuestas que necesitaba e impediría que le dieran el látigo... oh bueno, eso pensaba.

-Madre, por favor, no fue culpa de...- Jiang Cheng intentó abogar por él pero fue interrumpido de inmediato.

-¡SILENCIO!- al parecer la intrusión de su hijo solo causó más enfado en la loba.

Jiang Cheng retrocedió, Wei Wuxian casi pudo ver sus orejitas de lobo abajo y su cola entre las piernas.

-Este delincuente no necesita que lo defiendas, su naturaleza ha hablado por si misma, no podía esperar tranquilamente por su pareja, tenía que usar ese asqueroso aroma suyo para perturbar a todo alpha poderoso de cada Clan, que vergüenza-

Wei Wuxian agachó la cabeza, esa no había sido su intención, sin embargo, tal y como lo decía Madam Yu lo hacía sonar como una vulgar mujerzuela y eso dolía. Apretó sus puños con fuerza, pero aguanto decir algo, esa mujer lo había criado, no con amor, apenas con un rastro de simpatía, aún así, era imposible para él guardarle resentimiento, sobretodo cuando pudo haberlo echado a la calle si así hubiera querido.

-Mi señora, estás siendo muy dura con él- la voz tranquila de Jiang Fengmian hizo que Wei Wuxian levantara la cabeza, saliendo de la penumbra que las palabras de Madam Yu había colocado sobre su cabeza.

-Padre- Jiang Cheng se alegró de que su padre hubiera llegado.

Jiang Fengmian sonrió suavemente mientras se acercaba con paso tranquilo a su esposa -mi señora, las acciones de Wei Wuxian no han provocado un daño considerable ¿no podrías dejarlo pasar?-

-¡la boda de Yanli casi fue arruinada!- por supuesto, Madam Yu no lo tomó bien y replicó con indignación -es que acaso, en estas circunstancias ¿vas a seguir favoreciendo a ese jaguar callejero?- 

Wei Ying sintió en ese momento como si un cuchillo se clavara en su pecho, claro, sabía que Madam Yu no lo había querido, había sido una obligación impuesta por su marido pero de igual manera, una persona nunca se podría acostumbrar a esas palabras, nunca se sentía bien el saberse una carga, una obligación... alguien no querido.

Take me homeWhere stories live. Discover now