Tragedia

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Wei Wuxian suspiró mientras veía con decepción las gruesas barras de metal tanto en la puerta como en la ventana de la habitación que le habían dado. Luego hizo un puchero ¿cómo se suponía que escaparía de ahí para encontrarse con Lan Wangji. Volvió a suspirar y se dio la vuelta para ir a sentarse en el catre de la habitación, sin embargo, el quejido de dolor de alguien llamó su atención.

De inmediato se acercó a la ventana que daba al patio interno de la gran casa estilo oriental, no se sorprendió cuando vio a dos hombres del clan Wen, claro, ese lugar estaba infestado por ellos. Tampoco se sorprendió al ver a uno de ellos de pie intimidando al otro que se encontraba de rodillas en el suelo.

-No puedo creer que seas tan inútil, tu madre o tu padre debieron de ahogarte en la cuna- se quejó el hombre de pie antes de patear al que se encontraba en el suelo quien soltó otro quejido de dolor, sus grandes ojos verde-azules se encontraban llenos de lágrimas. El jaguar le dio puntos por no llorar, eso solo causaría que la intimidación fuera más fuerte, sin embargo, no haría que lo dejaran de molestar y eso era lo que ese hombre quería, parecía que disfrutaba mucho del poder maltratar a uno de su propio clan y sentirse superior por ello. Wei Wuxian no estaba sorprendido de que entre perros se mordieran entre ellos.

-Vamos, ponte de pie ¿es que acaso no escuchaste? hay trabajo por hacer- se siguió quejando el hombre -no sé como pudo tocarme trabajar con un defecto como tú- miró con desprecio al hombre arrodillado y, al ver que este no se levantaba de inmediato, volvió a levantar su pie para golpearlo.

En ese momento, sin embargo, un chorro de agua cayó sobre él. El desconcierto se apoderó de él para luego ser reemplazado por la ira, miró a su alrededor para encontrar al culpable, su mirada cayendo el un joven detrás de una ventana sellada con barrotes, en sus manos había un contenedor goteando. Lo reconoció de inmediato, era el jaguar prisionero, Wei Wuxian.

-Oh, pero que torpe soy, mira que derramar casualmente esta poca agua sobre de ti, mi más sinceras disculpas- dramatizó el jaguar para terminar con una disculpa más falsa que la virginidad de Wang Jingliao.

-Tú- el hombre lo miró con furia, olvidando por completo su intimidación contra el hombre a sus pies, sus garras salieron mientras se acercaba a la ventana -te voy a...- sin embargo, su amenaza fue cortada efectivamente cuando, sin un titubeo, Wei Wuxian estampó el contenedor contra su cabeza.

Los ojos del hombre se pusieron en blanco antes de que se derrumbara en el piso ruidosamente.

-Upps, se me resbaló toda la mano- se rió Wei Wuxian satisfecho consigo mismo mientras soltaba el contenedor dentro de su celda, parecía un arma muy efectiva y mucho menos escandalosa que las garras.

Miró al hombre derrumbado en el suelo una vez más antes de levantar la mirada hacia el hombre que había estado siendo molestado, se puso de pie, sacudiendo sus ropas, su mirada abajo, como si quisiera evitar mirarlo a toda costa.

-Hey ¿te encuentras bien?- preguntó Wei Wuxian al hombre que asintió y miró a lo lejos, como si lo ocurrido no le importara, sin embargo, el jaguar podía decirlo mejor, por la postura del hombre, que en realidad era muy tímido y asustadizo. Y eso, por alguna razón, lo hizo sonreír ¿no era algo tierno?

-¿Estás seguro?- preguntó de nuevo -¿porqué no te acercas para que pueda ver si es cierto?- propuso alegremente.

El hombre lo miró y apartó la mirada de inmediato, con una actitud nerviosa y tímida, sin embargo, se acercó, solo entonces Wei Wuxian pudo darse cuenta de que no se trataba de un hombre sino de un joven, un poco menor a él. Con un rostro dulce y unos hermosos ojos inocentes, algo sorprendente para tratarse de alguien del clan Wen.

Take me homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora