Faultline

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Cuando la luz se despejó, delante de Hua Cheng se encontraba un hombre alto cubierto por una brillante armadura blanca, con un porte digno y majestuoso, de su cintura colgaba una reluciente espada envainada, en su mano estaba la mitad de la máscara de Bai Wuxiang mientras que su rostro mostraba una expresión de compasión fingida.

-Es una lástima... lo han visto- fueron sus palabras mientras arrojaba el trozo de la máscara a un lado.

-Jun Wu, el Emperador de los cielos- Hua Cheng se burló -pensar que eras tu todo este tiempo-

Jun Wu asintió -miles de años y eres el primero en quitarme la máscara- comentó tranquilamente -debo felicitarte Rey demonio del caos-

-No te molestes- contestó Hua Cheng -eso no me hará tan feliz como destruirte por atreverte a codiciar lo que es mío-

Esas palabras hicieron que el Emperador celestial se riera -¿tuyo?- repitió -una abominación como tu no lo merece-

El rostro de Hua Cheng se oscureció -eso puede ser cierto-

-¡No lo escuches San Lang!- se alarmó Xie Lian de inmediato pero no hizo falta pues el rey demonio del caos no bajó su espada.

-Sin embargo, tratándose de dianxia ¿quien puede merecerlo realmente?- fueron sus palabras mientras a su alrededor su aura demoniaca empezó a manifestarse.

Jun Wu no pudo evitar burlarse, demasiado cursi, pero no era su problema. El problema era deshacerse de todos los testigos. Así pues, llevó su mano a la empuñadura de su espada y antes de que los presentes pudieran reaccionar un flash blanco golpeó.

-¡XICHEN!- el grito de horror de Jiang Cheng se escuchó mientras el dragón caía, había sangre saliendo de su boca y una enorme herida en su pecho -no no no-

El lobo alpha sostuvo lo mejor que pudo a su pareja, tendiéndolo en el piso mientras usaba sus manos para detener la hemorragia en su pecho.

-Resiste, resiste- pidió desesperado, la herida no era nada simple y el dragón estaba perdiendo rápidamente la consciencia.

-¿Qué sucedió?- preguntó Lan Sizhui a su padre, no había sido capaz de ver el movimiento, había sido demasiado rápido.

-Fue su espada- contestó el tigre y su hijo lo comprendió de inmediato, el movimiento de Jun Wu había sido simple, desenvainar la espada, atacar y luego volverla a envainar, pero la velocidad, fuerza y dirección fue abrumadora. Había atacado en un segundo y se había dirigido intencionalmente a uno de los más fuertes, el líder del clan Lan.

El tigre azul se estremeció, la sensación de peligro que desprendía el hombre era todavía más espesa y espeluznante que cuando vestía como el rey demonio de la calamidad.

Por su parte, Jun Wu sonrió, había caído el primero y tenía la intención de deshacerse de todos y cada uno de los presentes hasta que solo quedaran él y el ángel Xie Lian, tenía tantas ganas de ver la desesperación en su bello rostro una vez más.

-¡No te atrevas!- Hua Cheng se apresuró a atacar con la intención de detenerlo, pero no funcionó.

Sin restricciones, Jun Wu no dudó en atacar al demonio del caos con fuerza, las chispas salieron cuando las espadas de ambos chocaron pero esta vez Hua Cheng tuvo que retroceder, el impacto había hecho que sus manos se entumecieran por un momento.

El Emperador de los cielos no se detuvo, atacando una y otra vez con su espada, haciendo que el demonio del caos retrocediera antes de arrojarlo lejos con un sólido puñetazo en el rostro.

-¡SAN LANG!- Xie Lian, quien había ido a auxiliar a Lan Xichen gritó cuando vio a su compañero salir volando debido al ataque de Jun Wu.

El demonio del caos aterrizó con un duro golpe en el suelo dejando una grieta profunda en las rocas, se incorporó un poco tan solo para ser atacado de nuevo, desde arriba, Jun Wu cayó sobre él, clavando su espada en su estómago y hundiéndolos a ambos en un gran cráter en la tierra.

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